BANCO CENTRAL DE COSTA RICA
JUNTA DIRECTIVA
La Junta Directiva del
Banco Central de Costa Rica, en el artículo 8 del acta de la sesión 6057-2022,
celebrada el 27 de abril del 2022,
dispuso en firme:
aprobar el Informe de
Política Monetaria a abril de 2022, cuyo texto se inserta más adelante, de
conformidad con lo establecido en el literal b), artículo 14, de la Ley
Orgánica del Banco Central de Costa Rica, Ley 7558.
EL RÉGIMEN DE POLÍTICA
MONETARIA DEL BCCR
La política monetaria
comprende el conjunto de acciones que toma un banco central para influir sobre
la cantidad de dinero disponible en la economía y sobre las tasas de interés,
con el fin de garantizar la estabilidad de los precios y la estabilidad
financiera.
En el caso de Costa Rica,
las disposiciones en materia de política monetaria se rigen por lo establecido
en la Ley 7558, Ley Orgánica del Banco Central de Costa Rica. Al tenor de su artículo
2, el Banco Central orienta sus acciones de política monetaria al logro de una inflación
baja y estable, como objetivo primario. En enero del 2018, el Banco Central de Costa
Rica (BCCR) adoptó oficialmente el esquema de metas explícitas de inflación
para la conducción de su política monetaria1, aunque en la práctica
lo había implementado desde antes.
1Un mayor detalle del marco de política
monetaria del Banco Central de Costa Rica se presenta en el capítulo del
Informe de Política Monetaria de abril del 2020.
Este marco se caracteriza
por el anuncio público sobre el compromiso del Banco Central de alcanzar un
objetivo cuantitativo (dentro de un rango de tolerancia) para la tasa de
inflación en un determinado horizonte de tiempo, y se acompaña del
reconocimiento explícito de que el principal objetivo del Banco Central es
mantener una tasa de inflación baja y estable.
Además, hace explícita la
importancia de la rendición de cuentas y la transparencia en la toma de
decisiones de las autoridades monetarias.
Dentro de ese marco, la
Junta Directiva del Banco Central definió la meta explícita de inflación en 3%,
con un margen de tolerancia de ± 1 punto porcentual, para un horizonte temporal
de 12 a 24 meses hacia adelante.
Esto significa que la
política monetaria del BCCR es prospectiva. Es decir, puesto que las medidas de
política monetaria toman tiempo para transmitirse a la economía y tener el
efecto deseado sobre la inflación, esas medidas se basan en la evolución
proyectada de la inflación y de sus determinantes. El principal instrumento
para señalizar el estado de la política monetaria es la Tasa de Política Monetaria
(TPM), que se revisa de conformidad con un calendario aprobado por su Junta
Directiva a inicios de cada año. Así, la TPM y la política monetaria en general
se ajustarán de forma tal que la inflación proyectada en un horizonte de 12 a
24 meses adelante se oriente a la meta de 3% (± 1 punto porcentual).
Los análisis efectuados por
el BCCR para tomar sus decisiones de política monetaria son informados a la
sociedad por medio de comunicados y documentos analíticos. Entre ellos está el
Informe de Política Monetaria (IPM), el cual se publica cuatro veces al año, al
término de enero, abril, julio y octubre. Este informe analiza la coyuntura
macroeconómica, detalla las acciones de política monetaria aplicadas por el
Banco Central y presenta las proyecciones de esta entidad para la inflación y
la producción.
PRESENTACIÓN
Me complace presentar, en
nombre de la Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica (BCCR), el Informe
de Política Monetaria (IPM) correspondiente a abril del 2022.
En lo que transcurre del 2022,
la coyuntura económica local y la política monetaria por parte del Banco
Central han estado enmarcadas en un entorno internacional muy adverso. Ese entorno
se ha caracterizado por una incertidumbre creciente, exacerbada por nuevos
brotes del coronavirus y por la invasión de Rusia a Ucrania, que acrecentó la
presión alcista sobre los precios de las materias primas y con ello sobre la
inflación mundial. Se trata de una crisis (la de la guerra en Ucrania) que se
acumula sobre la crisis por la pandemia e intensifica algunos de sus efectos.
Ya desde el 2021 la
inflación mundial enfrentó presiones al alza. Esas presiones se originaron en
factores de oferta y de demanda. La recuperación de la actividad económica y un
desplazamiento del consumo desde servicios hacia bienes, ocasionado por las
restricciones sanitarias, propició un aumento en la demanda mundial de
mercancías, de insumos para su producción y de servicios de flete marítimo.
Esos factores se aunaron a choques de oferta por razones geopolíticas (que afectaron
a los mercados de hidrocarburos) y climáticas (que afectaron la producción
agrícola) y a cuellos de botella en las cadenas globales de suministro, como
consecuencia de las medidas de contención sanitaria. En conjunto, esas fuerzas llevaron
a un marcado aumento de los precios de las materias primas en los mercados internacionales
y de los costos del transporte marítimo. Así, la inflación internacional se aceleró
rápidamente en el 2021.
A partir de febrero, con la
invasión de Rusia a Ucrania, se exacerbaron las presiones al alza en los
precios internacionales de las materias primas, pues ambos países son
exportadores importantes de combustibles, granos básicos y metales.
En este contexto, los
organismos internacionales y los mercados prevén una mayor inflación mundial,
una normalización más rápida de lo previsto en enero pasado de la política monetaria
por parte de los bancos centrales en las principales economías avanzadas del mundo,
y una desaceleración del crecimiento económico mundial.
Así, en sus Perspectivas
Económicas Mundiales de abril, el Fondo Monetario Internacional revisó a la
baja en ocho décimas su estimación de crecimiento económico para el mundo en el
2022 y en dos décimas para el 2023, para llevarlo a 3,6% en ambos años. Además,
revisó significativamente al alza las proyecciones de inflación mundial,
especialmente para las economías emergentes. La inflación promedio este año
sería de 5,7% en países avanzados y de 8,7% en mercados emergentes y economías
en desarrollo (MEED), con una revisión al alza de 3,4 y 3,8 puntos porcentuales
en relación con la proyección de octubre pasado, respectivamente. Es decir, en
seis meses las proyecciones de inflación del FMI para este año más que se
duplicaron para las economías avanzadas y casi se duplicaron para las
emergentes.
La mayor parte de esta
revisión ocurrió después de enero, por la invasión de Rusia a Ucrania en
febrero.
Los efectos económicos
globales de esta combinación de factores, y en particular los derivados de la
invasión a Ucrania representan un choque estanflacionario para nuestro país.
Esto es: un choque que
presiona al alza la inflación y a la baja el crecimiento. Los aumentos en los
precios de las materias primas y otras mercancías importadas y en los costos de
los fletes marítimos no solo mueven al alza los precios locales, sino que
también deterioran nuestros términos de intercambio y restan poder adquisitivo
a los hogares y las empresas, con lo que se pone un freno al consumo y la
inversión.
A pesar de estas fuerzas
adversas, la actividad económica en nuestro país continuó en recuperación, el
desempleo ha ido cediendo, las exportaciones han tenido un fuerte dinamismo, y
las cifras fiscales reflejan una notable mejora.
La evolución de la
actividad económica local en el 2021 y en lo transcurrido del 2022 estuvo marcada
por la recuperación de la economía mundial, pero también por el aumento gradual
de la movilidad y la reapertura de las actividades económicas, conforme se
flexibilizaron las medidas de restricción sanitaria. Ello, y la recuperación de
la confianza de consumidores y empresarios, contribuyó a impulsar la demanda
interna, principalmente el consumo y la inversión privada. En línea con el
comportamiento de la producción, el mercado laboral continuó en recuperación y
la tasa de desempleo se ubicó en 13,3% en el trimestre móvil a febrero último,
más de 11 puntos porcentuales (p.p.) por debajo del punto máximo alcanzado en
julio del 2020, aunque todavía poco más de 1 p.p. por encima de lo observado
antes de la pandemia.
Además, la recuperación
económica fue apoyada por las medidas adoptadas en el bienio previo por el
Banco Central y los supervisores del sistema financiero nacional. Estas medidas
incluyeron el tono expansivo de la política monetaria, apoyada en una posición
holgada de liquidez agregada y la introducción de la facilidad especial y
temporal de crédito, así como la flexibilización de la normativa financiera
prudencial. En su conjunto, estas medidas propiciaron mejores condiciones
crediticias y permitieron aliviar el impacto de la pandemia sobre el flujo de
caja de los deudores y promover el crédito, el consumo y la inversión. En la
recuperación económica también influyó la fuerte atracción de inversión
extranjera, pues el país supo utilizar sus fortalezas institucionales para
sacar provecho del proceso de relocalización de muchas empresas
multinacionales. Así, los flujos de inversión directa
continúan como un motor para la demanda
interna y el dinamismo de las exportaciones.
Los resultados fiscales en
el 2021 fueron mucho mejores a los registrados en años anteriores y los
proyectados por el Ministerio de Hacienda y el FMI. Y, en el transcurso del
2022, han seguido mejorando. Así, en el trimestre a marzo del 2022, el Gobierno
Central mostró un superávit primario de 0,8% del PIB, el mejor balance primario
en 14 años. Esto refleja un crecimiento sostenido de la recaudación, producto
no solo de la recuperación cíclica de la economía sino también de los
rendimientos de la reforma fiscal de diciembre del 2018. Las buenas cifras fiscales
reflejan también el compromiso con la contención del gasto, en línea con la
regla fiscal y con las metas trazadas en el convenio con el Fondo Monetario Internacional.
Todo ello, a su vez, contribuyó a fortalecer la confianza de inversionistas, consumidores
y empresarios sobre el rumbo macroeconómico del país, a reducir las tasas de interés
e impulsar el crecimiento económico.
En ese contexto de
recuperación y sólido desempeño macroeconómico, la política monetaria del Banco
Central enfrentó dos retos principales. El primero de ellos fue la mayor
presión inflacionaria, asociada principalmente a la mayor inflación mundial,
agudizada por la guerra en Ucrania a partir de febrero del 2022.
Para una economía muy
abierta al comercio internacional e importadora de materias primas como la
nuestra, el marcado aumento en los precios de los bienes importados
inevitablemente llevó a un aumento en la inflación local, que inició en la
segunda mitad del 2021 y que se manifestó con mayor fuerza en el 2022. Así, la
inflación (medida por la tasa de variación interanual del Índice de Precios al
Consumidor) alcanzó un 5,8% el pasado mes de marzo.
En este comportamiento
también incidió la depreciación del colón.
Ante las presiones
inflacionarias externas y el buen crecimiento económico de la economía costarricense,
el BCCR inició a finales del 2021 un proceso de normalización gradual de la Tasa
de Política Monetaria (TPM), con el fin de contener las expectativas
inflacionarias y señalizar el compromiso firme con una inflación baja y
estable. Así, aumentó la TPM en 50 puntos base (p.b.) en diciembre del 2021 y
de nuevo en 50 p.b. en enero del 2022 y, ante la intensificación de las
presiones inflacionarias externas con la guerra en Ucrania, aplicó un aumento
adicional de 75 p.b. en marzo y otro de 150 p.b. en abril, hasta ubicar la TPM
en 4,0% anual. En complemento de sus decisiones de política monetaria, desde
diciembre el Banco Central ha informado al público que proyecta mantener, este
año, una senda de incrementos de la TPM.
El segundo desafío que
enfrenta el Banco Central son las presiones cambiarias que se han mantenido
desde inicios de la pandemia. Estas reflejan, en parte, las condiciones
externas prevalecientes: el aumento en los precios de las materias primas y, en
general, de los bienes importados en mercados internacionales, y el incremento
en los costos del transporte de mercancías. Además, reflejan que los ingresos
de divisas por turismo aún no recuperan los niveles previos a la pandemia. Sin
embargo, las presiones cambiarias también obedecen a la mayor demanda de
divisas por parte del sector público no bancario (SPNB) para enfrentar vencimientos
de deuda, y de las operadoras de fondos de pensiones, que buscan diversificar sus
carteras de inversión. Este proceso de diversificación inició hace varios años,
pero se intensificó a partir de la segunda mitad del año 2020.
En este contexto, el BCCR
participó en el mercado cambiario para gestionar los requerimientos de divisas
del SPNB y acotar movimientos abruptos en el tipo de cambio, aunque sin cambiar
su tendencia. Sin embargo, frente a la mucho mayor demanda, el Banco Central no
pudo restituir en el mercado todas las divisas vendidas al SPNB, lo que llevó a na reducción de sus reservas internacionales
netas (RIN). Para suavizar el impacto sobre el tipo de cambio, el Banco Central
ha cubierto temporalmente con reservas los requerimientos de dólares del
Gobierno Central que se esperaba fueran cubiertos con créditos multilaterales.
La expectativa del BCCR es
que estos desembolsos externos ocurran en los próximos meses y con ellos se
restablezca la posición de RIN. En ese sentido, las RIN han cumplido su función
esencial de amortiguar el impacto sobre el tipo de cambio de choques
inesperados o transitorios en el balance externo de un país.
De no haberse utilizado las
reservas para tender ese puente temporal, se hubieran dado movimientos fuertes
en el tipo de cambio, primero hacia el alza y luego hacia la baja. Dado el alto
nivel de dolarización financiera de nuestro país, esas fluctuaciones hubieran
puesto en riesgo la estabilidad del sistema financiero y perjudicado, así, la
estabilidad macroeconómica, el crecimiento y el bienestar de la población.
Viendo hacia adelante, el
entorno externo más adverso, con una alta incertidumbre, un menor crecimiento
mundial y un significativo deterioro en nuestros términos de intercambio adicional
al experimentado ya en el 2021, generarán una desaceleración en el crecimiento económico
local, particularmente en el 2022. El Banco Central proyecta una variación del Producto
Interno Bruto de 3,4% para el 2022 y de 3,9% en el 2023, frente a 3,9% y 4,0% contemplados
en el IPM de enero pasado, respectivamente.
Claro está que estas y
otras proyecciones que encontrarán en este informe están sujetas a riesgos
derivados de factores externos e internos. Los principales riesgos externos se relacionan
con los efectos económicos del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, la evolución
mundial de la pandemia, las presiones inflacionarias y las decisiones de política
que tomen las principales economías. Por su parte, se identifica como principal
riesgo interno el de la inflación. En particular, en un contexto de fuertes
presiones inflacionarias externas, un desafío fundamental para el Banco Central
será el de contener las expectativas de inflación locales, y así reducir
posibles efectos de segunda ronda.
En este entorno, el Banco
Central continuará vigilante sobre la evolución de la inflación proyectada y
seguirá aplicando los ajustes necesarios en su TPM para contener las expectativas
inflacionarias e inducir a la inflación hacia la meta en el mediano plazo. El Banco
Central gestionará la liquidez agregada en forma coherente con la postura de la
política monetaria. Otro desafío que se mantendrá para el Banco Central será el
de mitigar las fluctuaciones excesivas sobre el tipo de cambio sin alterar la
tendencia que el mercado le imprima, ante las fuertes presiones externas y por
la salida de recursos de las operadoras de pensiones.
A pesar de los retos
externos, y luego del profundo impacto de la pandemia, la economía nacional
mantiene un buen desempeño. Estos resultados son muestra de la resiliencia de
los hogares y del sector productivo ante los efectos de la pandemia, y de las
medidas que se tomaron, antes y durante esta crisis sanitaria, para propiciar
un mejor entorno macroeconómico. Hacia adelante, debemos mantener ese
compromiso con la sostenibilidad fiscal y la estabilidad macroeconómica, y
profundizar las reformas estructurales necesarias para promover un mayor
crecimiento potencial, más equitativo y sostenible.

RESUMEN
I. Coyuntura económica
internacional y nacional
A partir del 2020, la
economía mundial enfrenta los graves efectos de la crisis por la pandemia del
COVID-19. Y, cuando todavía estaba sujeto a las consecuencias de ese choque (por
ejemplo, presiones inflacionarias y disrupciones en las cadenas globales de
suministros), desde el 24 de febrero del 2022 el mundo enfrenta un nuevo choque
generado por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. La magnitud y duración
de este choque son aún inciertas. No obstante, sus implicaciones directas y las
derivadas de las sanciones económicas impuestas a Rusia ya se manifiestan, por
diversos canales, en el crecimiento económico y en la inflación globales.
La economía mundial se
recuperó fuertemente en el 2021, impulsada por el paulatino levantamiento de
las medidas de restricción sanitaria, el ajuste de los agentes económicos a las
nuevas condiciones, el avance en la vacunación contra el COVID-19 y los
estímulos monetarios y fiscales. Sin embargo, ya a inicios del 2022 había
señales de moderación en algunas economías, como consecuencia de los
persistentes cuellos de botella en las cadenas de suministro y por razones
aritméticas (efecto base). Esos factores de moderación fueron acentuados por la
guerra en Ucrania, tal como lo manifiestan algunos indicadores de corto plazo.
Además, persisten
confinamientos focalizados en algunas regiones como en Shanghái, la ciudad más
poblada de China, por el rebrote de casos de coronavirus, lo cual generará interrupciones
adicionales en el comercio internacional.
Si bien los indicadores del
mercado laboral han mejorado, en muchos países muestran una recuperación más
lenta que la producción. Además, en otras economías, principalmente avanzadas,
se observan tasas de participación menores que, en conjunto con una renovada demanda
de trabajadores para ciertas industrias, ha llevado a una mayor presión sobre
los salarios.
La recuperación económica
global y, en particular, el dinamismo de la demanda mundial se ha reflejado en
un incremento en el precio de las materias primas, luego de la abrupta caída que
experimentaron en el primer cuatrimestre del 2020. Ese efecto fue reforzado por
el fuerte aumento en los costos de los fletes marítimos, como consecuencia del
estímulo a la demanda global y los cuellos de botella en las cadenas de
suministro y, más recientemente, por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
Como resultado de esas
fuerzas globales, la inflación aumentó significativamente en muchos países, con
mayor fuerza desde mediados del 2021. Este comportamiento se observó tanto
eneconomías avanzadas como emergentes.
El aumento de las presiones
inflacionarias globales ha propiciado un endurecimiento de la política
monetaria por parte de muchos bancos centrales, que enfrentan el dilema de
hasta dónde pueden aumentar la tasa de interés de política sin comprometer la
recuperación económica.
Luego de un periodo de
estabilidad, los mercados financieros experimentaron una mayor volatilidad generada
por la guerra en Ucrania y las sanciones económicas tomadas por las principales
economías contra Rusia.
A pesar de este entorno
externo desfavorable, en Costa Rica la recuperación económica continuó en el
20222. Durante el primer trimestre, el PIB mostró una tasa de
variación del 6,9% en términos interanuales, según su serie de tendencia ciclo,
con lo que el nivel de producción es ya superior en 5,3 p.p. al registrado
previo al inicio de la pandemia (IV-2019).
2Con la mejor información disponible, en este
informe se revisó al alza la estimación del crecimiento del PIB en 2021, de
7,6% a 7,8%. Esto responde a un crecimiento de los componentes de la demanda
interna superior al estimado en enero, en donde destaca, principalmente, el
mayor dinamismo del consumo de los hogares y de la formación bruta de capital
de fijo, principalmente de la inversión con destino privado. Este incremento
fue parcialmente compensado por un crecimiento en las exportaciones más
moderado de lo estimado en enero.
Según componentes del
gasto, destaca el dinamismo del consumo de los hogares, el cual es coherente
con la recuperación de la actividad económica, del crédito al sector privado y
de la confianza del consumidor, así como de la reducción en el desempleo y la
mejora en el ingreso disponible. Todo ello a pesar de las repercusiones
negativas para el crecimiento derivadas del severo deterioro en los términos de
intercambio, por el aumento en los precios de los bienes importados.
Similarmente, la formación
de capital registra un alto dinamismo, en línea con la mejora en las
expectativas empresariales (UCCAEP, BCCR y UCR). En particular, destaca el
repunte en la inversión en obras de tipo residencial, así como en las compras
de maquinaria y equipo, tanto con destino privado como público, en el primer
caso vinculada a la actividad manufacturera y, en el segundo, a equipo
tecnológico para ampliación de la conectividad en centros educativos,
principalmente.
El consumo de Gobierno, por
su parte, mostró un bajo ritmo de crecimiento, el cual combinó el crecimiento
en los gastos de salud pública para la atención de la pandemia por COVID- 19,
con la disminución de los gastos en Administración y Enseñanza públicas.
En cuanto a la demanda
externa, destaca el crecimiento de las exportaciones de bienes y servicios,
impulsado por las ventas de bienes manufacturados del régimen especial y definitivo,
así como la mayor afluencia de turistas al país y el aumento en los servicios
de viajes. El volumen de las importaciones también ha seguido creciendo, consecuente
con el buen desempeño de la actividad económica, y el crecimiento ha sido
impulsado por el aumento en las compras de insumos (especialmente
hidrocarburos), bienes de capital, vehículos y productos alimentarios, así como
del turismo emisor.
Por industrias, en el
primer trimestre del año el crecimiento fue generalizado, pero en especial destacan
los hoteles y restaurantes. Esta actividad, que fue una de las más golpeadas
por la pandemia y las restricciones de movilidad, ha mostrado una importante recuperación.
No obstante, aún se encuentra por debajo del nivel de actividad prepandemia.
De manera similar, los
servicios de transporte y almacenamiento reflejan los efectos favorables de la
mayor demanda de servicios de transporte de mercancías, en línea con la recuperación
de la actividad económica, y la recuperación del turismo nacional e internacional.
En la industria
manufacturera se observó una moderación en su ritmo de crecimiento, explicada
tanto por la producción de empresas del régimen especial de comercio (insumos médicos,
en particular), como del régimen definitivo.
En este contexto de
recuperación económica, el mercado laboral muestra también mejoras, aunque más
lentas. A febrero del 2022 la tasa de desempleo se ubicó en 13,3%; esto es 5,2 p.p.
menor al nivel registrado un año atrás, pero poco más de un punto porcentual
por encima del nivel previo a la pandemia (febrero 2020). Si bien el desempleo
se mantiene a la baja, tanto la participación como la ocupación se estancaron
en valores inferiores a los registrados antes de la pandemia. Así, en algunos
meses, el desempleo disminuyó por la salida de
trabajadores y no por la mayor creación de empleos.
Esta menor participación en
el mercado laboral se ha observado tanto en economías emergentes como avanzadas.
Como posibles razones de este comportamiento destaca el envejecimiento
poblacional aunado al retiro anticipado de trabajadores próximos a la edad de
retiro y el cuido de familiares, mayoritariamente por parte de mujeres.
Con respecto a la balanza
de pagos, el primer trimestre de 2022 mostró un déficit de cuenta corriente
equivalente a 1,6% del PIB, mayor en 1,2 p.p. del PIB al observado un año
atrás.
Ese aumento es explicado,
en buena medida, por una mayor brecha comercial y compensado parcialmente por
el superávit en la balanza de servicios.
El mayor déficit de la
cuenta de bienes responde tanto a la dinámica de la actividad económica como al
deterioro en los términos de intercambio, principalmente por el aumento en los
precios de las materias primas y otros bienes importados. Por ejemplo, las
compras de hidrocarburos mostraron un incremento interanual de 96,1%, producto
del mayor precio promedio (66,4%) y del mayor volumen importado (17,9%). En
general, las importaciones de bienes crecieron un 42,6% interanual en el primer
trimestre del 2022. En el mismo periodo, las exportaciones de bienes aumentaron
17,3%, impulso que provino de los productos manufacturados tanto del régimen
especial como del definitivo.
Las exportaciones de
servicios, por su parte, registraron una variación interanual del 34,6% con
respecto al mismo periodo del 2021, asociado con la recuperación del turismo y
con el dinamismo de las actividades de apoyo empresarial, telecomunicaciones,
informática e información.
En la cuenta financiera
destacó un mayor financiamiento externo (1,9% del PIB contra 0,3% un año
atrás), producto del ingreso de recursos al sector privado, particularmente por
inversión directa (en torno a 1,2% del PIB), destinada principalmente a la
industria manufacturera. En el caso del sector público, el financiamiento
alcanzó el 0,3% del PIB, en buena medida bajo la figura de créditos de apoyo
presupuestario. En términos globales se acumularon activos de reserva por USD
222 millones, con lo que su saldo al finalizar el trimestre fue equivalente
a 10,7% del PIB.
En el plano de las finanzas
públicas, el incremento en la recaudación, consecuente con la recuperación de
la actividad económica y los rendimientos de la Ley 9635 de diciembre del 2018,
así como la política de contención del gasto permitieron que el Gobierno
Central acumulara un superávit primario equivalente a 0,8% del PIB a marzo del
2022 y un déficit financiero de 0,8% del PIB (0,6% y -1,0% un año antes,
respectivamente). Se trata de los mejores balances primario y financiero del
Gobierno, como porcentaje del PIB, en 14 años y en 13 años, respectivamente.
Los buenos resultados
fiscales en el 2021 y en lo que transcurre del 2022, que exceden ampliamente
las metas indicativas en el convenio con el FMI, han permitido una mejora significativa
en la confianza de los mercados, que se ha reflejado en una reducción sistemática
en las brechas entre los rendimientos de los bonos soberanos de Costa Rica y
los del resto de América Latina, así como en una mejora de la perspectiva para
la calificación de la deuda costarricense por parte de las principales agencias
calificadoras. Además, el sólido desempeño macroeconómico y fiscal del país, en
conjunto con la aprobación de la Ley Marco de Empleo Público, llevaron al FMI a
aprobar en marzo de este año la primera y la segunda revisión del programa, y a
desembolsar el segundo tracto del crédito, lo cual ha cimentado aún más la
confianza de los mercados.
En este lapso, el
financiamiento del Gobierno Central provino, principalmente, de la colocación
neta de bonos de deuda interna en el sector privado, créditos externos y el uso
parcial de sus depósitos en el BCCR. Esto llevó a un incremento de la razón de
deuda de 0,4 p.p. del PIB con respecto al término del 2021. La colocación de la
deuda en el mercado local se realizó a tasas de interés ligeramente mayores a
las negociadas en diciembre del año anterior, influidas fundamentalmente por
los incrementos en la TPM.
En relación con las condiciones
financieras y crediticias que privaron durante el primer trimestre del año,
destacan la desaceleración en el crecimiento de los agregados monetarios, ya
prevista, así como el impulso del crédito al sector privado, particularmente en
moneda nacional, con una tasa interanual que se ubicó en 5,6% en marzo y que da
continuidad al proceso de desdolarización del crédito. Además, las aún bajas
tasas de interés, las crecientes expectativas de variación cambiaria y una
gestión de la deuda del Ministerio de Hacienda concentrada en títulos en moneda
nacional aumentaron la dolarización de la liquidez del sistema financiero, pero
no así de la riqueza financiera.
Como en la mayoría de los
países en el mundo, en Costa Rica la inflación general y los indicadores de
inflación subyacente han continuado en aumento, ante las fuertes presiones externas.
En marzo, la variación interanual del IPC alcanzó 5,8% y el promedio de los indicadores
de inflación subyacente fue de 4,1%. Ambas tasas se ubican por encima del
límite superior del rango de tolerancia establecido por el BCCR en torno a su
meta de largo plazo, situación que no se observaba desde enero del 2015. Sin
embargo, la tasa de inflación en Costa Rica se mantiene moderada en comparación
con la región latinoamericana y las principales economías avanzadas.
El comportamiento al alza
en la inflación se explica principalmente por el impacto de la inflación
importada, que combina el efecto de mayores precios de materias primas con el aumento
en los costos de transporte marítimo y el aumento en el tipo de cambio. Estas presiones
inflacionarias se acentuaron recientemente por el conflicto bélico entre Rusia
y Ucrania.
A nivel interno, algunas
fuerzas desinflacionarias han tendido a moderarse. Por ejemplo, la recuperación
de la economía ha ido cerrando la brecha del producto, lo que reduce la presión
a la baja sobre los precios y los salarios. Además, en línea con las mayores
presiones inflacionarias, las expectativas de inflación medidas por la encuesta
dirigida a analistas financieros, consultores en economía y empresarios3
sugiere valores con un comportamiento creciente desde febrero de este año. En
particular, en marzo la mediana de este indicador a 12 meses se ubicó en 5,0%.
3En diciembre del 2021 el BCCR retomó la
encuesta de expectativas de inflación y tipo de cambio. Ver comunicado de
prensa: Banco Central reanuda Encuesta de expectativas de inflación y tipo de
cambio.
II. Acciones de política
del BCCR
Desde mediados del 2020 y
durante la mayor parte del 2021, el BCCR mantuvo la TPM en un valor de 0,75%,
su mínimo histórico. Sin embargo, ante las persistentes presiones inflacionarias
externas, a partir de diciembre del 2021 el BCCR empezó a moderar el tono expansivo
de su política monetaria, con un aumento en la TPM de 50 puntos base (p.b.), seguido
de tres aumentos consecutivos de 50 p.b., 75 p.b. y 150 p.b. en sus reuniones
de política monetaria de enero, marzo y abril del 2022, para ubicarla en 4,0%
anual.
El ajuste en la TPM
respondió a la dinámica reciente de la inflación general y subyacente, a los
resultados de los modelos de pronóstico del BCCR, que ubicaban la inflación por
encima del rango de tolerancia alrededor de la meta de inflación en un periodo
prolongado, y a la presencia de riesgos con un sesgo al alza sobre la
trayectoria de los precios en el corto plazo.
En línea con la dirección
más restrictiva de la política monetaria, el BCCR acordó, y así lo anunció, que
en el primer semestre del año en curso iba a retirar liquidez agregada y para
ello aumentaría las colocaciones netas de BEM. Al pasado 27 de abril, la
liquidez sistémica disponible, medida con el saldo promedio de los depósitos
(netos) recibidos por el BCCR en el MIL, ascendió a ¢613.358 millones, lo cual
representa un incremento de ¢51.632 millones con respecto al promedio del año
previo. No obstante, en los próximos meses es de esperar que la liquidez
disminuya conforme aumenten las colocaciones de BEM.
Por otra parte, aunque en
el primer cuatrimestre del 2022 el mercado privado de cambios fue más
superavitario que en igual lapso del año pasado, el mercado cambiario ha
mostrado mayores presiones hacia la depreciación del colón, y una mayor
volatilidad. Así, al 27 de abril el tipo de cambio promedio ponderado del
Mercado de Monedas Extranjeras (Monex) fue de ¢667,14, superior en 7,7% al
registrado en igual fecha del año previo y en 3,9% al de finales del 2021.
Asimismo, en ese lapso el coeficiente de variación se ubicó en 1,41%, mayor que
el correspondiente al primer y último cuatrimestre del 2021 (0,33% y 1,02%, respectivamente).
Esas presiones surgen de
los mayores requerimientos de divisas del SPNB y de las operadoras de
pensiones. Particularmente, en el caso del SPNB, la mayor demanda de divisas se
relaciona con el aumento en la factura petrolera, debido al alza registrada en
el precio internacional del petróleo, y con los pagos de la deuda externa
efectuados por el Ministerio de Hacienda.
La política cambiaria ha
sido coherente con el régimen de flotación administrada vigente en el país. En
lo transcurrido del 2022, el BCCR ha participado en el mercado cambiario principalmente
para atender los requerimientos del SPNB y, en menor grado, por fines de estabilización.
Conforme a la política del BCCR, esos requerimientos se atienden con sus RIN y
se restituyen posteriormente mediante compras en el Monex, según las
condiciones que priven en el mercado privado de cambios.
Como parte de la política
cambiaria, recientemente el BCCR aprobó una modificación al Reglamento de
Operaciones Cambiarias de Contado en aras de mejorar su funcionamiento.
En particular, amplió el
plazo de programación de los requerimientos de las entidades del SPNB y dispuso
que la oferta y demanda de divisas por parte de los administradores de fondos
de terceros se canalice en el Monex cuando su saldo administrado sea superior
al parámetro determinado por el BCCR.
III. Proyecciones y
acciones futuras de política monetaria
Como consecuencia del
impacto económico de la guerra en Ucrania, de las persistentes disrupciones en
las cadenas globales de suministro y de la incertidumbre por la pandemia, los
organismos internacionales revisaron a la baja las perspectivas de crecimiento
mundial para el 2022 y el 2023. En particular, el FMI prevé un crecimiento para
la economía mundial de 3,6% en el 2022 (comparado con 4,4% en enero pasado),
luego del crecimiento de 6,1% registrado en el 2021. Para el 2023 también
ajustó la tasa a 3,6% (3,8% previsto en enero).
Por otra parte, el FMI
revisó al alza el pronóstico de inflación para las economías avanzadas hasta
5,7% y 2,5% para el 2022 y 2023, respectivamente (desde 3,9% y 2,1% previsto en
enero) y también para las emergentes y en desarrollo, hasta 8,7% y 6,5% en
igual orden (desde 5,9% y 4,7% estimado en enero). De igual forma, tanto el
Banco Central Europeo como el Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos
aumentaron sus proyecciones de inflación para este bienio en sus respectivas
economías, en un contexto de aumentos de la inflación en las economías
avanzadas a tasas no observadas en varias décadas.
En general, el panorama
para la economía mundial implica un entorno externo más adverso para la
economía costarricense. Así, las nuevas perspectivas de crecimiento mundial se reflejan
en un menor crecimiento de los socios comerciales del país y, consecuentemente,
en una menor demanda por nuestras exportaciones. Además, el aumento en el
precio de las materias primas y un entorno de mayor inflación inciden
negativamente en la economía costarricense, pues implican un deterioro en los
términos de intercambio del país (lo que reduce el poder adquisitivo de hogares
y empresas) y una presión al alza en la inflación local.
Finalmente, esa alta
inflación mundial propiciará el retiro de los incentivos monetarios en muchas
economías y llevará a tasas de interés más altas y condiciones financieras internacionales
menos favorables para nuestro país.
Los principales supuestos
de la economía internacional se resumen en el siguiente cuadro.
Entorno externo: estimaciones para el 2021 y principales supuestos para
el 2022-2023

En este contexto, es de
esperar que la actividad económica local se desacelere, influenciada por el
deterioro en los términos de intercambio, una demanda externa menos dinámica y
una mayor incertidumbre en torno a la evolución del conflicto bélico en
Ucrania. En el siguiente cuadro se muestran las principales proyecciones del
entorno interno.
Entorno interno:
estimaciones para el 2021 y principales proyecciones para el 2022- 20231
1/Las proyecciones fiscales del Ministerio de
Hacienda en el IPM de enero del 2022 se basaron en un escenario activo mientras
que las de este informe se basan en un escenario pasivo. La variación
interanual del IPC para el 2022-2023 corresponde al promedio anual de cada año.
Variación interanual en
porcentajes

Fuente: Banco Central de
Costa Rica.
En vista de ese contexto internacional
más adverso para la economía costarricense, en elpresente Informe de Política
Monetaria se revisa a la baja el crecimiento de la producción para el 2022, de
3,9% a 3,4% y de 4,0% a 3,9% para el 2023.
En el 2022, el efecto del
choque externo se traduciría en un menor ingreso disponible, lo que a su vez
desaceleraría el crecimiento del consumo de los hogares. Además, la mayor incertidumbre
y eventuales incrementos en el costo de financiamiento tendrían repercusiones negativas
sobre la formación de capital, especialmente con destino privado. No obstante,
la inversión mantendría un dinamismo saludable impulsado por la mayor inversión
en maquinaria y equipo por parte de las industrias, así como de nuevas
construcciones tanto residenciales como comerciales e industriales.
En cuanto a la inversión
pública se prevé una contracción en el 2022, en respuesta principalmente a la
menor asignación presupuestaria a proyectos de infraestructura, así como a los
efectos de la cancelación de algunos contratos por presuntos actos de
corrupción.
En cuanto a la demanda
externa, se estima una moderación del crecimiento de las exportaciones respecto
a lo indicado en enero, coherente con el menor crecimiento de los socios
comerciales y la dinámica de los precios internacionales. En el caso de las importaciones,
se espera también una ralentización en su crecimiento, motivada por los mayores
precios de materias primas y la desaceleración del ingreso disponible.
Para el 2023, el
crecimiento sería impulsado por la mejora proyectada en los términos de intercambio,
que daría un alivio al consumo y la inversión. Además, para ese año se espera un
crecimiento de la inversión pública producto de la recuperación de las nuevas construcciones
de infraestructura vial, generación eléctrica e infraestructura de almacenamiento
de combustibles.
Por actividades económicas,
las proyecciones contemplan, después de la fuerte recuperación en el 2021, una
normalización en el ritmo de crecimiento de casi todas las industrias y una revisión
a la baja en relación con lo proyectado en enero, en particular en la
construcción, por la contracción en la inversión pública. La actividad de
hoteles y restaurantes también se revisa a la baja, ante el menor ingreso de
turistas observado en los primeros meses del 2022 en relación con lo previsto
en enero pasado; se estima que ello sería consecuencia de las medidas de
restricción aplicadas por algunos socios comerciales ante nuevas variantes del coronavirus,
la incertidumbre por el conflicto bélico Rusia-Ucrania y la mayor inflación global.
En la balanza de pagos, se
espera un mayor déficit de cuenta corriente en este bienio, determinado por una
balanza comercial más deficitaria (influida a su vez por el incremento en los
precios de las materias primas), así como por una cuenta de ingreso primario
más negativa, debido a mayores rentas por inversión directa y al pago de
intereses sobre la deuda pública. Para 2022 y 2023 el déficit de la cuenta
corriente ascendería a 4,6% y 3,5% del PIB, respectivamente (3,3% del PIB en
2021).
Por otra parte, los flujos
de ahorro externo hacia el sector público aumentarían, principalmente en el
2022. En cuanto a la inversión directa, alcanzaría el equivalente a 4,9% del
PIB este año, aunque inferior al valor registrado en el 2021. En el presente
año estos flujos compensarían las salidas de recursos del sector privado
(incluidas las operadoras de pensiones) y permitirían financiar el déficit de
cuenta corriente y acumular activos de reserva, cuyo saldo se ubicaría en 11,7%
del PIB. Con los menores flujos netos de recursos programados para el 2023, los
activos de reserva se moderarían ese año, para finalizar en torno al 10,8% del
PIB.
En el plano fiscal, según
el escenario base preparado por el Ministerio de Hacienda, para el bienio
2022-2023 continuaría la mejora en el resultado fiscal, producto de los
esfuerzos de contención de gasto y el incremento en la recaudación tributaria.
Este escenario contempla la aplicación de la regla fiscal, pero a diferencia de
las proyecciones de enero pasado, no incluye los ingresos tributarios
adicionales derivados de proyectos de ley considerados en el actual convenio
con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Es decir, se trata de un escenario
pasivo (sin medidas adicionales, salvo las necesarias para cumplir con la
regla). En ese escenario pasivo, la mejora en el balance fiscal sería aún
notable, pero menos marcada que en el escenario base de enero pasado (que era
un escenario activo). Así, el Gobierno Central alcanzaría déficits financieros
de 4,4% y 3,6% del PIB y superávits primarios de 0,8% y 1,3% del PIB en 2022 y
2023, respectivamente (comparados con superávits primarios de 1,6% y 2,1% del
PIB previstos en el escenario activo de enero). En todo caso, aún con el menos
ambicioso escenario base actual, la trayectoria de la razón de deuda a PIB
presentaría ya a partir del 2022 una trayectoria decreciente.
En cuanto a las condiciones
financieras, se prevé un aumento de la riqueza financiera en el 2022 y 2023, en
línea con el comportamiento esperado del ingreso disponible y el ahorro externo,
pero acotado por la política monetaria más restrictiva. En estas condiciones la
disponibilidad de fondos prestables permitiría que el crédito al sector privado
continúe la tendencia al alza observada desde el año anterior, y presentaría
tasas de crecimiento en torno al 4,5% anual (incluye crédito en colones y en
moneda extranjera).
Como consecuencia de las
fuertes presiones inflacionarias externas, con precios internacionales que se
mantendrían altos, la inflación se ubicaría en valores superiores al rango de
tolerancia alrededor de la meta (3% ± 1 p.p.) en la mayor parte del bienio
2022- 2023; los riesgos sobre estas trayectorias, en general, se muestran
balanceados.
Específicamente, la
inflación general se proyecta alcanzaría como promedio anual un 5,9% en el 2022
y 4,5% en el 2023, ingresando al rango de tolerancia en el segundo semestre de ese
año. Las presiones externas serían contenidas por la respuesta de política
monetaria y por la brecha del producto, que se tornaría más negativa este año
como consecuencia del impacto adverso de la guerra de Rusia en Ucrania sobre el
crecimiento económico. En particular, estas proyecciones incorporan la
respuesta de política monetaria del Banco Central con el objetivo de lograr que
en el mediano plazo la inflación retorne a valores coherentes con la meta definida
por la Junta Directiva del BCCR para la inflación.
Las proyecciones
macroeconómicas están sujetas a riesgos externos e internos. Los externos continúan
centrados en una incertidumbre creciente, no solo exacerbada por nuevos brotes del
coronavirus, sino también por la invasión de Rusia a Ucrania. La magnitud y
duración de los efectos de estos factores afectarían el ritmo de crecimiento de
los principales socios comerciales del país, el precio de las materias primas y
las posibles respuestas de política monetaria de las principales economías
avanzadas y, consecuentemente, las condiciones financieras internacionales.
En el ámbito interno, un
riesgo relevante es el que las presiones inflacionarias externas puedan
desanclar las expectativas de inflación. También destaca el riesgo de que
aumente aún más de lo previsto la demanda de divisas por parte de las
operadoras de pensiones y con ello se intensifiquen las presiones sobre el tipo
de cambio.
En este contexto, y
precisamente para enfrentar los riesgos sobre la inflación, el BCCR continuará
ajustando al alza la postura de política monetaria, y realizará los ajustes
necesarios con el fin de contener las expectativas e inducir la inflación hacia
la meta en el mediano plazo. En ese sentido, se prevé una senda al alza en la
TPM en el 2022, hacia una postura de neutralidad. En todo caso, el BCCR
continuará vigilante del comportamiento de la actividad económica y de la
trayectoria esperada de la inflación y sus determinantes, con el fin de calibrar
los ajustes en la TPM que resulten necesarios.
Además, continuará con una
gestión de la liquidez coherente con la postura de política monetaria, y
mantendrá una comunicación activa con los agentes económicos para contribuir a
la correcta formación de expectativas.
CAPÍTULO 1. COYUNTURA
ECONÓMICA INTERNACIONAL Y NACIONAL
Este capítulo presenta los
principales hechos de la coyuntura macroeconómica internacional y nacional que
determinan el contexto en el cual opera actualmente la política monetaria del Banco
Central de Costa Rica.
A partir del 24 de febrero
del 2022 las condiciones geopolíticas cambiaron significativamente por la
guerra entre Rusia y Ucrania. Si bien su magnitud y duración son inciertas,
este choque ha introducido un factor adicional en la moderación en el ritmo de crecimiento
económico global y en el aumento de la inflación en muchos países que ya había iniciado
en el 2021. Uno de los principales canales por medio de los cuales ha afectado
el conflicto bélico ha sido el de las materias primas, con un fuerte aumento en
sus precios, lo cual conllevaría a un deterioro en los términos de intercambio
del país. El aumento de las presiones inflacionarias globales ha propiciado una
postura menos expansiva de la política monetaria, aún cuando en muchos países
no se ha completado la recuperación económica.
Asimismo, la guerra en
Ucrania también ha generado mayor volatilidad en los mercados financieros
internacionales.
En el caso de Costa Rica,
continuó el dinamismo en la producción y la normalización de su ritmo de
crecimiento y una mejora en el mercado laboral, con lo cual el desempleo se
acerca a los niveles prepandemia; un aumento en el déficit en la cuenta
corriente en la balanza de pagos, impulsado por las mayores importaciones y el
deterioro en los términos de intercambio; una mejora sostenida en los
resultados fiscales (mayor superávit primario y menor déficit financiero); el
ritmo de crecimiento de los agregados monetarios continúo desacelerándose
mientras que el crédito al sector privado en moneda nacional mantuvo su dinamismo;
la inflación general y el promedio de indicadores de inflación subyacente excedieron
el límite superior del rango de tolerancia para la meta de inflación.
1.1. Economía internacional
La mayor parte del primer
cuatrimestre del 2022 ha estado marcada por el conflicto bélico entre Rusia y
Ucrania.
A partir del 24 de febrero
del 2022 las condiciones geopolíticas cambiaron drásticamente.
Desde esa fecha el mundo
enfrenta un nuevo choque no previsto en el Informe de Política Monetaria de
enero del 2022, generado por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. La magnitud
y duración de este choque son aún inciertas; no obstante, sus implicaciones ya
se manifiestan en el crecimiento económico y en la inflación mundiales. Las
consecuencias del conflicto bélico y las sanciones económicas impuestas a Rusia
por varios países se manifiestan por diversos canales. La línea de tiempo, así
como los principales choques externos e internos como consecuencia de ese
conflicto bélico se presentan en la Imagen 1.
Imagen 1. Impacto económico
de la guerra en Ucrania

Fuente: Banco Central de Costa Rica, con base
en la presentación del Presidente del Banco Central de Costa Rica, señor Rodrigo
Cubero B., "Impacto en la economía nacional de la guerra en Ucrania", el 15 de
marzo del 2022.
En la economía
internacional, el conflicto bélico propició de inmediato un aumento importante
en los precios de las materias primas, entre ellos el del petróleo, trigo,
hierro y acero. Si bien en el caso de las dos primeras su precio ha tendido a
desacelerarse recientemente, su evolución ha generado una presión adicional en
la inflación global, que ya de por sí venía fuertemente al alza motivada en
buena medida por la recuperación en la demanda global observada en los
trimestres previos. Lo anterior, podría obligar a los bancos centrales de las
principales economías del mundo a subir las tasas de interés de política monetaria
de manera más acentuada y rápida de lo previsto a inicios de año.
Por otra parte, en forma
simultánea se registró un aumento en la incertidumbre en los mercados
financieros internacionales, que ha redundado en una caída en los precios de
las acciones y en un incremento general en la prima por riesgo para los títulos
de deuda de países emergentes, como Costa Rica. Esa incertidumbre también
afecta negativamente el consumo y la inversión privada. Así, en general, ambos
impactos se traducirían en mayor inflación y perspectivas de menor crecimiento para
la economía mundial.
En esa línea, el índice
mensual de riesgo geopolítico4 se ha elevado significativamente
desde febrero pasado (Gráfico 1). El periodo enero 2000 a marzo 2022 muestra
tres coyunturas de elevado riesgo geopolítico: el primero de ellos referente al
ataque terrorista en Estados Unidos del 11 de setiembre del 2001, el segundo
relacionado con la guerra en Irak en marzo del 2003 y el tercero asociado a la
guerra de Rusia-Ucrania en febrero del 2022.
4Caldara, Dario and Matteo Lacoviello (2022),
"Measuring Geopolitical Risk," American Economic Review, April, 112(4),
pp.1194-1225.
Gráfico 1. Índice de riesgo
geopolítico
Promedio móvil 7 días, 1985-2019=100

Fuente: Caldara, Dario and
Matteo Lacoviello (2022). Publicado originalmente en el Informe de Política Monetaria,
marzo del 2022, del Banco Central de Chile.
Algunos indicadores de
corto plazo y adelantados dan señales de moderación en la actividad económica
mundial.
La economía mundial tuvo
una rápida recuperación en el 2021, impulsada por el paulatino levantamiento de
las medidas de restricción sanitaria, el ajuste de los agentes económicos a las
nuevas condiciones, el avance en la vacunación contra el COVID-19 y los
estímulos monetarios y fiscales. En conjunto, estos factores permitieron que
varios países alcanzaran, en el transcurso del 2021, el nivel de actividad
económica registrado previo a la pandemia (Gráfico 2A). No obstante, desde la
segunda parte de ese año algunas economías muestran una desaceleración en sus
tasas de crecimiento (Gráfico 2B).

En particular, el PIB de
Estados Unidos cayó en 1,4% en el primer trimestre del 2022 (variación
trimestral anualizada), por primera vez desde mediados del 2020, explicado en parte
por las importaciones.
La moderación también
refleja la disipación gradual de los efectos base en el crecimiento económico,
y conforme la actividad económica se recupera, el ritmo de crecimiento tenderá a
moderarse por razones aritméticas.
En esa línea, algunos
indicadores de mayor frecuencia, también muestran signos de un menor ritmo de
crecimiento en algunas economías, debido a los persistentes cuellos de botella
en las cadenas de suministro y la propagación de las nuevas variantes del
coronavirus que llevaron a retomar algunas medidas sanitarias y al requerimiento
de una tercera dosis de la vacuna contra el COVID-19 y, más recientemente, el
conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
Un factor que ha golpeado a
los mercados y genera incertidumbre en los agentes económicos es el del rebrote
del virus en China y el impacto de las fuertes medidas de restricción sanitaria
que han aplicado las autoridades en ese país. Eso podría frenar
considerablemente el crecimiento de la economía china, lo que tendría
repercusiones mundiales.
En efecto, el desempeño de
la actividad económica mundial sigue afectado por la evolución de la pandemia
(Gráfico 3A), debido a que los rebrotes han llevado a algunos países a retomar las
medidas restrictivas en forma intermitente y focalizada. De acuerdo con cifras
de la Universidad Johns Hopkins, desde que inició la pandemia en marzo del 2020
al 12 de abril del 2022, se han presentado más de 500 millones de casos de
COVID-19 y más de 6,2 millones de muertes alrededor del mundo.

De acuerdo con el índice de
movilidad de Google, el desplazamiento hacia centros comerciales y recreación
disminuyó ligeramente a inicios del 2022 (Gráfico 3B). No obstante, el impacto
de los confinamientos sobre la actividad económica ha sido menor al observado
en el 2020, puesto que los agentes económicos se han adaptado a las
restricciones.
Más recientemente, muchos
países eliminaron las restricciones sanitarias, aunque se mantienen algunas
indicaciones sobre el distanciamiento social y el uso de mascarilla. No obstante,
desde finales de marzo hay un confinamiento indefinido en Shanghái, la ciudad
más grande de China, por el repunte de casos del COVID-19, variante de Ómicron
BA.2, lo cual va a generar interrupciones adicionales en el comercio
internacional.
En línea con esto, el
índice de gerentes de compra5 para el mundo muestra un nivel de 52,7
puntos en marzo (53,5 puntos en febrero), explicado por el índice para las
economías emergentes que a marzo se ubica por debajo de 50 puntos (46,8 puntos
desde 51,3 puntos en febrero), a su vez asociado al comportamiento del índice
para China que pasó de 50,1 puntos en febrero a 43,9 puntos en marzo. Por el
contrario, el índice para las economías avanzadas muestra un repunte hasta 56,0
puntos (54,7 puntos en febrero), impulsado por Estados Unidos (57,7 puntos) y
la zona del euro (54,9 puntos), en especial por Alemania, su principal economía,
con un nivel de 55,1 puntos (Gráfico 4A).
5El Índice de Gerentes de Compras (PMI, por
sus siglas en inglés) es un indicador sobre la percepción de la situación
económica con base en una encuesta mensual a una muestra de gestores de
compras. Si el PMI está por encima de 50 indica una expansión y por debajo,
contracción.
Sin embargo, el índice
semanal de actividad económica para Estados Unidos (WEI, por sus siglas en
inglés)6, el cual brinda una aproximación del estado semanal de la
economía, muestra un deterioro desde finales de abril del año pasado. En la
semana finalizada el 24 de abril del 2021 ese indicador registró un nivel de
11,2 puntos, mientras que en la semana que finalizó el 2 de abril del 2022 cayó
a 4,8 puntos.
6El WEI es un índice de actividad económica
real que utiliza datos de alta frecuencia. Está compuesto por 10 series diarias
y semanales que abarcan el comportamiento del consumidor, el mercado laboral y
la producción. Es elaborado por el Banco de la Reserva Federal de Nueva York
(puede consultarse en: https://fred.stlouisfed.org/series/WEI).
Otros indicadores también
apuntan a una moderación en el ritmo de crecimiento de la economía global. El
comercio mundial y la producción industrial se han desacelerado hasta 6,5% y
6,0% en términos interanuales en febrero, desde 25,1% y 17,9%, respectivamente,
registrados en abril del 2021, aunque sus niveles se mantienen por encima de
los observados antes de la pandemia (Gráfico 4B).
Por otra parte, los
persistentes cuellos de botella en las cadenas de suministro, la propagación de
las nuevas variantes del coronavirus, y más recientemente la guerra en Ucrania
afectaron los indicadores de confianza, en especial la de los consumidores.
Así, el índice de confianza de los consumidores para los países miembros de la
OCDE fue de 97,7 puntos en marzo, luego de registrar niveles por encima de 100
entre abril y julio del 2021. Este deterioro en la confianza incide
negativamente en el ritmo de crecimiento de la actividad económica (Gráfico
4C).

La tasa de desempleo
alcanzó los niveles previos a la pandemia en algunos países.
Si bien los indicadores del
mercado laboral han mejorado (Gráfico 5), en muchos países han mostrado una
recuperación más lenta que la producción. Además, en otras economías, principalmente
avanzadas, se observan tasas de participación menores que, en conjunto con una
renovada demanda de trabajadores para ciertas industrias, ha llevado a una
mayor presión sobre los salarios.
La magnitud del impacto de
la pandemia en el empleo de las economías emergentes y de las economías
avanzadas ha sido diferente7. En general, en las primeras el impacto
fue mayor.
7Analyze This! Employment del FMI, 10 de marzo
del 2022.
En las economías avanzadas
el empleo presencial ha aumentado, pero la baja tasa de participación podría
reflejar el hecho de que muchas personas, en particular mujeres, se quedaron en
casa en labores de cuido de familiares.

La economía internacional
experimenta un fuerte aumento en los precios de las materias primas.
La recuperación económica
global y, en particular, el dinamismo de la demanda mundial se ha reflejado en
un incremento en el precio de las materias primas, luego de la abrupta caída que
experimentaron en el primer cuatrimestre del 2020. Ese efecto fue reforzado por
el elevado aumento en los costos de los fletes marítimos, como consecuencia del
estímulo a la demanda global y los cuellos de botella en las cadenas de suministro.
Además, ese aumento en las
materias primas ha sido recientemente impulsado por el conflicto bélico entre
Rusia y Ucrania. Así, por ejemplo, el nivel del Índice de precios de materias
primas importadas por el país aumentó en 38,7% a marzo con respecto a igual mes
del año pasado y el componente de granos básicos 35,2% (Gráfico 6A).
En particular, el precio
del crudo WTI subió 73,7% en marzo en términos interanuales. El precio de esta
materia prima llegó a alcanzar máximos no registrados desde el 2008 hasta USD
123,70 el 8 de marzo pasado. Además, muestra una alta volatilidad, motivada
por las reacciones de los distintos países ante este conflicto (Gráfico 6B).
Más recientemente, el
precio del WTI muestra una reducción, asociada en buena parte a la decisión del
Gobierno de Estados Unidos, adoptada a finales de marzo pasado, de liberar 180 millones
de barriles de crudo de sus reservas estratégicas en un periodo de seis meses
para contener el precio del petróleo en ese país.
Destaca que el nivel del
índice de precios de metales aumentó tan solo 2,1% a marzo con respecto a marzo
del 2021, en buena medida explicado por el deterioro en las perspectivas de
crecimiento de China, principal consumidor, dado el repunte de casos de
COVID-19 que están registrando en los últimos meses.

El aumento en el precio de
las materias primas, acentuado por el conflicto bélico, implicó un deterioro
interanual de 6,2% en los términos de intercambio de la economía nacional (es decir,
la relación de los precios de exportación a los precios de importación) en el
primer trimestre del 2022 (-7,7% en el trimestre previo). Con ello, se
completaron cinco trimestres consecutivos de deterioro en esta variable, luego
de la mejora experimentada entre el segundo trimestre del 2019 y el cuarto del
2020 (Gráfico 7).

En los términos de
intercambio influyó el precio de la mezcla de hidrocarburos que importa el
país, que en el primer trimestre del año en curso muestra un crecimiento de
66,4% (87,7% en el trimestre previo).
Se mantienen las presiones
alcistas en la inflación, exacerbadas por los efectos económicos de la invasión
de Rusia a Ucrania.
El incremento de la
inflación se ha presentado tanto en economías avanzadas como emergentes, debido
a efectos base y a los mayores costos del transporte marítimo, aunado a los
estímulos fiscales y monetarios y a las presiones derivadas del conflicto
geopolítico (Gráfico 8). Las presiones inflacionarias en muchos países
iniciaron desde mediados del 2021.
En un principio, los bancos
centrales de las principales economías plantearon que ese aumento en la
inflación sería transitorio. No obstante, desde los últimos meses del 2021 algunos
bancos centrales y organismos internacionales han señalado que el aumento en la
inflación es de una magnitud y duración mayor a lo previsto inicialmente.
Actualmente cerca del 60%
de las economías avanzadas tienen una inflación interanual por encima del 5%,
más de 3 p.p. por encima de los objetivos de inflación de esas economías.
Esa es la mayor proporción
desde finales de la década de los ochenta. Por su parte, en más de la mitad de
las economías emergentes, la tasa de inflación supera el 7% y, excepto por un breve
período durante la Crisis Financiera que reflejó factores específicos y de
corta duración, ésta es la mayor proporción en más de dos décadas8.
8Banco de Pagos Internacionales "The return of
inflation", discurso de Agustín Carstens, del 5 de abril del 2022.

En particular, la inflación
en Estados Unidos, medida por el Índice de precios al consumidor (IPC),
ascendió en marzo pasado a 8,5% (2,6% un año antes). La inflación subyacente también
se mantiene en niveles altos (6,5%). Al respecto, el Sistema de la Reserva
Federal señaló que la inflación continúa elevada, lo que refleja desequilibrios
de oferta y demanda relacionados con la pandemia, precios de la energía altos y
presiones inflacionarias más amplias9.
9Comunicado de política monetaria del Sistema
de la Reserva Federal del 16 de marzo del 2022.
Por otra parte, luego de un
largo periodo de bajas tasas de inflación, el fenómeno inflacionario no ha sido
ajeno a la zona del euro, donde la inflación alcanzó un 7,5% en marzo (1,6% un año
atrás), aunque la variación interanual del componente subyacente alcanzó 3,0%.
En muchas economías
emergentes, las tasas de inflación también han aumentado fuertemente. Es el
caso de América Latina, donde en varios países se han ubicado entre 7,5% y
10,5% (esta última cifra es para Brasil).
El aumento de las presiones
inflacionarias globales ha propiciado una postura menos expansiva de la
política monetaria.
Una cantidad creciente de
bancos centrales iniciaron el ciclo de aumentos en sus tasas depolítica
monetaria (TPM) desde el año pasado (Gráfico 9). Así, por ejemplo, el Banco de Inglaterra
aumentó su TPM en 15 p.b. en diciembre del 2021 (la última vez que la había subido
fue en agosto del 2018), 25 p.b. en febrero y marzo del presente año, para
ubicarla en 0,75%, con lo cual retornó a sus niveles prepandemia. En esa línea,
el Sistema de la Reserva Federal también aumentó en 25 p.b. su tasa de
referencia el 16 de marzo y la ubicó entre [0,25% y 0,50%].
En dicha reunión, las
perspectivas del Comité Federal de Mercado Abierto señalaban seis aumentos de
25 p.b. en la tasa de política monetaria en el presente año. De momento, todo parece
indicar que los mercados han incorporado en los precios esa expectativa, por lo
que no se espera una reacción desordenada del mercado si se materializara dicho
evento. De hecho, las tasas de interés del Tesoro de Estados Unidos a 10 años
se mantienen relativamente bajas, en aproximadamente 2,7%.

Precisamente por las
presiones inflacionarias observadas desde el 2021, varias economías emergentes
latinoamericanas iniciaron el proceso de aumento en sus tasas de referencia
desde el 2021, para ubicarlas, al 25 de abril pasado, en: 11,75% (Brasil), 7%
(Chile), 6,5% (México), 5% (Colombia) y 4,5% (Perú).
Similarmente, algunos
bancos centrales iniciaron el retiro gradual de los estímulos monetarios no
convencionales. Por ejemplo, el Banco Central Europeo (BCE) anunció en su reunión
del 10 de marzo que pondrá fin a las compras de activos en el tercer trimestre
del presente año.
Muchos bancos centrales
enfrentan el dilema de hasta dónde pueden aumentar la tasa de interés de
referencia sin perjudicar la recuperación económica luego de las estrictas
medidas sanitarias tomadas para contener la propagación de la pandemia del
COVID-19.
La guerra en Ucrania
también ha generado mayor volatilidad en los mercados financieros internacionales.
Luego de un periodo de
estabilidad, los mercados financieros experimentaron una mayor volatilidad
generada por la guerra en Ucrania y las sanciones económicas tomadas por las principales
economías contra Rusia. Así por ejemplo, el índice sobre la volatilidad
esperada en los mercados financieros en los próximos 30 días (VIX) alcanzó 36
puntos el 7 de marzo pasado (Gráfico 10A). A partir de esa fecha se ha reducido
por las expectativas positivas ante varias reuniones de negociación entre ambos
países. En abril (al 7) se ubica en torno a 22 puntos.
Esta incertidumbre también
se manifestó en caídas de los índices accionarios, en particular del índice de
la bolsa de Moscú (Moex) (Gráfico 10B).

1.2. Actividad económica
interna, mercado laboral, balanza de pagos y finanzas públicas
El crecimiento del Producto
Interno Bruto del 2021 se revisó al alza en 0,2 p.p., para ubicarlo en 7,8%.
Como parte de la revisión
de las cifras preliminares de las cuentas nacionales, para el 2021 el Producto
Interno Bruto (PIB) se revisó al alza en 0,2 p.p., para ubicarlo en 7,8%, desde
7,6% publicado en enero pasado. Este incremento responde a un crecimiento de
los componentes de la demanda interna superior al estimado en enero. Destaca,
principalmente, el mayor dinamismo del consumo privado y de la formación bruta
de capital fijo, cuyo efecto fue parcialmente compensado por un crecimiento en
las exportaciones más moderado de lo previsto en ese momento.
Por actividades, la
revisión al alza estuvo concentrada según aporte al cambio, en servicios financieros
y de seguros, hoteles y restaurantes, información y comunicaciones, así como manufactura
(Gráfico 11, panel A y B).

En los primeros meses del
2022 continuó el dinamismo en la producción, impulsado por el turismo, la
manufactura y el transporte.
En febrero, el índice mensual
de actividad económica (IMAE) en su serie de tendencia ciclo registró una
variación interanual del 8,3%, esto es 10,9 p.p. más con respecto al mismo mes un
año atrás. Con este resultado, se acumulan 12 meses consecutivos de tasas de
variación positivas, aunque con tendencia a la moderación en el ritmo de
crecimiento (Gráfico 12).

Por su parte, la variación
trimestral anualizada de la serie desestacionalizada del IMAE, que permite
cuantificar el crecimiento de la producción en el corto plazo, fue de 5,1%, lo
cual denota un dinamismo favorable. Además, el nivel de la producción medida
por este indicador ha sido superior al del nivel prepandemia (febrero 2020)
desde mayo del año anterior. Estos resultados sugieren que la actividad
económica en meses recientes ha mostrado un dinamismo vigoroso, así como una
tendencia a la moderación en su ritmo de crecimiento, coherente con la
disipación de los efectos base provocados por la contracción de la producción
durante el año 2020.
Aunque la mayoría de las
actividades muestran un dinamismo significativo, son tres las que explican
aproximadamente el 60% de la variación del IMAE a febrero: hoteles y
restaurantes, manufactura y transporte y almacenamiento, las cuales mostraron
tasas de variación interanual de 60,3%, 7,8% y 30,5% respectivamente.
El Producto Interno Bruto
en el primer trimestre del 2022 mantiene un dinamismo favorable, impulsado por
el consumo y la inversión privadas, así como por la demanda externa.
Las cifras preliminares
indican que la producción en el primer trimestre de 2022 aumentó en 6,9% según
su serie de tendencia ciclo. El crecimiento en el primer trimestre es significativamente
mayor al registrado en el mismo periodo un año atrás (-0,6%), pero menor al del
trimestre anterior (8,9%) lo cual sugiere que la producción mantiene un
dinamismo favorable, aunque con tendencia a la normalización al dejar atrás los
efectos base.
Adicionalmente, destaca que
con respecto al nivel del cuarto trimestre de 2019, previo a los efectos de la
pandemia, la producción para al primer trimestre de este año es superior en
5,3% (Gráfico 13).
Por componentes del gasto,
destaca el incremento de 5,0% en el consumo final de los hogares, resultado
coherente con la continua disminución en la tasa de desempleo, lo que implica una
mejora del ingreso disponible, así como la recuperación del crédito de consumo,
esto a pesar del deterioro en los términos de intercambio (Gráfico 15-A)10.
10Cabe destacar que, por tipo de bien y
servicio, el aumento en el consumo responde a la mayor adquisición de servicios
de suministro de comidas, bebidas, transporte, servicios de salud y
financieros, así como al incremento en el consumo de productos textiles,
calzado, y alimenticios.

En contraste, el consumo de
Gobierno mostró un incremento de 0,9%, en línea con la política de contención
de gasto. Este resultado combina el crecimiento en los gastos de salud pública para
la atención de la pandemia por COVID-19 y la disminución de los gastos en Administración
y Enseñanza públicas.
En la formación bruta de
capital fijo, destaca el aumento en la inversión en maquinaria y equipo, tanto
privada como pública. En el primer caso, la inversión estuvo vinculada con la industria
tecnológica y médica y para la manufactura textil y del plástico; mientras que
en el segundo, se relaciona con equipo para el procesamiento de datos para los
proyectos de ampliación de la conectividad en centros educativos de la
Superintendencia de Telecomunicaciones (SUTEL).
A lo anterior se sumó el
mayor gasto en obras de construcción privadas, principalmente residenciales,
mientras que la ejecución de la inversión con destino público presentó una fuerte
caída en obras de infraestructura vial y obras de acueductos y alcantarillados,
esto a raíz de la cancelación de algunos contratos de construcción vial por los
presuntos casos de corrupción y por efectos base en las obras de acueductos y
alcantarillados.
En cuanto a la demanda
externa, las exportaciones de bienes registraron un buen desempeño en el primer
trimestre del año (13,9%), a pesar de que moderaron su crecimiento con respecto
a lo observado durante el 2021. Este resultado combina tanto la evolución
positiva de las ventas de empresas del régimen especial con la mayor demanda
por productos manufacturados de empresas del régimen definitivo.
En el caso de los servicios
destaca el aumento en los servicios de viajes, con un crecimiento de 19,1 % que
se relaciona con el aumento en el ingreso de turistas al país, así como con efectos
base derivados de la contracción por la pandemia. No obstante, el ingreso de
turistas durante los primeros meses del 2022 fue menor al previsto en el IPM de
enero pasado, particularmente, el ingreso durante enero y febrero fue menor en
un 20% al valor estimado previamente.
Por su parte, congruente
con el desempeño de la actividad económica, hubo una recuperación en las
importaciones tanto de bienes como de servicios. En el caso de los bienes se
registró un aumento del 22,2%, con lo que mantienen el impulso de los tres
trimestres previos. Entre esas importaciones destacan las de insumos para la
industria del plástico, metalúrgica y electrónica, los bienes de capital
(equipo médico, tecnológico) y el aumento en la cantidad de barriles importados
(gasolina y diésel), de vehículos y productos alimenticios.
Similarmente, las
importaciones de servicios han aumentado producto del mayor flujo de costarricenses
hacia el resto del mundo, así como del incremento en la importación de servicios
de transporte.
En línea con el dinamismo
de la demanda interna, los índices de confianza del consumidor y de los
productores continúan al alza en el primer trimestre del 2022.
En particular, el índice de
confianza del consumidor calculado por la Universidad de Costa Rica (UCR) ha
mostrado una recuperación paulatina desde la segunda mitad de 2020, y para el
primer trimestre de 2022 se ubica en 42,1 puntos (36,7 puntos un año atrás),
aunque aún permanece en la zona de "pesimismo". Por otra parte, tanto el índice
global de expectativas empresariales de la UCR como el índice de confianza del
agente económico del BCCR registran valores de 53,1 y 55,9 puntos
respectivamente (2,2 y 2,5 puntos más respecto al primer trimestre de 2021),
ambos en terreno optimista, lo cual denota una mejora en las expectativas de
los empresarios con respecto a periodos previos. También se ha movido
fuertemente al alza el Índice Empresarial de Confianza de la UCCAEP, que se
encuentra en territorio también de optimismo (Gráfico 14).

Por industrias destaca el
dinamismo en las actividades de hoteles y restaurantes, impulsado por el
aumento en el turismo de locales y extranjeros, aunque esta actividad se mantiene
debajo del nivel prepandemia.
Para el primer trimestre de
2022 destaca el incremento de la producción en las industrias de transporte y
almacenamiento y hoteles y restaurantes, con tasas de variación interanual de 22,1%
y 51,1% respectivamente. Dichos resultados son coherentes con el comportamiento
observado en ambas industrias en trimestres anteriores, aunque aún afectados
por los efectos base (Gráfico 15-B).
En particular, la actividad
de hoteles y restaurantes aún se mantiene por debajo del nivel prepandemia
(-15,5 p.p.). Esta industria mostró una contracción de hasta 59,7 p.p. en su producción
en el segundo trimestre de 2020 con respecto al nivel registrado en el cuarto trimestre
de 2019. Fue, así, la actividad con la mayor contracción a raíz de la pandemia (Gráfico
16). Posteriormente, en la primera mitad del 2021, se observó una recuperación relativamente
rápida, influenciada por la reducción paulatina de las restricciones de movilidad
y la mayor afluencia de turistas extranjeros al país, aunque para la segunda
mitad de dicho año el ritmo de crecimiento tendió a moderarse, previsiblemente
influenciado por factores estacionales asociados con el ingreso de turistas al
país. Pese a esto, su ritmo de crecimiento continúa siendo elevado.


En el caso de la industria
manufacturera, se registra un crecimiento interanual del 3,1%, impulsado en
buena medida por las exportaciones de las empresas del régimen especial (principalmente
de insumos médicos) así como también del régimen definitivo.
La construcción muestra un
incremento del 4,2%, coherente con el dinamismo observado en la inversión residencial, y en particular, se
destaca el dinamismo de la inversión con destino privado, que registra una
variación interanual del 16,9% y que, respecto al nivel prepandemia, es
superior en 18,7 p.p.
En contraste, la
administración pública y la construcción con destino público se mantienen por
debajo del nivel registrado en el IV-19 (-1,2 p.p. y -37,5 p.p.
respectivamente). La actividad de administración pública ha sido influenciada
por las medidas de contención del gasto implementadas a partir de la aprobación
de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas (Ley 9635). Por su parte,
en la construcción con destino público ha incidido la menor construcción de
carreteras, caminos, puentes y edificios a causa de la cancelación de algunos contratos
de construcción vial por presuntos casos de corrupción, así como de menos obras
de generación eléctrica.
El mercado laboral continúa
en recuperación, aunque a un ritmo inferior al de la actividad económica, con
lo cual el desempleo se acerca a los niveles prepandemia.
Durante el 2021 y el primer
bimestre de 2022 el mercado laboral mostró una franca recuperación, pero más
lenta que la observada en la actividad económica. Para febrero del presente
año, la tasa de desempleo se ubicó en 13,3% de la fuerza laboral (Gráfico 17), inferior
en 11,1 p.p. al valor máximo alcanzado en julio de 2020 (24,4%) y en 5,2 p.p.
con respecto a febrero del 2021. Pese a esta reducción, aún se ubica 1,1 p.p.
por encima del nivel observado antes de la pandemia (12,2% en febrero del
2020).

La tasa de subempleo, por
su parte, disminuyó 4,9 p.p. entre febrero del 2021 y febrero del 2022,
ubicándose en 12,2% (sólo 0,4 p.p. por encima del nivel prepandemia). Lo
anterior como resultado del proceso de normalización de las jornadas laborales
y de la recuperación de la actividad económica.
En cuanto a las tasas de
participación y ocupación, destaca su estancamiento en torno al 60% y 50%,
respectivamente. Así, en febrero del año en curso, la tasa de participación se
ubicó en 59,6% y la de ocupación en 51,7%, inferiores en 4,3 y 4,4 p.p. al
nivel prepandemia respectivamente. Si bien ha habido un incremento en la
ocupación en los meses recientes, este no ha sido suficiente para retornar a
los niveles registrados a principios del 2020, en tanto que la participación
laboral aún se mantiene baja, esto a pesar de la recuperación de la actividad
económica, el aumento en la cobertura de la vacunación a nivel nacional y la eliminación
de restricciones a la movilidad.
El empleo informal,
principalmente el de las mujeres, cayó muy fuertemente con la pandemia y no se
ha recuperado plenamente, a diferencia del empleo formal.
Según datos del INEC, en
febrero del 2022 el empleo formal prácticamente alcanzó el nivel registrado
previo a la pandemia, no así el número de ocupados informales que estuvo 11,1 p.p.
por debajo de ese nivel (Gráfico 18).

Esta afectación es
particularmente cierta para las mujeres, lo cual es coherente con el hecho de
que, en promedio, la ocupación de las mujeres tiene un mayor peso relativo en
actividades vinculadas con el sector informal como el servicio doméstico y los
restaurantes, o actividades que fueron de las más afectadas por las
restricciones a la movilidad como los hoteles y otras actividades de servicios.
La recuperación de la
ocupación se ha dado en un contexto de menor participación laboral.
Previo al inicio de la
crisis sanitaria del COVID-19, la tasa neta de participación se ubicaba en
63,9%, para disminuir en tiempos de pandemia hasta 57,1% en julio del 2020 (una
caída de 6,8 p.p. en tan solo 5 meses). Aunque esta mostró una mejora a partir
de agosto del 2020, durante el 2021 y en lo que transcurre del 2022 se ha
mantenido en torno al 60%, como se indicaba más arriba.
La disminución de la fuerza
laboral durante la pandemia no es exclusiva de Costa Rica. Estudios recientes
(Faberman et al., 202211, Pizinelli et al. 202212)
muestran evidencia de este fenómeno en economías como Estados Unidos e Inglaterra,
y además sugieren que podría estar explicado por: i) los altos beneficios por
desempleo otorgados durante la pandemia, ii) la salida del mercado laboral de
algunos trabajadores para dedicarse al cuido de familiares (hijos y adultos
mayores), iii) cambios en los salarios de reserva13 en algunos tipos
de trabajadores, y iv) el retiro anticipado de las personas mayores. Para Costa
Rica algunos de estos elementos podrían ser relevantes, aunque no los únicos,
como por ejemplo el retiro anticipado de algunos trabajadores y el cuido de
familiares14.
11Faberman, Jason and Mueller, Andreas I. and
Sahin, Aysegul, Has the Willingness to Work Fallen During the COVID Pandemic?
(February 2022). CEPR Discussion Paper No. DP17043.
12Mr. Ippei Shibata & Carlo Pizzinelli,
2022. "Has COVID-19 Induced Labor Market Mismatch? Evidence from the US
and the UK," IMF Working Papers 2022/005, International Monetary Fund.
13El salario de reserva puede definirse como el
pago mínimo por el que un trabajador estaría dispuesto a aceptar un trabajo y
dejar su condición de desempleado.
14Dado que los subsidios monetarios otorgados
en Costa Rica a trabajadores que perdieron su empleo fueron relativamente bajos
y de menor duración en comparación con otras economías (ver recuadro 4 del IPM
de abril de 2021), no se esperarían efectos significativos sobre la
participación laboral. Por otra parte, no se cuenta con estadísticas sobre los
salarios de reserva para identificar cambios durante la pandemia que incidan en
la decisión de los trabajadores en cuanto a su participación.
El envejecimiento
poblacional incide cada vez más sobre la participación laboral.
A febrero del 2022, el
42,4% de la población inactiva corresponde a personas mayores de 60 años, un
27,6% entre 15 y 24 años, y el restante 30% entre los 25 y los 59 años. Por
otra parte, entre febrero del 2020 y febrero del 2022, la población fuera de la
Población Económicamente Activa (PEA) aumentó un 14,7% (poco más de 211 mil
personas) y de este aumento, el 52,8% correspondió a personas mayores de 60
años, un 22,7% entre 15 y 24 años y el restante 24,4% al resto. Estas cifras
sugieren que: i) la población fuera de la PEA se compone principalmente de
adultos mayores y jóvenes en edad de asistencia al sistema educativo, y ii)
recientemente, la población fuera de la PEA crece más por el aumento en la cantidad
de personas adultas mayores (Gráfico 19).

Este hecho se refleja en el
cambio de composición de la pirámide poblacional del país entre el 2011 y el
2021, en donde tanto para hombres como para mujeres, el peso relativo de las cohortes
menores a treinta años es menor en 2021 en comparación con diez años atrás, y
lo opuesto ocurre con los grupos de personas con edades superiores a los
treinta años, y resulta aún más evidente para las personas con más de sesenta
años (Gráfico 20).
Por otra parte, la cantidad
de personas que se pensionan por vejez tendió al alza en los últimos años.
Entre el 2013 y el 2021 la cantidad de personas pensionadas del Régimen de
Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) de la Caja Costarricense del Seguro Social
(CCSS) aumentó en promedio en un 8,5% por año. Adicionalmente, debe destacarse
que durante el bienio 2020- 2021 se discutieron y aprobaron reformas al
reglamento de pensiones15 (Ley 9906 y reformas a los regímenes de
primer pilar), lo cual pudo incentivar a algunos trabajadores a adelantar su
retiro del mercado laboral. De hecho, en el 2021 la variación interanual del
número de pensionados fue del 30%, lo que representó un récord e incluso
sobrepasó la tasa de crecimiento de los pensionados del 2015 (cuando también
hubo cambios en la normativa16).
15En 2021 la Junta Directiva de la Caja
Costarricense de Seguro Social (CCSS) aprobó de manera definitiva la aplicación
de tres ajustes para el Fortalecimiento y Sostenibilidad del Seguro de
Invalidez, Vejez y Muerte (IVM): Se elimina el derecho de retiro anticipado por
vejez para los hombres, se mantiene el derecho de retiro anticipado por vejez
para las mujeres ajustando la edad mínima para este retiro a partir de los 63
años con 405 cuotas, se establece el Salario Promedio de Referencia (SPR) como
el promedio de los mejores 300 salarios reportados (25 años) de toda la carrera
laboral, traídos a valor actual y se establece que la cuantía adicional
empezará a acumularse después de 300 cuotas.
16En 2015 se modificaron los requisitos para
acogerse a pensión por orfandad (por resolución de la Sala Constitucional N°
1617 del 4 de febrero de 2015), además en ese mismo año se inició la
gradualidad para eliminar las pensiones anticipadas con castigo.

Alrededor de la tercera
parte de población fuera de la PEA no participa en el mercado laboral por
obligaciones familiares.
La población inactiva puede
clasificarse según su disponibilidad en "no disponible", "disponible con
limitaciones"17 y "disponible desalentada"18. A febrero
del 2022, el 93% de las personas fuera de la fuerza de trabajo "no tenía
disponibilidad para trabajar", mientras que el restante 7,0% estaba disponible
con limitaciones o desalentada. En contraste, en febrero del 2020 la proporción
de personas no disponibles fue del 85,4%. Así, entre ambas fechas la cantidad
de personas no disponibles aumentó un 24,4%, mientras que las personas disponibles
con limitaciones o desalentadas disminuyó significativamente (Gráfico 21).
17Personas que no buscan trabajo por razones de
estudio u obligaciones familiares o personales, pero que estarían interesadas
en trabajar.
18 Personas que tienen interés en trabajar, pero
se cansaron de buscar trabajo, no tienen los medios para buscarlo, o no lo han
encontrado por razones de edad, sexo u otra razón no definida, o bien no
encuentran trabajo en su zona de residencia.
De las razones para no
participar en el mercado laboral que aduce el grupo de los no disponibles
destacan las obligaciones familiares (29,2%), motivos personales -como estudio o
viajes planeados- (24,8%) y edad avanzada (15,9%).

Las obligaciones familiares
son la principal razón de que las mujeres decidan no participar en el mercado
laboral.
En las mujeres en edad de
trabajar pero que no tienen disponibilidad para hacerlo a febrero del 2022, el
44% identificó como principal argumento el cuido de personas (infantes, adultos
mayores, personas con discapacidad), argumento dado por el 3% de los hombres
que presentan igual condición (Grafico 22). Es importante mencionar que este es
un fenómeno recurrente del mercado laboral costarricense, que impide una mayor
participación laboral en el país y que requiere de medidas de política pública
para su mitigación.
A febrero del 2022 el 33,2%
de los desempleados se ha mantenido en esta condición por un periodo mayor a
los seis meses, y en particular el 18,8% mantuvo esa condición entre uno y tres
años (Gráfico 23). Estas cifras son considerablemente superiores a las
registradas en años previos, y sugieren que hay un grupo elevado de
trabajadores que podría presentar pérdida en sus habilidades y capacidades
productivas, lo cual incide negativamente en su productividad. Por otra parte,
largos periodos de desempleo pueden llevar a la salida temporal o permanente
del mercado ante la imposibilidad de conseguir un empleo acorde con sus capacidades.
Esta podría ser también una causa adicional de la menor participación laboral observada
en el periodo reciente.


La alta duración del
desempleo puede impulsar la salida de trabajadores del mercado de forma
temporal o permanente.
En ausencia de medidas de
política pública, los cambios en la participación laboral, especialmente si son
fenómenos de larga duración, pueden tener efectos sobre el nivel de desempleo
de largo plazo y sobre la eficiencia del mercado laboral. El recuadro 1
presenta la estimación de la tasa natural de desempleo para Costa Rica, sus
implicaciones en la toma de decisiones de política monetaria y otros
indicadores de holgura del mercado laboral que resultan relevantes para el
análisis macroeconómico.
Recuadro 1. Indicadores de
holgura en el mercado laboral costarricense
Uno de los insumos centrales
para el diseño de la política monetaria es la tendencia subyacente del
desempleo. Las presiones de capacidad en el mercado laboral determinan la dinámica
de la tasa de inflación y el crecimiento salarial. El grado de holgura que
impera en el mercado laboral constituye una variable de interés para evitar
incrementos en el desempleo estructural e identificar presiones inflacionarias.
Tradicionalmente, la
literatura económica considera dos indicadores para medir excesos de capacidad
en el mercado laboral. El primero es la tasa de desempleo que no acelera la inflación
(NAIRU por sus siglas en inglés), que indica el nivel más bajo de desempleo que
la economía puede alcanzar sin generar presiones inflacionarias. Por su
naturaleza, la NAIRU recoge factores cíclicos o temporales que interactúan con
elementos estructurales y que determinan la relación entre el desempleo y la
inflación. Intuitivamente, si el desempleo es atípicamente bajo, las empresas
se ven forzadas a ofrecer salarios más altos para atraer trabajadores y, así,
atender sus necesidades productivas. Las empresas buscarían transferir parte de
este incremento en los costos laborales a los consumidores vía precios más
altos. Si esta dinámica se torna sistemática, entonces se gestan presiones
inflacionarias.
El segundo indicador es la
tasa natural de desempleo, que captura la tendencia estacionaria y se determina
por factores estructurales. En otras palabras, la tasa natural de desempleo responde
a factores de largo plazo que moldean la dinámica del mercado de trabajo, tales
como tendencias demográficas, factores institucionales, tecnología o descalces
educativos entre la oferta y la demanda laboral. En el largo plazo, una vez que
los choques de naturaleza temporal se disipan, la tasa NAIRU convergería a la tasa
natural de desempleo. Garita y Sandoval (2022) utilizan datos costarricenses
para estimar la tasa NAIRU y la tasa de desempleo natural (Gráfico 1.1).
Además, la investigación calcula un nivel de empleo eficiente que incorpora
conceptos de bienestar. Estas variables latentes se estiman con datos mensuales
de fuentes tales como el INEC, Agencia Nacional de Empleo, Banco Mundial y BCCR.
La tasa NAIRU se estimó con
un modelo lineal de estado-espacio que incluye una Curva de Phillips (que
asocia la inflación con la brecha del desempleo), aumentada por expectativas.
El modelo, además, controla
por una variable de costos externos e incluye una variable dicotómica para
considerar el inicio de la pandemia por COVID-19.
Los resultados de este
ejercicio indican que la tasa NAIRU se mantuvo relativamente estable entre 2012
y 2019, alrededor de 5,7% (Gráfico 1.1). Sin embargo, desde 2020, dicha tasa ha
aumentado en consonancia con el incremento histórico en la tasa de desempleo
como resultado de los efectos adversos de la pandemia. Entre 2020 y 2021, la
NAIRU se ha estabilizado alrededor de 8,8%. Adicionalmente, la tasa de
desempleo observada se ha mantenido persistentemente por encima de la NAIRU
durante los últimos diez años, coherente con las bajas tasas de inflación
registradas durante dicho periodo. La pandemia por COVID-19 expandió las
brechas de desempleo significativamente y, aunque la brecha se ha ido cerrando,
en consonancia con la recuperación de la demanda interna y el repunte en la tasa
de inflación, los niveles de desocupación se mantienen por encima de la NAIRU.

El segundo indicador
estimado es la tasa natural de desempleo (Gráfico 1.2). La investigación utiliza
un enfoque de flujos y el concepto de estacionariedad del desempleo para
estimar una tendencia de largo plazo.

En particular, la tasa de
desempleo observada saltó de un nivel promedio de 6,0% entre 2001 y 200819
a un promedio de 9,9% entre 2010 y 2019. La poca variabilidad de la tasa de desempleo
los diez años previos al inicio de la pandemia sugieren que el desempleo observado
es estructural. Precisamente, Garita y Sandoval (2022) infieren una tasa
natural de desempleo alrededor de 9,7%. Asimismo, la investigación muestra que
la pandemia elevó la desocupación muy por encima de su tasa de largo plazo. El
principal reto es evitar que tal desviación induzca a un incremento en la tasa
natural de desempleo, es decir, que el nivel de largo plazo del desempleo sea
mayor al registrado durante años previos, fenómeno que se le conoce como
histéresis.
19Entre 2001 y 2008, la tasa de desempleo se
calculó con datos anuales de las Encuestas de Hogares de Propósitos Múltiples
(EHPM) elaboradas por el INEC. Este instrumento fue reemplazado por la Encuesta
Nacional de Hogares (ENAHO) desde 2009, que incorpora algunos cambios
conceptuales y operativos en la determinación de la condición de actividad
(INEC, 2010). A partir de setiembre del 2010, el INEC publica también
estadísticas trimestrales de empleo obtenidas mediante las Encuestas Continuas
de Empleo (ECE). La tasa de desempleo calculada a partir del 2010 se basa en
datos de la ECE.
Adicionalmente, la
investigación implementa la metodología seguida por Michaillat y Saez (2021)
para estimar un nivel de desempleo congruente con conceptos de bienestar, pero
que internaliza fricciones que hacen que reducir el desempleo sea costoso. La
tasa de desempleo eficiente, como se le denomina, es función de tres
estadísticos: la elasticidad de la Curva de Beveridge, el costo social del
desempleo y el costo de reclutamiento. Los resultados indican que, en promedio,
la tasa de desempleo eficiente es del 6,5%, por lo que existe espacio considerable
para adoptar políticas públicas que reduzcan la desocupación mientras se mejora
el bienestar (Gráfico 1.3).

Finalmente, el Cuadro 1.1
condensa las estimaciones para la tasa de desempleo NAIRU (uN), la tasa
natural, (u*) y la tasa eficiente (uef). En general, la tendencia que más
destaca es la convergencia entre la NAIRU y la tasa natural durante los años
más recientes, lo cual sugiere que los niveles altos de desocupación que se han
observado desde 2010 se han tornado estructurales. Asimismo, el nivel de
desempleo ha estado persistentemente por encima de la tasa eficiente y de la
NAIRU, lo que implica que hay espacio para que la política pública reduzca la
capacidad ociosa en el mercado laboral en exceso.
El seguimiento de este tipo
de indicadores resulta relevante para que el Banco Central pueda detectar a
tiempo presiones de capacidad en el mercado laboral que tengan el potencial de comprometer
sus objetivos, como lo es el cumplimiento de la meta de inflación. Más aún, un adecuado
seguimiento comprende también la actualización oportuna de estos indicadores cuando
las condiciones del entorno lo requieran y la disponibilidad de datos lo
permita.

En el primer trimestre del
2022, el dinamismo de la actividad económica local y el deterioro de los
términos de intercambio incidieron en un aumento del déficit de la cuenta
corriente de la balanza de pagos respecto al mismo período del año previo.
El aumento en el déficit de
la cuenta corriente (a 1,6% del PIB en el primer trimestre del 2022, respecto a
0,4% del PIB en el primer trimestre del año previo) respondió, primordialmente,
al mayor balance negativo de las cuentas de bienes, parcialmente compensado por
el resultado superavitario de la cuenta de servicios (Cuadro 1).
En el deterioro de la
cuenta de bienes incidió el dinamismo de la actividad económica local y la
desmejora de los términos de intercambio, principalmente como resultado del aumento
en el precio de las materias primas importadas. En este contexto, el valor de
las importaciones de bienes aumentó de forma interanual un 42,6%, impulsado
tanto por las compras del régimen definitivo (40,2%) como por las de los
regímenes especiales (52,0%). Dentro del régimen definitivo destacaron las
compras de hidrocarburos, otras materias primas y bienes de consumo.
Particularmente, en el
primer trimestre del 2022, las compras de hidrocarburos registraron un crecimiento
interanual de 96,1%, explicado por el mayor precio promedio de la mezcla de hidrocarburos
(66,4%) y el mayor volumen de barriles (17,9%).
Por su parte, en este
lapso, las exportaciones de bienes registraron un incremento interanual de
17,3%, principalmente, de las empresas adscritas a regímenes especiales de
comercio (22,9%), donde destaca la mayor demanda de dispositivos médicos.
Además, se consolidó el proceso de recuperación de las ventas de bienes del
régimen definitivo, que crecieron 11,0% (promedio trimestral de 1,3% en el periodo
2017-2019), en especial de productos manufacturados.
La cuenta de servicios fue más superavitaria
en 0,7 p.p. del PIB con respecto al mismo período del año previo, por la
recuperación de la cuenta neta de viajes asociada a la flexibilización de las
medidas sanitarias. Por su parte, el resto de los servicios registró una relación
en términos del PIB similar a la observada un año antes, principalmente, por el
dinamismo de las actividades de apoyo empresarial, telecomunicaciones,
informática e información, aunque compensado por el mayor déficit de la cuenta
de transportes, producto del aumento en el costo del transporte marítimo de
mercancías debido a la crisis de contenedores.
En el primer trimestre del
2022 el déficit en la cuenta de ingreso primario alcanzó 1,8% del PIB (1,6% el
año previo), particularmente explicado por la renta de la inversión directa (mayores
flujos de dividendos al resto del mundo), en especial de la actividad
manufacturera, en tanto que el componente de intereses de la deuda pública
externa fue similar al registrado un año antes (0,3% del PIB).
En la cuenta financiera se
registró una mayor afluencia de flujos financieros netos hacia el país, los
cuales fueron más que suficientes para financiar la brecha negativa de la cuenta
corriente.
En efecto, en el primer
trimestre del año, el país registró un financiamiento externo neto equivalente
a 1,9% del PIB (0,3% del PIB el año anterior), en mayor medida, explicado por el
ingreso neto de recursos hacia el sector privado (1,6% del PIB), dado que el
financiamiento hacia el sector público mantuvo un nivel similar al observado 12
meses antes (0,3% del PIB).
En lo que respecta al
sector privado, destacan los influjos de inversión directa (1,2% del PIB, similar
a lo observado un año antes), destinados a la actividad manufacturera (en
especial para empresas de implementos médicos y de alta tecnología).
Adicionalmente, el resto del capital privado registró influjos del orden de
0,4% del PIB, en contraste con la salida de recursos observada en el primer
trimestre del 2021 de 1,3% del PIB.

Por su parte, el sector
público registró influjos netos de ahorro externo del orden del 0,3% del PIB,
primordialmente por desembolsos netos de deuda externa (0,8% del PIB), parcialmente
compensados por las salidas netas de recursos, en mayor medida, por la constitución
de activos externos por parte de los bancos públicos (0,4% del PIB).
El acceso al ahorro de no
residentes permitió financiar el resultado conjunto en las cuentas corriente y
de capital y, conllevó una acumulación de activos de reserva de USD 222 millones20,
con lo que su saldo al finalizar el trimestre se ubicó en USD 7.060
millones, equivalente a 10,7% del PIB.
20La variación en el saldo de los activos de
reserva sin ajustes de metodología fue USD 138,5 millones. Lo anterior se
compone de un efecto transacción de USD
222 millones y una pérdida por valoración de USD 83,5 millones. Los ajustes de metodología corresponden a
cambios por valoración (precio y tipos de cambio).
Hubo una mejora sostenida
en los resultados fiscales que se manifestó, en el primer trimestre del 2022,
en un mayor superávit primario y un menor déficit financiero con respecto a
igual lapso de un año antes.
A marzo del 2022 el
Gobierno Central (GC) acumuló un superávit primario equivalente a 0,8% del PIB,
en tanto que el déficit financiero se ubicó en 0,8% del PIB, 0,6% y -1,0% un año
antes respectivamente (Gráfico 24). Este comportamiento respondió tanto a la
mayor recaudación tributaria asociada a la recuperación de la actividad económica
y a los rendimientos de la reforma tributaria introducida por la Ley 9635 de
diciembre del 2018, como a la contención en el gasto primario (gasto total
menos intereses), debido a la aplicación de la regla fiscal. Sin embargo, ese
efecto fue más que compensado por el mayor pago de intereses, que representó
alrededor del 52% del aumento en los gastos totales.

Los ingresos tributarios
crecieron un 18,8% (13,2% en el 2021). Destacaron los ingresos recaudados por
concepto de ventas (interno y aduanas), que se incrementaron un 23,0% (2,6% un
año antes), renta (17,1% contra 30,4% en marzo del 2021) y otros ingresos tributarios
(9,4%), estos últimos determinados, en mayor medida, por los impuestos a los combustibles
y a la propiedad de vehículos.

Por su parte, el gasto
primario creció 4,4% (6,8% un año antes), principalmente, como resultado de la
contención de los gastos corrientes primarios. Sin embargo, el rubro de intereses
aumentó 10,9%, para alcanzar un 1,6% del PIB, lo cual llevó a un crecimiento de
los gastos totales de 6,3% (10,9% en el año previo).
El financiamiento neto
acumulado del Gobierno Central se ejecutó mayormente mediante la colocación
neta de títulos de deuda interna.
En los tres primeros meses
del 2022 el Gobierno Central se financió mediante la colocación de bonos deuda
interna en el sector privado (1,3% del PIB), créditos externos (0,8% del PIB) y
el uso de parte de sus depósitos en el BCCR (0,7% del PIB). Ello llevó a un
incremento (0,4 p.p.) en su razón de deuda respecto a diciembre pasado, para
alcanzar preliminarmente 68,6% del PIB21 en marzo pasado (Gráfico
26).
21La razón
de deuda a marzo del 2022 toma como referencia el PIB móvil mensual estimado
para este año.

Si bien, como consecuencia
del aumento en la TPM, la deuda interna se ha colocado a tasas de interés
ligeramente mayores en relación con diciembre del 2021, los buenos resultados
fiscales han permitido una mejora de la confianza en mercados.
En cuanto al costo de la
deuda gubernamental, a pesar de los ajustes a la Tasa de Política Monetaria
realizados por el BCCR desde diciembre 2021 y al posible impacto de la guerra Rusia-Ucrania,
los buenos resultados fiscales y la confianza de los agentes económicos sobre la
capacidad del Gobierno Central para atender sus obligaciones se continuó
manifestando durante el inicio del 2022, lo que permitió una relativa
estabilidad en las tasas de interés durante el primer trimestre y que los
incrementos fueran relativamente pequeños. Al comparar las tasas de referencia
asignadas en marzo del 2022 en el mercado local con respecto a las tasas de
diciembre pasado (o a las últimas asignadas en el 2021), el ajuste en todos los
plazos en colones ha sido de entre 3 y 80 p.b. y en el caso de la moneda
extranjera entre 70 y 82 p.b.
Los buenos resultados
fiscales en el 2021 y en lo que transcurre del 2022, que exceden ampliamente
las metas indicativas en el convenio con el FMI, han permitido una mejora significativa
en la confianza de los mercados, que se ha mostrado en una reducción sistemática
en los diferenciales entre los rendimientos de los bonos soberanos de Costa
Rica y los del resto de América Latina, así como en una mejora de la
perspectiva para la calificación de la deuda costarricense por parte de las
principales agencias calificadoras.
Además, el sólido desempeño
macroeconómico y fiscal del país, en conjunto con la aprobación legislativa de
la Ley Marco de Empleo Público, llevaron al FMI a aprobar en marzo de este año
la primera y la segunda revisión del programa, y a desembolsar el segundo tracto
del crédito, lo cual ha cimentado aún más la confianza de los mercados.
En línea con lo anterior
Fitch Rating y Standard & Poor´s mejoraron la calificación de riesgo de
Costa Rica de "negativa" a "estable".
En efecto, en marzo del
presente año, las calificadoras de riesgo Fitch Rating y Standard & Poor´s,
mejoraron la calificación de la deuda soberana de Costa Rica de "negativa" a "estable".
Previamente, en diciembre del 2021, la calificadora Moody´s también había revisado
al alza la perspectiva crediticia de Costa Rica, de negativa a estable. El
cambio, de acuerdo, con las calificadoras se debe a los mejores resultados
fiscales y de actividad económica, luego del choque del 2020 relacionado con la
pandemia.
De hecho, de mantenerse el
proceso de consolidación fiscal, es probable que se continúe mejorando los
niveles de calificación de riesgo soberano del país y con ello siga la
reducción de la brecha entre la prima de riesgo exigida a Costa Rica y sus
pares de América Latina.
1.3. Condiciones financieras
En el primer trimestre del
2022 ritmo de crecimiento de los agregados monetarios, continuó
desacelerándose, mientras que el crédito al sector privado en moneda nacional mantuvo
su dinamismo.
Al finalizar el primer
trimestre del 2022 los agregados monetarios mostraron tasas de crecimiento
anual inferiores a las observadas en el mismo periodo del año previo. La base
monetaria disminuyó cerca de ¢212 mil millones (crecimiento interanual
de 0,5%), variación trimestral explicada, principalmente, por el
incremento en la posición deudora neta del Banco Central en el
MIL (reflejo de la permanencia de excesos de liquidez en el sistema
financiero), el aumento en el saldo de los depósitos del Gobierno
en el BCCR y la venta neta de dólares en el mercado cambiario para
atender los requerimientos del SPNB. Estos movimientos fueron
parcialmente compensados por la caída en el saldo de las operaciones de mercado
abierto (BEM y DEP), el aumento en los depósitos de otras instituciones
financieras y el pago de intereses sobre la deuda interna.
El medio circulante amplio
(M1A) registró un crecimiento interanual de 9,9% al finalizar marzo (21,5% en
igual mes de un año atrás), mientras que la liquidez total y la riqueza financiera
total crecieron en torno a 4,5% (8,5% en marzo del 2021). Si bien en los
primeros meses del 2021 se mantuvo la preferencia de los agentes económicos por
activos líquidos (por motivos precautorios), conforme la actividad económica se
ha recuperado y la incertidumbre sobre la evolución de la pandemia ha disminuido
la demanda por liquidez ha tendido a moderarse, lo cual se aprecia en la
desaceleración de la tasa de crecimiento del M1 amplio. (Gráfico 27).

Tanto la liquidez total
como la riqueza financiera total crecen a un ritmo moderado y menor a la tasa
de crecimiento estimada para el PIB nominal, por lo que su relación al PIB ha
caído (Gráfico 28).

Los ahorrantes mostraron
una mayor preferencia por activos líquidos denominados en moneda extranjera,
pero la proporción en dólares de la riqueza financiera privada se mantuvo
relativamente constante.
Al término del primer
trimestre del 2022 la participación relativa del componente en moneda extranjera
en el M1 amplio y la liquidez total aumentó respecto a lo observado en el mismo
periodo de 2021 (en 3,2 p.p. y 2,3 p.p., en su orden), pero no mostró cambios
importantes en la riqueza financiera total y privada (Gráfico 29). Incidió en
este resultado la estrategia de financiamiento aplicada por la Tesorería
Nacional en los últimos meses, concentrada principalmente en títulos
denominados en colones. Con ello, buena parte de los vencimientos de títulos en
dólares colocados en el mercado local no fueron renovados, fondos que es de suponer
pudieron ser trasladados, parcialmente, a depósitos en los intermediarios financieros
(lo que se refleja en el incremento de la participación del componente en
dólares en el M1A y la liquidez total) y a la adquisición de activos externos
por parte de ahorrantes institucionales como los fondos de pensión22.
22Al incluir las inversiones en activos
externos de las operadoras de pensiones complementarias en un agregado de
riqueza financiera privada ajustado se observa un incremento en la
participación relativa del componente del ahorro en dólares (de 39,1% en
febrero 2021 a 39,9% en febrero de 2022).

La mayor preferencia de los
ahorrantes por activos líquidos denominados en moneda extranjera es coherente
con la evolución del premio por ahorrar en moneda nacional, el cual, a pesar de
su reciente recuperación, continúa mostrando valores negativos (Gráfico 30).
Esos bajos niveles del premio son consecuencia tanto del comportamiento de las
tasas de interés pasivas en colones (que, aunque han aumentado se mantienen
bajas) como de las expectativas de la variación del tipo de cambio del dólar,
que continúan altas.

El crédito al sector
privado continúa en aumento.
En línea con la mejora
observada en la actividad económica y el empleo, el crédito al sector privado
(CSP) continuó mostrando signos de recuperación. En efecto, al término del primer
trimestre del 2022 el CSP total presentó una tasa crecimiento anual de 2,8%23
(-0,2% en marzo del 2021), resultado, principalmente del mayor dinamismo del
crédito en colones, que mostró un incremento anual de 5,5% (superior a lo
observado en igual lapso de los años 2020 y 2021). Por otra parte, el CSP en
moneda extranjera presentó una contracción de 1,5%.
23Este crecimiento resulta moderado si se le
compara con el crecimiento nominal estimado para la economía, toda vez que el
crecimiento nominal del PIB estimado para este año es de 8,0%.
Debe indicarse, no
obstante, que la contracción del crédito en moneda extranjera resultó menor que
la observada en el mismo periodo del año anterior (-4,9%). Lo anterior se
refleja en el comportamiento de la tasa de variación trimestral anualizada del
crédito en ambas monedas que muestran un mayor dinamismo o, en el caso del
crédito en dólares, al menos una tendencia hacia una menor contracción (Gráfico
31). En efecto, el análisis de fuentes y usos de los intermediarios financieros
al primer bimestre del año muestra que los fondos provenientes de las
obligaciones con el público se han destinado principalmente al aumento de los
activos externos netos y al otorgamiento de crédito tanto en colones como en
dólares.

Además, la evolución del
CSP por monedas implicó la desdolarización de la cartera de crédito, toda vez
que la participación relativa del crédito en dólares en la cartera total disminuyó,
al pasar de 38,0% en marzo del 2021 a 36,4% en marzo del presente año.
El crédito al sector
privado en moneda nacional ha sido estimulado por tasas de interés que
continúan bajas, aunque con leves ajustes al alza en línea con los aumentos de
la TPM.
Dado el comportamiento
observado en meses recientes en la tasa de inflación, el BCCR dispuso orientar
su política monetaria hacia una postura más restrictiva. Así entre el 15 de diciembre
del 2022 y abril ajustó al alza la TPM en 325 puntos base24, lo cual
ha llevado a que las tasas de interés en colones del sistema financiero
muestren ligeros aumentos, pero permanezcan en niveles relativamente bajos
(Gráfico 32).
24En artículo 9 de la sesión 6057-2022 del 27
de abril del 2022, La Junta Directiva del BCCR dispuso aumentar la Tasa de
Política Monetaria en 150 puntos base para ubicarla en 4,0% a partir del 28 de
abril del 2022.

En efecto al 27 de abril
del 2022, la tasa de interés activa negociada (TAN promedio móvil de cuatro
semanas) en colones se ubicó en 10,1%, 161 puntos base superior a la tasa observada
el 15 de diciembre del 2021 (fecha previa al primer ajuste al alza en la TPM).
El aumento en las tasas de interés pasivas ha sido más moderado. Así, la tasa
pasiva negociada y la tasa básica pasiva (TBP) se ubicaron en 3,7% y 2,90%, 34
y 10 puntos base superior a las observadas 15 de diciembre del 2021). Si se
analizan las tasas sobre préstamos por rama de actividad, se observaron
aumentos en las actividades de manufactura y comercio, principalmente.
1.4. Inflación
La inflación general y el
promedio de indicadores de inflación subyacente excedieron el límite superior
del rango de tolerancia para la meta de inflación.
La aceleración de la
inflación general y del promedio de indicadores de inflación subyacente observada
en el 2021 se acentuó en los primeros tres meses del 2022. Desde febrero
pasado, la inflación, medida por la variación interanual del IPC, se ubicó por
encima del límite superior del rango de tolerancia alrededor de la meta (3,0% ±
1 p.p.), situación no observada desde enero del 2015. El promedio en el
trimestre fue de 4,7% en términos interanuales (3,1% en el trimestre previo),
con una tasa de 5,8% en marzo. La tendencia al alza también se registró en el
promedio de indicadores de inflación subyacente, el cual mostró en el trimestre
en cuestión una variación interanual media de 3,7% (4,1% en marzo), desde 2,3%
en el cuarto trimestre del 2021 (Gráfico 33).

El comportamiento al alza
de la inflación responde fundamentalmente al impacto de la inflación importada,
que combina el efecto de los mayores precios internacionales de las materias
primas y de los bienes en general, los mayores costos del transporte marítimo y
el aumento en el tipo de cambio. Del crecimiento interanual de los precios a
marzo, aproximadamente una quinta parte corresponde al incremento en los
precios de combustibles.
La mayor inflación
importada se acentúo por la guerra entre Rusia y Ucrania. En el recuadro 2, se
analizan los efectos internos de ese conflicto, sobre inflación y otras
variables económicas.
A las presiones
inflacionarias externas se le suman, a lo interno, la baja inflación registrada
en el segundo semestre del 2020 y que continuó en los primeros tres meses del
2021 debido al impacto de la pandemia (presencia de efectos base), el repunte
de la demanda interna y la desaparición gradual de algunas fuerzas
desinflacionarias presentes en la economía costarricense desde el 2019 y que se
acentuaron en el 2020 por la pandemia (brechas de producto y de empleo). Por
ejemplo, dado el fuerte ritmo de la recuperación económica a partir del segundo
semestre del 2021, se estima que la brecha de producto negativa (es decir, la
diferencia entre el nivel de producción y su potencial) ha tendido a cerrarse,
lo cual reduce la presión a la baja sobre los precios y los salarios. A lo
anterior, se le sumó el aumento del tipo de cambio.
En lo que respecta a las
expectativas de inflación, la encuesta dirigida a analistas financieros, consultores
en economía y empresarios25 sugiere valores con un comportamiento
creciente desde febrero del 2022. Particularmente, la encuesta realizada en
marzo pasado ubicó la mediana de este indicador a 12 y 24 meses en 5,0%.
25En diciembre del 2021 el BCCR retomó la
encuesta de expectativas de inflación y tipo de cambio. Ver comunicado de
prensa: Banco Central reanuda Encuesta de expectativas de inflación y tipo de
cambio.
En línea con la naturaleza
esencialmente importada de esas presiones, la aceleración de la inflación ha
venido dada, en mayor medida, por el aumento de los precios de los bienes, no
así de los servicios.
Desde diciembre del 2020 el
aumento en el precio de los bienes ha sido marcadamente mayor al de los
servicios, aunque estos últimos muestran un repunte reciente. En lo que
transcurre del primer trimestre del 2022, el incremento promedio de precios de
los bienes fue de 7,6% (9,4% en marzo), mucho mayor que el de los servicios
(1,6% en el trimestre en cuestión y 1,7% en marzo) Gráfico 34.
En línea con lo anterior,
en los seis meses terminados en marzo pasado, alrededor de un 91% de la
inflación general es explicada por el aporte de la inflación de bienes.
Particularmente, en marzo el aporte de estos últimos fue de 5,0 p.p., mientras
que el de los servicios alcanzó 0,8 p.p.

La inflación de bienes fue
explicada, mayormente, por el aumento en el precio de los alimentos y de los combustibles.
Durante el 2021 la
variación interanual promedio de los precios de los alimentos fue de 2,8%. Sin
embargo, desde el tercer cuatrimestre de ese año mostró una tendencia creciente
(tasa promedio de 3,4%), situación que persistió en el primer trimestre del
2022, cuando alcanzó 5,9% en términos interanuales y 8,8% en marzo26
(Gráfico 35). Los incrementos de precios señalados reflejan en parte los
precios altos de los granos básicos en el mercado internacional, los cuales en
el trimestre en cuestión registraron en promedio una variación interanual en torno
a 22,4%, a lo que se sumó el aumento en el tipo de cambio.
26En los primeros tres meses del año los
principales aportes en términos porcentuales al crecimiento del precio de los
alimentos provino de las carnes (14,4%), aceites y grasas (6,3%), productos
lácteos y huevos (4,8%) y pan y productos de panadería (4,5%). Lo anterior fue
atenuado por el aporte negativo de los bienes de origen agrícola (-13,6%).
En marzo la inflación de
alimentos superó en 3,0 p.p. la inflación general (5,8%) y explicó un 32,8% del
resultado del indicador general. Con ello, es de esperar que los consumidores de
ingresos bajos experimenten un mayor impacto, al tener una canasta de consumo
más intensiva en alimentos.
Por su parte, el precio de
los combustibles registró desde marzo del 2021 una acentuada aceleración, para
un promedio interanual en ese año de 20,2% (-7,7% en 2021) y de 27,1% en el
primer trimestre del 2022 (29,3% en marzo). Así, el aumento del precio de los combustibles
contribuyó con alrededor de un 22% de la inflación general al término del primer
trimestre del 2022.

La evolución del precio de
los combustibles se asocia en mayor medida con el incremento en los precios de
los derivados del petróleo, a lo que se suma la depreciación del colón con respecto
al dólar. En este precio, incluido dentro del componente regulado del IPC, la transmisión
de las variaciones de los precios de los hidrocarburos que importa el país es directa,
aunque con un rezago de poco más de un mes27. Aunado a lo anterior,
los precios de los derivados del petróleo también tienen un impacto indirecto
sobre el precio y tarifas de otros componentes regulados de la canasta del IPC,
entre ellos el transporte terrestre (autobús y taxi) y el servicio de
electricidad28.
27Con base en la "Metodología tarifaria
ordinaria y extraordinaria para fijar el precio de los combustibles derivados
de los hidrocarburos en planteles de distribución y al consumidor", el segundo
viernes de cada mes, Recope solicita el ajuste respectivo para el mes siguiente
ante la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos. La fórmula de ajuste
extraordinaria actualiza, entre otras variables, los precios internacionales de
los combustibles y el tipo de cambio. Cada dos meses se actualiza el valor de
la diferencia de precios (rezago tarifario) y cada tres, el impuesto único
sobre los combustibles.
28La metodología de ajuste en la tarifa de
electricidad, de aplicación trimestral, reconoce el costo en que incurren los
proveedores de servicios de electricidad al generar electricidad con diésel y
búnker, el cual es denominado "costo variable por combustible". Debido a su
contribución al costo del transporte, los precios de los combustibles también
se transmiten a los de muchos otros bienes y servicios en la economía.
La inflación es mayor en el
componente regulado del IPC, reflejo en buena medida del alza en los precios de
los combustibles.
Al desagregar la inflación
general por componentes regulado y no regulado (Gráfico 36), se observa una
fuerte alza en el primero, y más moderada en el segundo. Específicamente, en el
primer trimestre del 2022 el componente regulado registró una variación
interanual promedio de 11,0%, influida principalmente por el aumento de 27,1%
en el precio local de los combustibles (diésel y gasolinas) y de 9,3% en el
precio de la electricidad.

Por su parte, la inflación
interanual de los bienes y servicios no regulados, luego de ubicarse en enero
pasado en 2,3%, tasa similar al promedio del 2021 (2,2%), mostró un mayor
impacto sobre la inflación en los siguientes dos meses, con tasas de 3,9% y
4,6% respectivamente. En los resultados de febrero y marzo del año en curso
influyó el aumento en los precios de los alimentos, ya comentado.
Persiste la tendencia al
alza en los precios al productor, lo que podría presionar aún más la inflación
al consumidor.
El Índice de precios al
productor de la manufactura (IPP-MAN) se aceleró fuertemente durante el 2021 y
desde agosto de ese año su variación interanual se ubicó en dos dígitos. Particularmente,
en el primer trimestre del 2022 la tasa de variación promedio fue de 14,76% (13,3%
en el cuarto trimestre del año previo), con un valor de 15,0% en marzo (Gráfico
37).
Al desagregar este
indicador, la aceleración es más pronunciada en productos no alimenticios,
aunque los alimenticios desde enero pasado presentan tasas de crecimiento de dos
dígitos (variación interanual de 18,9% y 11,8%, respectivamente en marzo del
2022). En los primeros, el comportamiento fue explicado por los precios de los
productos de plástico, papel, hierro y acero, que en forma agregada aportaron
33,3% al crecimiento del IPP-MAN entre enero y marzo del 2022. En el caso del
componente alimenticio, la mayor contribución provino de las carnes y productos
agrícolas, así como los productos de molinería, azúcar y café, que en conjunto
contribuyeron con un 38,8% en igual periodo.
Esta situación, tal como se
ha señalado en otros informes, es consecuente con el alto precio de las
materias primas en el mercado internacional29, el aumento en el
costo de los fletes marítimos, problemas en las cadenas de suministro y la
depreciación del colón.
29Pese a la desaceleración desde una tasa
interanual de 139,2% en abril del 2021 a 38,7% en marzo pasado.

Por otra parte, al considerar
el IPP_MAN por tipo de bien para el mercado interno, el componente con mayor
variación ha sido el de precios al productor de bienes intermedios.
Sin embargo, el subíndice
de precios al productor de bienes de consumo final, que es el que podría tener
mayor incidencia sobre los precios al consumidor, también ha mostrado una aceleración
importante en el primer trimestre del 2022, con una variación interanual de
9,3% en marzo, superior en 2,9 p.p. en relación con diciembre del 2021. El
traslado del aumento de los precios al productor hacia los precios al
consumidor puede ser mayor en la medida en que mejore el consumo de los hogares,
los márgenes de comercialización se recuperen, los excesos de inventarios
disminuyan y la brecha del producto alcance valores positivos, elementos que
influyen en la causalidad de precios mayoristas a minoristas. También la percepción
de que el aumento en el costo de los insumos es más persistente podría llevar a
los productores a trasladarlo en mayor grado a los consumidores.
Recuadro 2. Impacto en la
economía nacional de la guerra en Ucrania
Los lazos comerciales
directos de Costa Rica con Rusia y Ucrania son reducidos. No obstante, es de
esperar que el conflicto bélico entre esas naciones tenga un impacto sobre la economía
costarricense, el cual se transmitiría por dos canales: el comercial y el
financiero.
A nivel mundial, Rusia
destaca entre los principales productores de hidrocarburos (petróleo y gas
natural) y de productos químicos (fertilizantes), mientras que Ucrania en la
producción de aceite de girasol. Por otra parte, estos países son líderes en la
producción de alimentos (granos básicos) y metales (principalmente aluminio,
acero, níquel, paladio, cobre y platino).
El intercambio comercial de
Costa Rica con ambas naciones se concentra en la exportación de piña y banano,
y en la importación de abonos, agroquímicos y productos de hierro y acero (Infografía
2.1).
Infografía 2.1. Relación comercial de Costa Rica con Rusia y Ucrania

Fuente: BCCR, con información de la Dirección
General de Aduanas.
Pese a las limitadas
relaciones comerciales con Rusia y Ucrania, el enfrentamiento armado entre
ambos países ha generado un aumento de la inflación en Costa Rica, así como a
nivel global. Las disrupciones directas de la producción en los países en
conflicto junto con las interrupciones en las cadenas de suministro (acentuadas
por las sanciones aplicadas a la economía rusa), así como algunas restricciones
a la exportación (particularmente de productos agrícolas) han alimentado expectativas
de desabastecimiento, generando un fuerte incremento en los precios
internacionales de las materias primas. Estas nuevas presiones inflacionarias,
junto con las ya existentes, han contribuido a que los aumentos en los precios
al consumidor alrededor del mundo persistan más allá de lo estimado meses atrás
por los organismos internacionales y los principales bancos centrales. De
mantenerse, esta situación demandará ajustes de política monetaria a un ritmo
mayor al registrado hasta el momento, con implicaciones sobre el consumo y la
inversión, y finalmente sobre el crecimiento.
Aunado a lo anterior, es de
esperar que el aumento en el precio de los bienes importados provoque un
deterioro de la balanza comercial de los países importadores de materias primas
(como es el caso de Costa Rica), así como en sus términos de intercambio30.
Por otra parte, en la medida en que el conflicto se prolongue o involucre a más
países europeos, las repercusiones sobre el ritmo de actividad económica en la
zona del euro podrían ser cada vez mayores, lo cual eventualmente tendría un
efecto negativo sobre las exportaciones costarricenses hacia esos mercados y
sobre las proyecciones de crecimiento para la economía nacional. A esto se suma
un eventual menor crecimiento de sectores de la economía costarricense como el
agrícola y el de la construcción, ante el aumento en precios o incluso la
escasez de insumos provenientes de la zona en conflicto31.
30Los términos de intercambio se definen como
la relación (cociente) que existe entre los precios de los productos de
exportación de un país y los precios de los productos de importación, es decir,
el precio relativo de las exportaciones en términos de las importaciones. Un
incremento (disminución) de los términos de intercambio en determinado periodo
significa que los precios de las exportaciones aumentan (disminuyen) más o
disminuyen (aumentan) menos que los precios de las importaciones en dicho
periodo. Ello implica que, con la misma cantidad física de exportaciones, el
país puede importar una mayor (menor) cantidad de bienes.
31Cerca de una cuarta parte de los
fertilizantes importados por Costa Rica provienen de Rusia y Bielorrusia.
En el ámbito financiero, el
conflicto bélico se traduciría en condiciones financieras menos favorables para
el financiamiento del país en los mercados internacionales, tanto por incrementos
en las tasas de interés en economías avanzadas (en respuesta al aumento de la inflación)
como por el aumento generalizado en la prima por riesgo para los mercados emergentes,
como Costa Rica. Esto eventualmente traería consigo un endurecimiento de las condiciones
financieras a nivel local, lo cual, junto con la mayor incertidumbre, podría también
reducir el consumo y la inversión privada.
Por otra parte, la
exposición directa del sector bancario a Rusia y Ucrania no es significativa, por
lo que el principal impacto en los balances bancarios y la calidad crediticia
sería mediante un menor crecimiento y condiciones financieras más estrictas.
Sin embargo, las pruebas de resistencia sugieren que el sector bancario puede
hacer frente a un choque significativo en el crecimiento, las tasas de interés
y el tipo de cambio.
En síntesis, en el contexto
interno, la combinación de los canales comercial y financiero llevaría a
presiones adicionales sobre la inflación, tasas de interés y sobre el tipo de
cambio, así como a un menor crecimiento económico.
Efectos esperados sobre la
economía costarricense
De acuerdo con estimaciones
del BCCR, un aumento del 10% en los precios del petróleo o de los granos
básicos traería consigo un efecto sobre la inflación interanual del orden de
1,03 p.p. y 0,67 p.p. respectivamente al cabo de un año. No obstante, el efecto
acumulado sobre la inflación interanual dependerá del tiempo durante el cual se
prolongue el choque (Tabla 2.1). Asimismo, una variación en los precios del
petróleo en la magnitud mencionada tendría efectos negativos sobre el consumo,
la inversión, el ingreso disponible y el PIB (Diagrama 2.1).
En el caso de Costa Rica,
las variaciones en los términos de intercambio están altamente correlacionadas
con los precios de los combustibles (Gráfico 2.1). El BCCR estima que, por cada
USD 10 de aumento en el precio del barril de hidrocarburos, la factura
petrolera aumenta en USD 216 millones (0,33% del PIB), y con ella, los
requerimientos de divisas para tal fin.
Además, un deterioro del 1%
en los términos de intercambio tendría un impacto negativo en indicadores
claves como consumo (-0,076% del PIB), inversión (-0,062% del PIB) e ingreso disponible
(-0,123% del PIB).


CAPÍTULO 2. ACCIONES DE
POLÍTICA DEL BCCR
Desde mediados del 2020 y
durante la mayor parte del 2021, el BCCR mantuvo la TPM en un valor de 0,75%,
su mínimo histórico. Sin embargo, a partir de diciembre del año pasado inició
un proceso de aumento gradual de dicho indicador con la intención de mantener
la tasa de inflación proyectada en el mediano plazo dentro del rango de
tolerancia alrededor de la meta. En lo transcurrido del 2022 la TPM ha
aumentado en tres ocasiones, por un acumulado de 275 p.b.
La liquidez del sistema
financiero se ha mantenido holgada, pero se orienta en una dirección de
contracción, en línea con el tono más duro de la política monetaria.
Al igual que el año
anterior, en el primer cuatrimestre del 2022 el mercado cambiario ha enfrentado
presiones, principalmente debido a la fuerte demanda de divisas del sector público
no bancario (SPNB) y de los fondos de pensiones. Estas presiones se han
reflejado en una depreciación del colón y en una caída de las reservas internacionales
(RIN).
2.1. Tasa de Política
Monetaria
A partir del 15 de
diciembre del 2021 el BCCR inició un proceso gradual de aumento en la TPM para
tratar de mantener la inflación proyectada en el mediano plazo dentro del rango
de tolerancia alrededor de su meta.
La TPM es el instrumento
utilizado por el BCCR para influir sobre las tasas de interés del sistema
financiero y señalar la orientación de su política monetaria. Desde mediados de
junio del 2020, el BCCR mantuvo dicho indicador en 0,75%, su nivel histórico
más bajo, luego de haberlo disminuido en 450 p.b. entre marzo del 2019 y el
primer semestre del 2020. Sin embargo, el 15 de diciembre del 2021 la aumentó
en 50 p.b. y acordó seguir una senda de aumentos graduales en esa tasa con el
fin de mantener la inflación proyectada en el mediano plazo dentro del rango de
tolerancia alrededor de su meta (3% ± 1 p.p.)32.
32Artículo 10 del acta de sesión 6039 del 15 de
diciembre del 2021.
En ese mismo acuerdo, la
Junta Directiva manifestó su disposición a intensificar el ritmo de aumento de
dicho indicador, dependiendo de la evolución de los determinantes de la
inflación futura, entre ellos la brecha del producto, las expectativas de
inflación y posibles efectos inflacionarios de segunda ronda. Esa comunicación
clara sobre la senda futura esperada de la tasa de política es lo que se
denomina guía prospectiva y es un instrumento que el BCCR ha utilizado
activamente en los dos últimos años para guiar las expectativas de los agentes económicos.
En línea con lo anterior,
en lo transcurrido del 2022 el BCCR aumentó en tres ocasiones la TPM, la
primera el 26 de enero en 50 p.b., la segunda el 14 de marzo, en 75 p.b., y la
tercera el 27 de abril, en 150 p.b., con lo cual la ubicó en 4,0%. El proceso
de aumento gradual de la TPM desde diciembre pasado tomó en consideración,
entre otros, los siguientes aspectos:
a) El fuerte aumento de la
inflación mundial como consecuencia de factores tanto de demanda como de oferta
(ver sección Economía internacional de este IPM), que fue acentuado por el
conflicto bélico entre Rusia y Ucrania a partir del 24 de febrero del presente
año. Particularmente, este conflicto exacerbó las presiones al alza en los
precios de las materias primas, pues ambos países son exportadores importantes
de combustibles, granos básicos y metales.
b) El aumento en la
inflación general interna, medida por la variación del Índice de precios al
consumidor y el promedio de indicadores de inflación subyacente, la cual, como
se indicó antes, responde esencialmente al impacto de la inflación importada.
c) La reducción estimada en
la holgura de la capacidad de producción de la economía nacional, debido al
impulso observado en la actividad económica en el 2021 y lo transcurrido del
presente año.
d) Los resultados de los
modelos de pronóstico del BCCR, que sitúan la inflación general entre 6% y 7%
en la primera mitad del 2022, para luego empezar a converger gradualmente al
margen de tolerancia alrededor de la meta. De igual modo, las proyecciones
ubican la inflación subyacente ligeramente por encima del rango de tolerancia
en lo que resta del 2022, para retornar a ese rango en el 2023.
e) Los riesgos sobre la
trayectoria proyectada para la inflación general y subyacente, que se inclinan
al alza. De estos riesgos, destacan: i) las altas tasas de variación de los
precios al productor (de dos dígitos desde agosto del 2021), pues en la medida
en que los aumentos en los costos de los insumos persistan, aumenta la
probabilidad de un mayor traslado hacia los precios que enfrentan los consumidores;
ii) la posibilidad de que el comportamiento alcista en la inflación afecte las expectativas
en igual sentido y genere así los llamados efectos de segunda ronda, con lo que
el aumento en la inflación podría tornarse más duradero; y iii) los riesgos de
mayores aumentos en los precios de las materias primas como consecuencia del
conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
f) La tasa de política
monetaria expresada en términos reales continúa en valores por debajo de la
tasa real neutral33, por lo que la Junta Directiva del BCCR
considera necesario intensificar el proceso gradual de incrementos en la TPM,
para acercarla a una posición neutral. A abril del 2022, este último indicador
se ubicó en 0,98% mientras que la TPM real, calculada con las expectativas, fue
de -1,23%.
33La TIRN corresponde al nivel de la tasa de
interés compatible con ausencia de presiones inflacionarias o desinflacionarias
y con expectativas de inflación que convergen a la meta. Cuando la TPM en
términos reales es superior a la TIRN, se dice que la postura de la política
monetaria es contractiva, y cuando es inferior, es expansiva.
2.2. Gestión de la liquidez
En apoyo de su política
monetaria expansiva, en los tres últimos años el BCCR ha procurado una liquidez
agregada holgada y tomado otras medidas para garantizar la estabilidad del sistema
financiero costarricense y contribuir a la recuperación de la actividad
económica. Con el tono más duro de la política monetaria, la gestión de la
liquidez apuntará hacia una mayor absorción y, consecuentemente, a una
reducción del saldo de la liquidez total.
Las principales medidas
aplicadas por el Banco Central en apoyo de la postura expansiva de su política
monetaria iniciada en marzo del 2019 fueron la reducción de 3 p.p. en la tasa
de encaje mínimo legal sobre las operaciones en moneda nacional (de 15% a 12%)
a partir de junio del 2019, la conducción de las operaciones de mercado abierto
de modo que el saldo de los Bonos de Estabilización Monetaria (BEM) no
aumentara y la introducción en setiembre del 2020 de una facilidad crediticia
que se aplicó mediante operaciones diferidas a plazo (ODP).
El objetivo de esta
facilidad fue proveer a los intermediarios financieros regulados por la Sugef34
de recursos a mediano plazo en moneda nacional a bajo costo, condicionado a que
ofrecieran financiamiento al sector privado (hogares y empresas) en condiciones
también favorables. Con ello, se buscó mitigar el impacto económico de la
pandemia del COVID-19 sobre el consumo, la producción y el empleo, para contribuir
a reducir, de esa forma, las secuelas de la crisis en la sociedad y el sector
productivo, y permitir la recuperación de las empresas solventes a mediano
plazo. Esta facilidad de crédito contribuiría, además, a preservar la
estabilidad del sistema financiero costarricense, toda vez que la contracción económica
por la pandemia redujo la capacidad de pago de los deudores del sistema financiero.
34Todos los intermediarios financieros
regulados por la Sugef (bancos públicos y privados, financieras, mutuales y
cooperativas) podían participar de la ODP según su importancia relativa en el
saldo del crédito al sector privado y previa entrega al BCCR, y aprobación por
parte de este, de un plan de uso de los recursos.
El monto original de esta
facilidad fue de ?700 mil millones, pero el 14 de enero del 2021 la Junta
Directiva decidió ampliarla35 a ?842.887 millones, debido a que los
intermediarios financieros manifestaron una demanda superior al monto inicialmente
aprobado. En total, el BCCR desembolsó ¢826.355 millones por este concepto, de
los cuales ¢824.314 millones fueron desembolsados en el 2021 y el resto en el
2020. Además, los intermediarios financieros realizaron amortizaciones por
¢16.596 millones, por lo cual el saldo de la facilidad a finales de marzo del
presente año se redujo a ¢809.759 millones (1,9% del PIB del 2022) (Cuadro 2).
35Artículo 9 del acta de la sesión 5979-2021
del 14 de enero de 2021.

Los recursos desembolsados
por la facilidad crediticia especial contribuyeron a que en el 2021 el sistema
financiero costarricense presentara una posición holgada de liquidez, situación
se mantuvo en los primeros meses del 2022. No obstante, esto podría cambiar en los
próximos meses debido a la decisión del BCCR de endurecer el tono de su
política monetaria.
El BCCR gestiona las
condiciones de liquidez mediante operaciones en el MIL y las operaciones de
mercado abierto (OMA36). A mediano y largo plazo, la liquidez
también es afectada por las variaciones en la tasa de encaje mínimo legal, que
es un porcentaje de los depósitos y captaciones que deben mantener depositado
en el Banco Central los intermediarios financieros regulados por la Sugef,
según lo dispuesto en el artículo 62 de su
Ley Orgánica (Ley 7558)37.
36Las OMA consisten en la compra y venta de títulos
propios o de terceros por parte del BCCR para influir directamente sobre la
liquidez de la economía y la estructura de las tasas de interés de los mercados
financieros. Con este fin el BCCR emite títulos de deuda en el mercado
primario, principalmente BEM y, ocasionalmente, participa en compras de sus
propios títulos en el mercado secundario, canjes o subastas inversas de sus
títulos.
37Actualmente esa tasa es de 12% para las
operaciones en colones y de 15% para las denominadas en moneda extranjera.
En lo transcurrido del 2022
la liquidez agregada en el sistema financiero ha mantenido una posición
holgada. Al pasado 27 de abril, la liquidez sistémica disponible, medida con el
saldo promedio neto de los depósitos recibidos por el BCCR en el MIL, ascendió
a ¢613.358 millones, lo cual representa un incremento de ¢51.632 millones con
respecto al promedio del año previo (Gráfico 38).
La condición holgada de
liquidez del sistema financiero nacional se manifiesta también en el encaje
excedente de los intermediarios financieros. En los primeros cuatro meses del
presente año, estos entes han mantenido depósitos por concepto de encaje
excedente por un monto promedio diario de ¢140.485 millones, superior al de
igual lapso del año previo (¢105.382 millones).
El BCCR contrajo la
liquidez mediante la venta neta de divisas, con la cual drenó alrededor de
¢121.800 millones; no obstante, esto fue compensado por la reducción de ¢90.899
millones del saldo de BEM y el aumento del monto de depósitos mantenidos por
los bancos y otros intermediarios financieros en sus cuentas de fondos. Hacia
adelante, sin embargo, el Banco Central orientará sus OMA al aumento del saldo
neto de BEM y, consecuentemente, hacia una mayor absorción de liquidez, en
línea con la postura más restrictiva de su política monetaria.

Pese a la disponibilidad de
liquidez, las tasas de interés del MIL en moneda nacional se mantienen por
encima de la TPM.
Las tasas de interés en el
MIL en moneda nacional del total de operaciones efectuadas a un día plazo han
estado prácticamente alineadas con la TPM. Sin embargo, al excluir las negociaciones
en las que el BCCR es contraparte, se ubican, al igual que el año anterior, por
encima de la TPM (Gráfico 39), con una brecha promedio de 0,21 p.p. (0,16 p.p.
en el 2021).
Esta situación es
propiciada por entidades que desde el año pasado han captado recursos a tasas
de interés relativamente altas, a lo cual se añade el hecho de que en el
presente año ha habido más entidades que muestran una posición deudora en el
MIL en ciertos días.
El BCCR también ha
participado en el MIL en moneda extranjera, con el fin de acumular divisas. Al
27 de abril pasado, el saldo de captación en esta modalidad fue de USD 63
millones. Por su parte, los mercados administrados por la Bolsa Nacional de
Valores no han mostrado episodios que evidencien tensión, por lo cual no se ha
requerido la participación del BCCR como proveedor de liquidez en estos
mercados durante el 202238.
38Como parte de las medidas aprobadas en marzo
del 2020, al recién iniciar la pandemia, para mitigar posibles tensiones de
liquidez que se temía pudieran darse en el sistema financiero, se autorizó la
participación del Banco Central como acreedor en el MIL en moneda extranjera y
en los mercados de dinero administrados por la Bolsa Nacional de Valores
(artículo 5 de la sesión 5923-2020 del 20 de marzo del 2020). Además, se
permitió la participación del BCCR en el mercado secundario de títulos del
Gobierno Central.

2.3. Política cambiaria y
participación del BCCR en el mercado cambiario
En el primer cuatrimestre
del 2022 el tipo de cambio continuó enfrentando presiones al alza.
Al 27 de abril del año en
curso, el tipo de cambio promedio ponderado del Mercado de Monedas Extranjeras
(Monex) fue de ¢667,14 (Gráfico 40), superior en 7,7% al registrado en igual
fecha del año previo y en 3,9% al de finales del 2021.
El incremento en el tipo de
cambio ha estado acompañado de una mayor volatilidad, manifiesta en un
coeficiente de variación de 1,41% en el primer cuatrimestre del 2022, coeficiente
mayor que el correspondiente al primer y último cuatrimestre del 2021 (0,33% y 1,02%,
respectivamente).

La política cambiaria fue
coherente con el régimen de flotación administrada, en un contexto de demanda
inusualmente alta de divisas por parte del SPNB y de los fondos de pensiones.
Bajo un régimen cambiario
de flotación administrada, y al amparo de lo dispuesto en su Ley Orgánica, el
Banco Central actúa en el mercado cambiario con tres propósitos: a) para gestionar
los requerimientos de divisas del SPNB; b) para acotar movimientos abruptos en
el tipo de cambio, pero no cambiar la tendencia de este macroprecio (a estas
intervenciones les denomina operaciones de estabilización), y c) para atender
sus requerimientos de divisas, durante programas de expansión de reservas.
En lo transcurrido del
2022, el BCCR ha participado en el mercado cambiario principalmente para
atender el primer motivo y, en menor grado, el segundo. En lo que respecta a la
gestión de divisas para el SPNB, el BCCR debe atender esos requerimientos con
sus reservas internacionales y restituirlas mediante compras en el Mercado de
Monedas Extranjeras (Monex), según las condiciones que priven en el mercado
privado de cambios.
En el primer cuatrimestre
del 2022 los requerimientos netos del SPNB ascendieron a USD 1.435,7
millones (USD 1.057,0 y USD 567,6 millones en igual lapso del
2021 y del 2020, respectivamente), de los cuales USD 661,0
millones se destinaron al pago de la factura petrolera y USD 130,0
millones al Ministerio de Hacienda para atender, principalmente, el servicio
de su deuda en moneda extranjera. Durante este año la factura petrolera aumentó
considerablemente en comparación con el año previo (Cuadro 3). Esto debido
a que, como se indicó en la sección de Economía internacional de este
IPM, en los primeros meses del 2022 se acentuó el aumento en el precio
internacional del petróleo que venía desde el año anterior, como
resultado de las sanciones impuestas por algunos países a Rusia, que es uno de
los principales países productores de dicha materia prima.

El BCCR compró en Monex USD
966,9 millones para restituir parcialmente las ventas de divisas que
realizó al SPNB. Adicionalmente, en febrero realizó una venta de USD 6,98
millones con fines de estabilización del mercado cambiario.
Lo adquirido por el BCCR
para la gestión de divisas del SPNB provino del superávit de las operaciones de
los intermediarios cambiarios con el público (USD 1.018,4 millones, acumulado
al 27 de abril), monto superior al registrado en igual periodo del año anterior
(USD 853,8 millones).
La recuperación del
superávit del mercado privado de cambios puso de manifiesto el incremento en la
cantidad ofrecida de divisas, cuyo promedio diario pasó de USD 79,3 millones
en el primer cuatrimestre del 2021 a USD 95,3 millones un año después.
Este comportamiento fue consecuente con el proceso de reactivación económica y,
en particular, con el dinamismo de la demanda externa del país. Sin embargo,
ese efecto fue parcialmente compensado por una mayor demanda (el promedio
diario pasó de USD 68,6 millones en el 2021 a USD 82,6 millones
en el siguiente), cuya evolución reflejó, entre otras cosas, lo siguiente:
a) La reactivación
económica, que imprimió mayor dinamismo a las importaciones. Este efecto fue
reforzado por el incremento en los precios internacionales de materias primas y
en los costos de fletes marítimos, esto último derivado del congestionamiento
en la provisión de servicios de transporte marítimo de mercancías.
b) El incremento en la
demanda de divisas por parte de ahorrantes institucionales y, en particular, de
las operadoras de fondos de pensión que, por razones de diversificación de cartera,
han aumentado su tenencia de activos en moneda extranjera. En el primer trimestre
del año en curso el saldo de la cartera en dólares del Régimen Obligatorio de Pensiones
Complementarias y del Fondo de Capitalización Laboral aumentó en USD 224,3
millones (USD 423,1 millones en igual lapso del año anterior).
Así, al 28 de abril del
presente año, el saldo de RIN del BCCR ascendió a USD 6.850,7 millones,
inferior en USD 67,4 millones al saldo observado a finales del 2021 y
equivalente al 10,4% del PIB estimado para el 2022. Este monto incorpora ingresos
por desembolsos de USD 250,0 millones del BID (apoyo presupuestario), USD
284,5 millones correspondientes al segundo desembolso del FMI bajo el
convenio del Servicio Ampliado del Fondo (SAF), USD 270,0 del BCIE (para
el proyecto del Fondo de Avales) y USD 42,1 millones de proyectos en ejecución.
Para mejorar el
funcionamiento del mercado cambiario, el BCCR aprobó una modificación al
Reglamento para las operaciones cambiarias de contado.
Esta modificación fue
aprobada en el artículo 7 de la sesión 6049-2022 del 23 de febrero del 2022 y
busca ordenar la gestión de divisas por parte del SPNB, profundizar el mercado cambiario
para promover una eficiente formación de precios y fortalecer la posición de
RIN.
Los cambios introducidos
consisten en:
a) Ampliar el plazo de
programación que las entidades del SPNB deben hacer sobre sus compras y ventas
de divisas y extender los recargos ya existentes a los montos que excedan la
programación establecida.
b) Canalizar al Monex la
demanda y oferta de divisas por parte de los administradores de fondos de
terceros cuyo saldo administrado exceda un cierto umbral, que será determinado
por la Gerencia del BCCR.
Por otra parte, la
Superintendencia de Pensiones solicitará a los fondos de pensiones la programación
diaria y semanal de compra de dólares a partir del 1 de abril del año en curso,
con una justificación técnica, clara y congruente del uso de las divisas dentro
de su estrategia de inversiones39.
39Según oficio SP-A-252-2022, del pasado 3 de
marzo, a los regímenes básicos de jubilación del Poder Judicial, el Magisterio
Nacional y el sistema de Invalidez Vejez y Muerte (IVM); así como a las seis
operadoras de pensiones complementarias (OPC).
CAPÍTULO 3. PROYECCIONES Y
ACCIONES DE POLÍTICA
Este capítulo presenta las
proyecciones macroeconómicas para el bienio 2022-2023 y los riesgos que
condicionan su cumplimiento.
Para el entorno
internacional, las perspectivas de crecimiento de la actividad económica se revisan
a la baja, principalmente por el impacto económico de la guerra de Rusia en Ucrania,
mientras que se prevé una mayor inflación internacional y altos precios de las materias
primas. En ese contexto, el crecimiento de la economía local se estima en 3,4%
y 3,9% para ese bienio, lo que lo que significa una revisión a la baja de 0,5
p.p. para el presente año y de 0,1 p.p. para el 2023 con respecto a lo previsto
en el IPM de enero pasado.
Por otra parte, en el 2022
y en la mayor parte del 2023 la inflación en Costa Rica se mantendría por
encima del margen de tolerancia alrededor de la meta (3%), los riesgos sobre
esta trayectoria, en general, se muestran balanceados.
Los principales riesgos
externos para estas proyecciones están relacionados con el comportamiento de
los precios de las materias primas, influido por el conflicto bélico entre Rusia
y Ucrania, y con las acciones de política monetaria que apliquen las
principales economías avanzadas. En el ámbito local, destacan la incertidumbre
sobre la aprobación de las medidas fiscales adicionales requeridas para
afianzar la sostenibilidad de las finanzas públicas y el impacto del aumento de
las expectativas inflacionarias.
3.1. Proyecciones para la
economía mundial
Los organismos
internacionales revisaron a la baja las perspectivas de crecimiento mundial, principalmente
por el impacto económico de la guerra de Rusia en Ucrania.
El Fondo Monetario Internacional
(FMI), en su informe "Perspectivas de la economía mundial" de abril del 2022,
revisó a la baja las proyecciones de crecimiento mundial para el bienio
2022-2023 en 0,8 p.p. y 0,2 p.p. con respecto al informe de enero pasado, para
llevarlas a 3,6% para cada año (frente a un crecimiento de 6,1% en el 2021)
(Gráficos 41 y 42). Este pronóstico supone que el conflicto bélico permanece
limitado a Ucrania, las nuevas sanciones a Rusia40 eximen al sector
de la energía41 y el impacto económico de la pandemia disminuye en
el transcurso del 2022.
40Las sanciones en contra de Rusia han generado
efectos económicos globales.
41Sin embargo, el escenario base considera el
impacto de la decisión de Alemania de retirarse de la energía rusa para el 2024
y los embargos anunciados hasta el 31 de marzo de 2022.
En su conjunto, los
principales socios comerciales del país estarían creciendo 3,7% y 2,5% en el
2022 y 2023, un ajuste a la baja de 0,3 p.p. con respecto a lo estimado en el
IPM de enero del presente año (4,0% y 2,8, respectivamente).
Particularmente, para
Estados Unidos el ajuste a la baja en relación con lo previsto en enero fue de
0,3 p.p. en ambos años, hasta 3,7% y 2,3%, mientras que, en la zona del euro,
la reducción es aún mayor: para el 2022 de 1,1 p.p. hasta 2,8%, y para el 2023
de 0,2 p.p., para un crecimiento de 2,3% (Cuadro 4).


El FMI revisó a la baja sus
proyecciones de crecimiento económico mundial debido en buena medida a las
implicaciones de la guerra de Rusia en Ucrania en los mercados globales de materias
primas, en el comercio y en los mercados financieros, entre otros.

El FMI prevé que la
inflación se mantendrá elevada durante más tiempo que en el pronóstico anterior,
dadas las mayores presiones inflacionarias impulsadas por el aumento de los
precios de las materias primas debido a la guerra en Ucrania. Para el 2022,
proyecta una inflación de 5,7% en las economías avanzadas y de 8,7% en las
emergentes, lo que representa 1,8 p.p. y 2,8 p.p. por encima a lo proyectado en
enero pasado en ese orden (Gráfico 43).
Por su parte, la OCDE
previó en diciembre del 2021 un crecimiento económico mundial de 4,5% en el
2022 y 3,2% en el 2023 y una inflación de 4,2% y 3,0% para esos años. Sin embargo,
en su informe preliminar de las perspectivas económicas de marzo del 2022,
señaló que, ante el estallido de la guerra, el crecimiento económico mundial
podría ser más de 1 p.p. menor y la inflación mayor en aproximadamente 2,5 p.p.
para el 2022 con respecto a lo proyectado antes del conflicto.
De acuerdo con la OCDE,
esta desmejora en la tasa de crecimiento de la economía se debe básicamente a
un aumento importante en los precios de las materias primas, tanto en los combustibles
como en los granos básicos, los metales y los fertilizantes. De mantenerse el conflicto,
o escalar las tensiones, este incremento podría ser todavía mayor. Lo anterior adicionaría
presión sobre la inflación mundial, que ya de por sí era alta, y podría obligar
a los bancos centrales de las principales economías del mundo a subir las tasas
de interés de política monetaria más rápida y fuertemente de lo previsto previo
a este conflicto bélico.

Estos elementos aumentan la
incertidumbre en los mercados financieros internacionales, reducen los precios
de las acciones y provocan un aumento general en la prima por riesgo para los
títulos de deuda de economías emergentes.
En línea con lo anterior,
la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad, por
sus siglas en inglés) a finales de marzo pasado ajustó a la baja su proyección
de crecimiento económico mundial para el 2022 de 3,6% a 2,6%, debido a la
guerra en Ucrania y a los cambios en las políticas macroeconómicas realizadas
por los países en los últimos meses.
Recientemente los
principales bancos centrales también han ajustado las proyecciones de crecimiento
de la actividad económica para el bienio 2022-2023.
Así, por ejemplo, el
Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos, en su reunión de política
monetaria del 15 y 16 de marzo del 2022, modificó su proyección de crecimiento económico
para el 2022 a [2,5%, 3,0%] y para el 2023 a [2,1 , 2,5%]42, y ubicó
su perspectiva de inflación en [3,9%, 4,4%] y [2,4%, 3,0%]43, en
igual orden44 (Cuadro 5).
42Desde [3,6%, 4,5%] para el 2022 y para el
2023 a [2,0%, 2,5%], previsto en diciembre del 2021.
43Desde [2,5%, 3,0%] y [2,1%, 2,4%],
respectivamente, proyectado en diciembre del 2021.
44Estas proyecciones corresponden a la
tendencia central, la cual excluye las tres proyecciones más altas y las tres
más bajas para cada variable en cada año. Las proyecciones de inflación se
basan en el Índice de precios del gasto de consumo personal (PCE, por sus
siglas en inglés).
En esa misma reunión,
señaló que, entre otros:
. Los indicadores de
actividad económica y empleo muestran una fuerte recuperación.
La inflación continúa
elevada, lo que refleja desequilibrios de oferta y demanda relacionados con la
pandemia, precios de la energía altos y presiones inflacionarias más amplias.
. Las implicaciones de la
invasión de Rusia a Ucrania para la economía de Estados Unidos son muy
inciertas, pero en el corto plazo es probable que generen presión adicional al
alza sobre la inflación y afecten la actividad económica.
. Se anticipa aumentos
continuos en el rango objetivo para la tasa de referencia de política (la "Tasa
de fondos federales").
. Espera comenzar a reducir
el programa de compras de activos en una próxima reunión.

En la reunión de política
monetaria del pasado 10 de marzo, el Banco Central Europeo (BCE) también redujo
sus proyecciones de crecimiento hasta 3,7% para el 2022 y 2,8% para el 2023 (4,2%
y 2,9% previstos en diciembre del 2021). Asimismo, actualizó su estimación de inflación
a 5,1% y 2,1% para el bienio 2022-2023 (medida con el índice de precios al consumidor,
desde 3,2% y 1,8% dados en diciembre último). En esa oportunidad, el BCE señaló
que la invasión rusa a Ucrania encarece la energía, perturba el comercio y pesa
sobre la confianza de los agentes económicos.
En síntesis, el entorno
internacional se presenta más adverso para la economía nacional.
Las perspectivas de un
menor crecimiento mundial, en particular de los socios comerciales del país,
aunado a un aumento en el precio de las materias primas y en general, un
entorno de mayor inflación global, inciden negativamente sobre el desempeño
económico local. Es de esperar un deterioro de los términos de intercambio, un
mayor impacto de la inflación importada y condiciones financieras más
restrictivas, dado el retiro de los incentivos monetarios en muchas economías,
incluido un rápido incremento de las tasas de interés de referencia.
Los principales supuestos
de la economía internacional se presentan en el Cuadro 6. Al respecto destaca
lo siguiente:
e) Un crecimiento para
Estados Unidos de 3,7% para el 2022, que significa una revisión a la baja de
0,3 p.p. con respecto a lo previsto en enero anterior, aunque en ese mes ya había
sufrido un ajuste a la baja de 1,2 p.p. en relación con la estimación de
octubre del 2021. Para el 2023, las previsiones contemplan un crecimiento de
2,3%.
f) La estimación del
crecimiento medio ponderado de los principales socios comerciales de Costa Rica45
para el 2022 se ubicaría en 3,7% (4,0% previsto en enero), para luego desacelerarse
hasta 2,5% en el 2023.
45Estimación del BCCR. Considera una muestra de
15 países que comprenden el 85% de las exportaciones de bienes a febrero del
2022.
g) Un aumento anual de
44,9% en los precios de los combustibles en el 2022, según los precios de
futuros del petróleo WTI46, lo que implica un fuerte ajuste al alza
con respecto a lo estimado en enero pasado (17,3%). Para el próximo año, se
proyecta una caída en el precio de esta materia prima de 7,5%.
46Corresponde al precio por barril de producto
terminado importado por Costa Rica, el cual tiene como referencia los precios futuros
de WTI de Bloomberg más un margen (entre el precio del crudo y el valor de
producto terminado) de USD 14 por barril.
h) Un deterioro en los
términos de intercambio del país de 4,4% en el 2022 (deterioro de 2,9% previsto
en enero pasado), explicado principalmente por el significativo incremento en
el precio de las materias primas importadas. Para el 2023, se prevé una mejora
de 0.8% en los términos de intercambio.
i) La inflación de los
principales socios comerciales47 sería de 5,6% en el 2022 (3,8% previsto
en enero) y 2,8% en el 2023.
47Ponderada por el peso relativo de las importaciones (ponderaciones
móviles).
j) Las tasas de interés
internacionales aumentarían. Por ejemplo, la tasa SOFR48 se proyecta
en 2,6% en el 2022 y 2023, comparado con una tasa prevista de 1,2% y 1,5% para
ambos años, y una tasa observada prácticamente nula en el 2021.
48Secured Overnight Financing Rate. A partir de
julio del 2023 se descontinuará la publicación de la LIBOR (ver "BCCR y
Conassif informan sobre avances ante la descontinuación de la LIBOR" del 30 de
noviembre del 2021).
En resumen, el entorno
externo se prevé como más adverso para la economía nacional tanto en relación
con el del 2021 como en relación con lo proyectado en enero pasado.

Los riesgos para el crecimiento
continúan inclinados a la baja y para la inflación al alza.
Para el FMI la
incertidumbre alrededor de sus proyecciones es alta y los riesgos se mantienen inclinados
a la baja. Entre esos riesgos se encuentran un posible empeoramiento de la
guerra, una escalada de las sanciones a Rusia, una desaceleración económica en
China mayor a la prevista como consecuencia de la política de tolerancia cero
al COVID-19 y el surgimiento de una variante de la pandemia más contagiosa.
Además, la guerra en Ucrania ha aumentado la probabilidad de mayores tensiones
sociales debido al incremento de los precios de los alimentos y la energía.
El FMI señaló un nuevo
riesgo que se refiere a una fragmentación de la economía mundial, acentuada por
la guerra de Rusia en Ucrania, con la formación de bloques geopolíticos con diferentes
normas tecnológicas, sistemas de pagos transfronterizos y monedas de reserva.
Para la inflación, dicho
organismo señala que podría aumentar significativamente por encima de lo
previsto por los siguientes factores: un empeoramiento de los desequilibrios
entre la oferta y la demanda (incluidos los derivados de la guerra), nuevos
aumentos en los precios de las materias primas, así como expectativas de
inflación crecientes y un mayor crecimiento de los salarios, si hay señales de
que la inflación será alta en el mediano plazo. En esa situación los bancos
centrales se verán obligados a reaccionar más rápido de lo previsto, aumentando
las tasas de interés. Ello hace vulnerable la deuda, particularmente en las economías
emergentes.
La OCDE, por su parte,
también resaltó la elevada incertidumbre alrededor de sus proyecciones, ya que
el nuevo choque negativo originado por la invasión rusa a Ucrania tiene una
duración y una magnitud inciertas.
3.2. Proyecciones para la
economía nacional
Las proyecciones de
crecimiento de la economía nacional se revisan a la baja como resultado de la
desaceleración de la economía internacional y del incremento en los precios de
las materias primas, así como de una mayor incertidumbre global.
Para el bienio 2022 y 2023
se proyecta un crecimiento de 3,4% y 3,9%, lo que significa una revisión a la
baja de 0,5 p.p. para el presente año y de 0,1 p.p. para el 2023 con respecto a
lo previsto en el IPM de enero pasado (Cuadro 7).

La revisión a la baja para
el 2022 considera varios aspectos, entre ellos la mayor incertidumbre sobre el
ritmo de recuperación de la economía mundial y de los principales socios
comerciales a raíz del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, así como la
persistencia de los cuellos de botella de la oferta global de bienes y
servicios que han provocado el incremento en los costos de la producción
nacional. Adicionalmente, las restricciones ante el aumento de contagios por la
variante Ómicron del virus Sars-Cov2, incidió en un menor ingreso de turistas
respecto a lo que se tenía previsto en el primer trimestre del año. Como resultado
de estos eventos, se espera un deterioro en los términos de intercambio, lo
cual afecta negativamente al ingreso disponible y por ende llevaría a un menor
crecimiento del consumo de los hogares y de los flujos de comercio de bienes y
servicios.
Para el 2023, la leve
revisión a la baja se sustenta en la menor demanda externa, parcialmente compensada
por una ligera mejora en los términos de intercambio, que daría un alivio al consumo
y la inversión. Además, para ese año se espera un crecimiento de la inversión pública
producto de la recuperación de las nuevas construcciones de infraestructura
vial, generación eléctrica e infraestructura de almacenamiento de combustibles.
De forma coherente con la
evolución de la producción durante el bienio, así como de los términos de
intercambio (pérdida de 4,4% y ganancia de 0,8% en 2022 y 2023 respectivamente)49,
se estima que el ingreso nacional disponible bruto se incrementaría en 1,6% y
4,3% en 2022 y 2023.
49Particularmente, en el 2022 se estima un
deterioro en los términos de intercambio explicado principalmente por el
incremento previsto en el precio de los combustibles (46,7%) y otras materias
primas. Esta situación se espera que se revierta para el 2023 (reducción de
8,7% en el precio de los combustibles) de forma que esta relación de precios
mostraría una mejora de 0,8%.
Mejoras en el ingreso
disponible y aumentos en la ocupación estimularían el consumo de los hogares,
en tanto que el consumo del gobierno mantendría un bajo dinamismo, en línea con
la aplicación de la regla fiscal.
La revisión de abril
muestra una desaceleración en el ritmo de crecimiento de los componentes del
gasto. Destaca el menor dinamismo en el consumo de los hogares como resultado
del shock externo negativo y su efecto sobre los términos de intercambio y el ingreso
disponible, así como la desaceleración de la inversión, principalmente la de
destino público. Similarmente, se estima una desaceleración tanto en la demanda
externa como en las compras de bienes y servicios importados respecto al
pronóstico de enero.
Así, se estima un
crecimiento del consumo de los hogares de 3,3% y 4,1% en el 2022 y 2023 producto
de la recuperación paulatina del ingreso y del empleo.
En cuanto al consumo del
gobierno, este se desaceleraría con respecto al 2021 como consecuencia de la
política de contención del gasto, en apego al cumplimiento de la regla fiscal.
Se estima que en el 2022 la actividad de la enseñanza pública mostrará un mayor
dinamismo como consecuencia de efectos base producto de la suspensión del curso
lectivo que se dio en los meses de mayo y junio del año 2021. Por su parte, en
el caso de los servicios de salud, se espera una desaceleración en su ritmo de
crecimiento conforme se normalice la demanda de estos servicios una vez que se
supere la emergencia derivada de la pandemia del COVID-19.
Por su parte, en 2023, para
las actividades de Administración y Enseñanza se supone que todas las
instituciones del Gobierno General mantendrán la aplicación de la directriz de contención
en las remuneraciones, compra de bienes y servicios, así como en la política de
contratación de nuevas plazas.
Mayor desarrollo de
proyectos de infraestructura permitirían un aumento en la inversión.
En contraste, la demanda
externa moderaría su ritmo de crecimiento.
La formación bruta de
capital aumentaría en ambos años debido, principalmente, a la mayor inversión
privada en maquinaria y equipo de origen importado para actividades de manufactura
y servicios, así como en nuevas construcciones con destino privado50.
50Impulsadas por las obras residenciales,
comerciales, industriales y los servicios especializados de la construcción.
En el caso de la inversión
pública, para 2022 se estima una contracción (-2,7%), principalmente en el
rubro de nuevas construcciones (-10,1%), debido a la reducción en el presupuesto
para infraestructura por parte del Gobierno Central y de entidades como Acueductos
y Alcantarillados51, así como una menor infraestructura vial52.
Esta caída es ligeramente compensada por una mayor inversión en maquinaria y
equipo (15,2%), como resultado de la compra de equipo tecnológico para educación
del fideicomiso SUTELFonatel y del Ministerio de Hacienda para la modernización
de los sistemas tecnológicos.
51En el caso de Acueductos y Alcantarillados
también incluye efectos base debido a una revisión en el nivel de inversión en
2021, superior al valor estimado previamente.
52En el 2022, con excepción de los avances
previstos en la construcción de los Hospitales Monseñor Víctor Manuel Sanabria
Martínez (Puntarenas) y William Allen Taylor (Turrialba) y otros centros
periféricos de atención de la salud así como la ampliación de carretera San
José-San Ramón y el edificio Metropolitano del Banco Popular, la inversión en
obra pública es negativa y refleja la revisión en la proyección de ejecución de
carreteras, caminos y puentes ejecutados por el MOPT así como la caída ya
prevista de la inversión realizada por las municipalidades y otras
instituciones del gobierno.
En 2023 se estima un
crecimiento del 4,6% en la inversión pública, como resultado de la mayor
inversión en nuevas construcciones (8,5%), principalmente proyectos de
generación eléctrica, carreteras, caminos y puentes, así como de obras de
infraestructura para recibimiento de buques y almacenamiento de combustibles
por parte de RECOPE, pero una menor inversión en maquinaria y equipo (-2,9%)53.
53Para 2023 se estima que el crecimiento en la
construcción estaría impulsado por obras como la continuación de la
construcción de la planta geotérmica Borinquen I, la construcción de la
Terminal Pacífico para recibo de buques y almacenamiento en el Plantel
Barranca, por parte de la Refinadora Costarricense de Petróleo, obras viales
(por ejemplo, de la ampliación de la ruta San José - San Ramón, la II etapa del
programa Red Vial Cantonal -CCLIP-, I y II Programa de Infraestructura Vial y
Promoción de APP, y Programa de Infraestructura de Transporte -PIT-) e
infraestructura educativa (Proyecto de Infraestructura y Equipamiento Educativo
ejecutado por el Ministerio de Educación Pública).
Acorde con la evolución
prevista para nuestros principales socios comerciales, en un entorno en el que
prevalecen las tensiones políticas y, problemas en las cadenas de suministro se
prevé una moderación en el impulso de la demanda externa de bienes, tanto por
productos del régimen definitivo como del régimen especial54. En el
caso de las exportaciones de servicios, el crecimiento estaría ligado al
turismo receptor55 y la exportación de servicios empresariales.
54Además, el 2021 se caracterizó por el fuerte
dinamismo en la demanda por productos tanto del régimen especial como
manufacturados del régimen definitivo, por lo que se prevé una normalización en
dicha demanda.
55Se estima que en el 2022 el ingreso de
turistas al país aumentaría en 52,8% y en 36,7% en el 2023.
Congruente con el desempeño
previsto para el consumo, la inversión y la actividad económica, se prevé que
las importaciones de bienes aumenten en promedio 4,0% en el 2022- 23. El
crecimiento en las importaciones de servicios (promedio de 5,4% en el bienio)
está asociado a la recuperación en el turismo emisor, y en los servicios de
transporte de mercancías, de información y comunicaciones y empresariales.
Por actividad económica, se
revisa a la baja el crecimiento de la producción con respecto a lo publicado en
el IPM de enero de 2022, principalmente en la construcción, ante la caída en la
inversión pública y la desaceleración en el ingreso de turistas, que tendría
implicaciones directas sobre el crecimiento de las actividades de hoteles y
restaurantes y otras vinculadas.
Esta revisión toma en
consideración lo observado al primer trimestre del año, así como la revisión de
las previsiones para el resto del año, por ejemplo, de los planes de inversión pública
(Cuadro 8).

En particular, para las
actividades destaca lo siguiente:
Agropecuario: mientras que en 2021 mostró una variación de 3,8%, para 2022 y 2023 se
estiman tasas de variación de 2,2% y 2,5% respectivamente, resultado coherente
con la evolución prevista para la actividad económica de nuestros socios
comerciales. Además, se consideró la trayectoria de los contratos de precios a
futuro, que son mayores a los previstos en enero pasado, producto del
encarecimiento de algunos insumos agrícolas.
Manufactura: para el bienio 2022-2023, se estima un crecimiento medio de 4,5%,
positivo pero más moderado con respecto al 2021 (13,3%), sustentado en la
evolución prevista de la economía de los socios comerciales, así como del crecimiento
esperado de la demanda interna vinculada con las actividades agropecuaria y de
la construcción.
Construcción: su crecimiento en el 2022 (0,8%) sería impulsado por la construcción con
destino privado de obras de tipo residencial, comerciales e industriales,
compensado por la caída en la construcción con destino público; mientras que para
el 2023, aunado al avance de la construcción privada, se estima un crecimiento
en la construcción con destino público relacionado con servicios básicos,
ingeniería civil e infraestructura vial y educativa.
Comercio: se espera una moderación en el ritmo de crecimiento del comercio, como resultado
de la desaceleración del ingreso disponible y del consumo de los hogares. Por
otra parte, la desaceleración de la producción de bienes, principalmente de las
actividades agropecuarias y de manufactura contribuirían a un menor dinamismo
de la actividad comercial.
Hoteles y Restaurantes: se estima un crecimiento promedio de 18,2% en el bienio 2022- 2023; si
bien continúa la recuperación en el turismo receptor, su ritmo sería más lento
en comparación con lo estimado en enero del 2022. En particular, el ingreso de
turistas al país en los primeros dos meses del 2022 resultó inferior en un 20%
al valor previsto en enero, como consecuencia de la propagación de la variante
del Ómicron y el retorno a medidas de restricción en algunos socios
comerciales.
Transporte: Esta actividad crecería en promedio 4,3% en el bienio. En este periodo
se recuperarían los servicios de transporte de pasajeros por vía marítima luego
de dos años de contracción. Asimismo, se proyecta un aumento en la movilización
de personas en servicios de transporte públicos en el 2022, aunado al
crecimiento del transporte por vía aérea, las actividades de apoyo al
transporte y los servicios de carga. Adicionalmente, se espera que el mayor
ingreso de turistas al país durante 2022 y 2023 impulsen esta actividad en las
distintas modalidades de transporte de pasajeros.
Servicios empresariales: Su dinamismo estaría determinado por la evolución esperada de las
actividades internas y vinculadas al comercio exterior. Particularmente
destacan los servicios de consultoría, publicidad, apoyo a empresas y alquiler
de vehículos y agencias de viajes. Para el bienio 2022-23 se estima un
crecimiento promedio del 4,9% por año, ligeramente inferior a las tasas de
variación registradas previo a la pandemia (7,3% en promedio entre 2017 y
2019).
Información y comunicación:
crecería 5,0% y 4,5% en el 2022 y 2023,
respectivamente, explicadas por el aumento en los servicios de programación y
consultoría informática.
Además, se espera un
aumento en la producción de los servicios de telefonía móvil e internet.
Intermediación financiera y seguros: Se proyecta una mayor demanda de crédito del sector privado, lo
cual incrementaría los ingresos por servicios de intermediación financiera medidos
indirectamente (SIFMI). Por su parte, las comisiones explícitas tendrían un crecimiento
modesto, en parte por la fijación de comisiones máximas a las tarjetas de pago
fijadas por el Banco Central (Ley 9831), por lo que el cobro por comisiones
asociadas a tarjetas de emisores nacionales56 y datáfonos
disminuiría con respecto al 2021.
56La comisión porcentual máxima para operaciones
de pago locales se redujo en 25 p.b. (de 2,50% a 2,25%), y será aplicable a
cerca del 95% de la cantidad de operaciones y el 84% del valor total de las
operaciones realizadas dentro del territorio nacional. Las operaciones
transfronterizas estarían sujetas a una comisión máxima de 2,50%.
Enseñanza y salud: Esta actividad crecería 2,9% en el 2022 y 1,1% en el 2023, reflejo del incremento
en los servicios privados de salud y la normalización de los servicios de enseñanza
pública. Sin embargo, en el 2023 los servicios de enseñanza privada todavía no alcanzarían
los niveles prepandemia.
En el bienio 2022-2023, la
evolución de los principales indicadores del sector externo estaría determinada por la moderación en la demanda de los
principales socios comerciales, en un contexto de deterioro en
los términos de intercambio por el incremento en el costo de las
materias primas importadas.
Las condiciones anteriores,
propiciarían un déficit de cuenta corriente en el 2022 y 2023 de 4,6% y 3,5%
del PIB, respectivamente, relaciones superiores a la registrada en el 2021 (3,3%),
explicadas, principalmente, por el mayor valor de las importaciones (Gráfico
44).

En esta ocasión, se
revisaron al alza las estimaciones del déficit comercial de bienes con respecto
a lo previsto en enero pasado, en el orden de 1,2 p.p. del PIB, en promedio,
para ambos años, para ubicarlo en niveles de 8,1% y 7,2%, en el 2022 y 2023
respectivamente.
Lo anterior respondería al
deterioro en los términos de intercambio que, combinado con una moderación en
las perspectivas de crecimiento de los principales socios comerciales, propiciarían
una revisión al alza en las importaciones netas (en especial, de materias
primas e hidrocarburos).
Particularmente, para las
compras de hidrocarburos se prevé un incremento promedio, con respecto a la
estimación de enero, equivalente a 0,6 p.p. del PIB en el bienio 2022-2023,
para alcanzar un valor medio de USD 2.278 millones en este lapso. Lo
anterior sería explicado, fundamentalmente, por el aumento en el precio medio
del barril de la mezcla del producto terminado para ese bienio, que alcanzaría
un nivel de USD 107,2 (USD 86,7 previsto en enero).
Por su parte, las
previsiones para la cuenta de servicios fueron revisadas a la baja (0,4 p.p. del
PIB en promedio para ambos años) con respecto a las estimaciones de enero, con
lo cual el superávit de servicios se ubicaría en 9,7% y 10,3% del PIB,
respectivamente, en el bienio en comentario. Lo anterior se debe,
principalmente, a un ajuste a la baja en la expectativa de ingreso de turistas
al país, dado que en los primeros dos meses del año se observó una entrada de
visitantes menor a lo estimada originalmente. Con respecto a los servicios de
apoyo empresarial de manufactura y de telecomunicaciones, informática e
información se estima que éstos mantendrían un crecimiento promedio de 3,0% en
los dos años de pronóstico.
En relación con el ingreso
primario, se estima un mayor déficit respecto al 2021, para alcanzar en
promedio, durante el bienio 2022-2023, una relación respecto al PIB de 7,1%. El
mayor déficit en estos dos años respecto al año previo (6,4% del PIB) tendría
sustento en la mayor renta por concepto de inversión directa y de intereses de
la deuda pública externa. Lo anterior sería coherente con el mayor financiamiento
externo previsto para el país en este período.
En el 2022 aumentarían los
flujos de ahorro externo, principalmente hacia el sector púbico. Los flujos de
recursos externos se reducirían en el 2023.
En la cuenta financiera se
estima para el 2022 un ingreso neto de recursos del orden de 5,7% del PIB (2,9%
del PIB en el 2021), principalmente hacia el sector público (3,7% del PIB), donde
destaca el financiamiento al Gobierno Central (4,8% del PIB). Por su parte en
el sector privado sobresale la inversión directa, la cual se espera que alcance
una participación de 4,9% del PIB este año, inferior a lo recibido un año
atrás, pero que supera en seis décimas del PIB lo registrado en el quinquenio
que concluyó en el 2020 (Gráfico 45).
Estos recursos permitirían
financiar la brecha de la cuenta corriente y propiciar una acumulación de
activos de reserva en el 2022 (11,7% del PIB), lo que implica una recuperación
de los niveles de reservas, después del uso transitorio de reservas que hizo el
Banco Central ante el atraso en las aprobaciones de los créditos externos de
apoyo presupuestario durante el 2021.
El ingreso neto de recursos
al sector público estaría explicado, principalmente, por los desembolsos hacia
el Gobierno General (USD 3.388 millones), en particular, de los créditos
de apoyo presupuestario (USD 1.935 millones), la colocación de títulos
valores (se supone que en el 2022 se colocarían USD 1.000 millones) y
los préstamos vinculados a proyectos de inversión (USD 453 millones);
ingresos que serían parcialmente compensados por la amortización de pasivos
externos (USD 191 millones). Claro está que el supuesto de la colocación de
títulos valores en el exterior y el desembolso de otros créditos externos
previsto en este ejercicio está condicionado a su aprobación por parte de la
Asamblea Legislativa57.
57Proyecto de Ley de autorización para emitir
títulos valores en el mercado internacional y contratar líneas de crédito,
expediente 23.036.

En el 2023 la cuenta
financiera registraría un menor acceso a recursos externos, fundamentalmente
por el menor financiamiento externo neto hacia el sector público (2,3 p.p. del
PIB). El Gobierno General recibiría menores desembolsos de créditos de apoyo presupuestario
(0,2 p.p. del PIB) y debe cancelar títulos de deuda externa (USD 1.000 millones)
colocados en noviembre del 201258; mientras que para los bancos
públicos se supuso que incrementarían sus activos externos y cancelarían
títulos de deuda externa (USD 500 millones).
58Este efecto compensaría el ingreso de USD 1.000 millones previsto más
adelante en el 2023 por la colocación de títulos de deuda externa por el
Gobierno Central.
Por su parte, se espera que
para ese mismo año el sector privado muestre un nivel similar en los influjos
netos en relación con el año previo (2,0% del PIB). Respecto a la inversión directa,
ésta continuaría el proceso de moderación estimado para el 2022, luego del
fuerte crecimiento en el 2021 (efecto rebote), aunado a las expectativas de un
menor crecimiento mundial en respuesta a las políticas monetarias restrictivas
en economías avanzadas, recientemente exacerbadas por la incertidumbre de una
escalada en la tensión geopolítica por el conflicto Rusia-Ucrania.
Bajo este panorama, el
financiamiento externo neto esperado en el 2023 sería menor al resultado
conjunto de la cuenta corriente y la cuenta de capital, lo que propiciaría una reducción
de activos de reserva de USD 98 millones y, ubicaría este acervo en una razón
de 10,8% respecto al PIB al cierre del año.
Según las estimaciones del
Ministerio de Hacienda, para el bienio 2022-2023 continuaría la mejora en el
resultado fiscal, como producto de los esfuerzos de contención del gasto, influidos
por la aplicación de la regla fiscal contemplada en la Ley 9635 y el incremento
en la recaudación tributaria.
Para el bienio 2022-2023,
el escenario base del Ministerio de Hacienda estima que el Gobierno Central
alcanzará, en ese orden, déficits financieros equivalentes a 4,4% y 3,6% del
PIB y superávits primarios del orden de 0,8% y 1,3% del PIB (Gráfico 46). Estos
resultados no contemplan ingresos adicionales asociados a la posible aprobación
legislativa de los proyectos de ley incluidos en el convenio de financiamiento
suscrito con el FMI; es decir, se trata de un escenario pasivo desde el punto
de vista de reformas tributarias adicionales, y contrasta en ese sentido con el
escenario activo en el IPM de enero del 2022.
El escenario en este
informe sí supone que continuaría el dinamismo de la recaudación tributaria
congruente con el proceso de recuperación económica y que se aplica la regla
fiscal sobre los gastos totales.

Dado lo anterior, se prevé
un menor financiamiento neto en el bienio en comentario (Gráfico 47). En
particular, la Dirección de Crédito Público del Ministerio de Hacienda estima
que el requerimiento bruto de financiamiento alcanzaría 9,9% en el 2022 y 10,1%
del PIB un año después. En particular, habría un mayor flujo de recursos
externos (créditos de apoyo presupuestario y colocación de bonos por USD 1.000
millones cada año)59, además del ingreso de los recursos por el
crédito con el FMI y otros vinculados con proyectos de inversión pública. Con
ello, la razón de la deuda a PIB se mantendría en torno a 67,6% en estos años,
para luego empezar una trayectoria descendente en los años siguientes (Gráfico 48).
59La Dirección de Crédito Público contempló en
su ejercicio de proyección, la eventual colocación de bonos deuda externa
(hasta por USD 6.000 millones)
en el periodo 2022-2027, mediante emisiones anuales de USD 1.000 millones.


Por su parte, el resto del
sector público no financiero continuará con resultados superavitarios en torno
a 0,5% del PIB por año, ligeramente inferior a lo observado previo a la
pandemia.
Aunque se mantiene el
proceso de recuperación de las finanzas de la mayoría de las entidades públicas,
el proceso ha sido un poco más pausado de lo previsto, especialmente en la CCSS
y RECOPE. Para el Banco Central se estima un déficit financiero en torno al
0,2% del PIB en el bienio 2022-2023.
Perspectivas favorables
para crecimiento del crédito al sector privado
Dada la meta de inflación,
el comportamiento previsto para las cuentas de producción y del sector externo,
y el financiamiento neto requerido por el Gobierno, se prevé que el componente
financiero del ahorro nacional (aproximado por la riqueza financiera) crezca en
torno a 4,0% en el 2022 y 3,4% en el 2023.
Asimismo, en línea con la
moderación en el crecimiento de la actividad económica, la mejora en la
percepción de los agentes económicos sobre el desempeño macroeconómico y la disponibilidad
de fondos prestables por parte de los intermediarios financieros, se estima que
el crédito al sector privado continuaría la senda de recuperación observada en
2021, pero a un menor ritmo que el previsto en el informe de enero (4,2% en
2022 y 4,7% en 2023). Esa revisión a la baja reflejaría el tono más restrictivo
de la política monetaria y las mayores tasas de interés resultantes. El
crecimiento del crédito estaría explicado por mayores colocaciones en moneda
nacional, toda vez que se supone que continúa la desdolarización observada en los
últimos años en el crédito total.
La inflación se ubicaría en
valores superiores al rango de tolerancia alrededor de la meta (3% ± 1 p.p.)
para la mayor parte del bienio 2022-2023; los riesgos sobre esta trayectoria, en
general, se muestran balanceados.
En el horizonte de
pronóstico, que comprende los ocho trimestres que transcurren entre el II trimestre
del 2022 y el I trimestre del 2024, los modelos de proyección señalan una trayectoria
para la inflación subyacente y la inflación general mayor a la prevista en el
IPM de enero del 2022. Los riesgos sobre estas trayectorias en general se
muestran balanceados.
Estas proyecciones
incorporan la respuesta de política monetaria del Banco Central con el objetivo
de lograr que, en el mediano plazo, la inflación retorne a valores coherentes
con la meta definida por la Junta Directiva del BCCR para la inflación (3 % ± 1
p.p.).
El comportamiento esperado
de los determinantes macroeconómicos de la inflación conduciría a que la
inflación subyacente, indicador que captura en mayor medida el efecto de
factores internos de demanda, sobre las cuales tiene efecto la política
monetaria, se ubique en promedio en torno a un 4,3 % en el 2022 y que para el
2023 retorne al rango meta. (Gráfico 49A)60.
60Estas proyecciones son generadas a partir del
modelo macroeconómico del Banco Central, con información disponible al 25 de
abril del 2022 de proyecciones de precios de materias primas en los mercados
internacionales, tasas de interés, crecimiento e inflación de los principales
socios comerciales de Costa Rica, entre otras, y toman en cuenta la respuesta
de la tasa de interés de política monetaria, modelada mediante una regla tipo
Taylor. El horizonte de proyección es de 8 trimestres, lo cual considera los
rezagos con que opera la política monetaria.
La brecha de producto,
negativa desde el 2019, ha tendido a reducirse como consecuencia de la
aceleración en el ritmo de crecimiento de la actividad económica observado en
el 2021. Sin embargo, la moderación prevista en la tasa de crecimiento de los
años 2022 y 2023 indica que la economía mantendría alguna capacidad ociosa en
ese lapso, y eso ayudaría a contener la inflación61.
61En el recuadro 3 se discute la estimación que
realiza el BCCR del producto potencial y la brecha del producto.
Por su parte, se proyecta
una inflación general, medida con el IPC, que en promedio sería de 5,9% en 2022
y de 4,5 % en 2023 (Gráfico 49B). Su dinámica refleja presiones debidas a mayores
precios internacionales de materias primas, especialmente hidrocarburos y alimentos,
y mayores costos de fletes marítimos, asociados en buena medida con la inestabilidad
geopolítica en el entorno internacional. Se espera que los efectos de este
choque tiendan a diluirse en el año 2023. La trayectoria de la inflación
general (IPC) también refleja las presiones en el mercado cambiario que se
observaron en 2021 y lo que transcurre de 2022.

Recuadro 3. Producto
potencial y brecha del producto en Costa Rica
Una idea errónea muy frecuente
en la discusión sobre producto potencial es que corresponde a la producción
posible si toda la fuerza de trabajo estuviera empleada y se usara todo el capital.
En realidad, el concepto de producto potencial se refiere a la máxima
producción que puede alcanzar una economía cuando los factores de producción se
utilizan a sus tasas máximas sostenibles, es decir, cuando se usan a
tasas coherentes con un crecimiento sostenido y una inflación estable. El producto
potencial aproxima la oferta agregada en la economía, y su evolución es
determinada fundamentalmente por factores estructurales que influyen en la
eficiencia y flexibilidad con que se puede asignar los recursos, así como en su
productividad.
Un concepto asociado es el
de brecha de producto, que es la diferencia entre la producción efectiva y el
producto potencial, expresada como porcentaje del producto potencial. Una brecha
positiva es indicativo de presiones de demanda que hacen que los factores se
empleen por encima de su capacidad más eficiente y que ello conduzca a
presiones al alza sobre los precios de la economía. Lo opuesto ocurre cuando la
brecha de producto es negativa, que indica una producción efectiva por debajo
de la correspondiente al uso máximo sostenible de los recursos. Por esta razón,
la brecha de producto es útil para evaluar la existencia de presiones
inflacionarias en la economía, por lo que es muy usada en bancos centrales para
informar sus decisiones de política monetaria62.
62Debe acotarse que la política monetaria tiene
una limitada capacidad para influir en los factores que determinan el potencial
productivo de la economía. Estimular el crecimiento potencial requiere
políticas estructurales que corrijan problemas como la falta de correspondencia
entre las características del factor humano que demanda la economía y la oferta
disponible, ineficiencia en la asignación de recursos o falta de competencia en
algunos mercados.
El producto potencial no es
directamente observable, por lo que para aproximarlo se recurre a metodologías
econométricas, sea mediante modelos estructurales o puramente estadísticos. La
estimación estará siempre sujeta a incertidumbre, así que una práctica común en
agencias estadísticas y bancos centrales es realizar la estimación utilizando
un conjunto de métodos. Precisamente, en el Banco Central de Costa Rica (BCCR)
el producto potencial se estima por medio de la combinación de un método
estructural, el de la función de producción, y dos métodos estadísticos, los
filtros de Hodrick-Prescott y de Hamilton. En el resto de este recuadro se
exponen los principales detalles de la implementación vigente de estas metodologías63.
63 El trabajo realizado por el BCCR en este tema
también puede consultarse en Esquivel y Rojas (2007), Monge (2012), Monge y
Vindas (2015) y Álvarez (2018).
Filtros estadísticos
El objetivo de aplicar un
filtro estadístico al producto observado es obtener una serie de datos que
representen la tendencia subyacente de la producción, libre de fluctuaciones
cíclicas o estacionales asociadas con factores de demanda, y que por ende
aproxime la producción potencial de la economía.
El filtro de
Hodrick-Prescott es uno de los más utilizados para este fin. El componente de tendencia
se obtiene de forma que se minimice la suma de dos componentes: uno que resume las
desviaciones del producto efectivo con respecto a dicha tendencia (componente
cíclico) y otro que resume la variabilidad de la tasa de crecimiento de la
tendencia. Para implementar el filtro se usan adelantos y rezagos de la serie,
y se escoge un parámetro de suavizamiento ? para el segundo componente
mencionado.
Para la aplicación del
filtro de Hodrick-Prescott se toman algunas precauciones. En primer lugar,
debido a la forma en que se estima la tendencia, los últimos valores de la
serie tienen una influencia particularmente alta en la tendencia estimada. La
forma usual de lidiar con este problema es extender mediante pronósticos la
serie que va a ser filtrada y filtrar sobre el conjunto de datos observados y
pronosticados. Segundo, debido a que se utilizan adelantos de la serie, el
efecto de cambios de gran magnitud podría manifestarse en la tendencia desde antes
de que ocurran. Esto es de particular importancia en el contexto de la pandemia
por COVID-19. Una forma de hacer frente a este problema es estimar la tendencia
para períodos previos a la pandemia con datos hasta el último período antes de
su inicio, y para períodos posteriores a su inicio estimar la tendencia con la
serie completa. Finalmente, otra crítica al filtro es que a menudo se utilizan
los valores para el parámetro de suavizamiento ? sugeridos por Hodrick y
Prescott para la economía de los EE. UU. Sin embargo, el BCCR utiliza estimaciones
propias de dicho parámetro, realizadas con datos para la economía costarricense64.
64Las dos referencias más reciente son Esquivel
et al (por publicar) y Álvarez (2017).
Hamilton (2018) propone una
alternativa al filtro Hodrick-Prescott. Este método es de aplicación más simple
que la de otros filtros, pues los valores filtrados son los valores ajustados
de una regresión lineal realizada con base en cierto número de rezagos de la
serie65.
65La especificación de la regresión propuesta
por Hamilton es 𝑦𝑡+? = 𝛼 + 𝛽0𝑦𝑡 + 𝛽1𝑦𝑡?1 + ? + 𝛽𝑝𝑦𝑡?(𝑝?1) + 𝑣𝑡+?, con h=8 y p=4 para datos trimestrales.
Algunos estudios sobre su
aplicación muestran que los resultados de este filtro son más robustos que los
de otros filtros a revisiones en tiempo real de los datos de producto. Sin embargo,
la literatura sobre la aplicación empírica del filtro de Hamilton no ha
alcanzado un consenso definitivo sobre si tiene propiedades superiores al
Hodrick-Prescott66.
66Ver Quast y Wolters (2022), Hall y Thomson
(2021), Schüler (2018), Jönsson (2020a, 2020b), Canova (2020) y Paramaguru
(2021), entre otros.
El enfoque de la función de
producción
Una función de producción
es un modelo estilizado de la forma en que se utilizan los factores en una
economía para obtener su producción. La aplicación de este método para
aproximar el producto potencial implica dos pasos:
i. La estimación de coeficientes
para cada factor en la función de producción.
ii. La estimación de los
valores de la tendencia de cada factor, es decir, su evolución libre de
fluctuaciones cíclicas. Estos valores se usan en la función de producción para obtener
el valor estimado de la producción potencial.
El BCCR utiliza una función
de producción Cobb-Douglas con retornos constantes a escala, dada por
𝑌𝑡 = 𝐴𝑡𝐾𝑡
𝛼𝐻𝑡
1?𝛼
donde 𝑌𝑡 es el producto observado, 𝐾𝑡 es el acervo de capital físico, 𝐻𝑡 es el capital humano y 𝐴𝑡 es la productividad total de los factores.
Los coeficientes 𝛼 y 1 ? 𝛼 indican la importancia relativa de cada uno en el proceso de producción,
y se estiman a partir de valores observados de los factores y el
producto. Si en la función resultante se sustituyen los valores de tendencia
de los factores, se obtiene una estimación de la producción también libre
de fluctuaciones cíclicas, lo que corresponde a la idea de producto potencial67.
En la estimación del BCCR, los valores de tendencia se obtienen mediante el
filtro Hodrick-Prescott implementado como se ha descrito.
67Esta forma funcional es ampliamente utilizada
por bancos centrales, agencias estadísticas y organizaciones internacionales.
Ver por ejemplo Chalaux y Guillemette (2019) en la OCDE, Shackleton (2018) en
la Congressional Budget Office de los EE.UU, y Linniert y Gilmore (2015) en el
Banco de Reserva de Nueva Zelanda, entre muchos otros.
La estimación econométrica
de los coeficientes debe tomar en cuenta que los factores y la producción se
determinan simultáneamente en el proceso productivo: el nivel de producción influye
en las decisiones de asignación de capital y trabajo, pero esas decisiones
también influyen en el nivel de la producción. Por esa razón, para obtener una
estimación del coeficiente con propiedades deseables se utiliza mínimos
cuadrados en dos etapas, un método de estimación de variable instrumental. Con
datos para el período 1993-2021 se obtiene un coeficiente para el capital de
0,43, que es estadísticamente significativo. Las estimaciones son muy similares
si se utilizan datos trimestrales o anuales, y si se usa el período completo o
se excluye los años 2020-202168.
68La función se estima en forma log lineal. El
resultado también es muy similar si se estima mediante el Método Generalizado
de Momentos. Otro enfoque para la estimación de este coeficiente es calcular el
excedente de explotación para el capital a partir de datos de las cuentas
nacionales, lo que resulta en un valor de 0,436.
La medida del acervo de
capital utilizada corresponde al total de maquinaria, equipo y nuevas construcciones,
neto, medido en cadena monetaria. Es estimado por el BCCR y es coherente con la
evolución histórica y proyectada del producto interno bruto. La serie no se
ajusta por utilización.
La serie de capital humano
se construye como 𝐻𝑡 =(ocupados) x (horas efectivas trabajadas) x (escolaridad promedio).
Las series de ocupados y de
horas efectivas trabajadas en el empleo principal se actualizan con los datos
de la Encuesta Continua de Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Censos
(INEC). Debe acotarse que tanto los ocupados como las horas laboradas cayeron durante
el año 2020 como resultado de la pandemia por COVID-19. La escolaridad promedio
(población de 15 años y más) se actualiza con datos de la Encuesta Nacional de
Hogares (ENAHO).
Como se ha mencionado, para
obtener el producto potencial con la función de producción estimada se requiere
contar con valores de tendencia de las series, ya libres de movimientos cíclicos.
En el caso del capital humano, esto es análogo a estimar la serie con base en
alguna medida del desempleo compatible con inflación estable. Si se obtiene la
tendencia de la serie de capital humano mediante el filtro de Hodrick-Prescott
y las horas laboradas efectivas se mantienen en 40 por semana, el promedio de
la tasa de desempleo implícita en la tendencia del capital humano para el
período 2011-2021 es 10,4%, y se incrementa ligeramente en el período de
pandemia69.
69La estimación de la tasa de desempleo que no
acelera la inflación (NAIRU) es un área de continua investigación en el BCCR.
En el Recuadro 1 de este Informe de Política Monetaria se exponen algunos
avances recientes de Garita y Sandoval (2022, por publicar), quienes encuentran
evidencia de que los niveles altos de desocupación observados desde 2010 se han
vuelto estructurales.
El cuadro 3.1 muestra las
tasas de variación de las tendencias de los factores de producción y de la
productividad. En todos los casos es notorio el efecto de la pandemia por
COVID-19, particularmente en el capital humano, que decrece 3,3 , y en la
productividad, que cae 1,4%70. En todos los casos durante 2021 se da
un movimiento de las tasas hacia sus valores previos a la pandemia.
70Fernald y Li (2021) y FMI (2021) discuten
razones por las cuales la pandemia podría haber afectado la productividad.
Estas incluyen costos de ajuste por transición al teletrabajo, ajustes en las
cadenas de oferta hacia modelos menos eficientes pero más robustos, efectos del
desempleo prolongado en la productividad laboral, y subutilización del capital
por desaparición de empresas, cese de producción por restricciones de movilidad
o reubicación entre actividades productivas.

Estimación vigente del
producto potencial y la brecha de producto de Costa Rica
La serie de producto
potencial se obtiene como el promedio simple de las estimaciones de función de
producción, filtro de Hodrick-Prescott y filtro de Hamilton. El promedio de la
tasa de variación del producto potencial así estimado es 3,6% para el período
2010-2019 y 3,3% si además se incluyen los años 2020-2021.
Las estimaciones sugieren
que la pandemia por COVID-19 desaceleró el crecimiento del producto potencial a
0,6% en 2020, tras crecer a tasas mayores a 3% en años previos. La fuerte caída
en la producción efectiva resultó en una brecha de producto de -5,2%. Si bien durante
2021 el crecimiento de la producción permitió recuperar el terreno perdido, la
brecha medida para el año permaneció negativa (Gráfico 3.1). El efecto de la
pandemia se hizo sentir más notoriamente durante los trimestres segundo y
tercero de 2020, cuando la brecha de producto estimada se ubicó entre -6% y -8%
(Gráfico 3.2). Las estimaciones sugieren que hacia mediados de 2021 la brecha
de producto estaría cercana a cero, aunque debe aclararse que el nivel del
producto potencial todavía se ubica por debajo de la tendencia que mostraba antes
de la pandemia.


El Cuadro 9 presenta un
resumen de las proyecciones de las principales variables macroeconómicas
incluidas en este informe.
Principales variables macroeconómicas

3.3 Balance de riesgos
La revisión de las
proyecciones de las principales variables macroeconómicas para el bienio 2022-2023
incorpora la mejor información disponible a abril del 2022. Sin embargo, como en
toda proyección macroeconómica, existen factores de riesgo de origen externo e
interno en torno a los supuestos que sustentan las cifras previstas, que las
podrían desviar de lo previsto.
Los principales riesgos
externos están relacionados con el comportamiento de los precios de las
materias primas, las posibles respuestas de política en las principales
economías avanzadas, la evolución de la pandemia y más recientemente el impacto
económico de la invasión rusa a Ucrania.
El ritmo de recuperación de
la economía mundial y de nuestros principales socios comerciales podría ser
menor al incorporado en este ejercicio debido a la incertidumbre por la mayor
inestabilidad geopolítica generada por la invasión rusa a Ucrania, por las perspectivas
de ajustes al alza de las tasas de interés, especialmente por parte de la
Reserva Federal de Estados Unidos debido a las mayores presiones de inflación,
y por la evolución de la pandemia por COVID-19.
Un crecimiento de nuestros
principales socios comerciales por debajo del esperado resultaría en una
demanda externa inferior a la prevista, lo que podría conducir a un crecimiento
del PIB local por debajo del proyectado que, a su vez, generaría presiones a la
baja en la inflación en comparación con la senda prevista.
Por otra parte, precios de
las materias primas diferentes a los incorporados en este informe podrían
generar desvíos de la proyección central de inflación y producción antes mencionadas.
Estos precios, en especial los del petróleo, se caracterizan por una alta volatilidad
y continuarán dependiendo de la evolución de la pandemia por COVID-19, de las disrupciones
en las cadenas productivas y su efecto sobre costos de transporte internacionales,
y de si se intensifica el conflicto que ha generado la invasión de Rusia a Ucrania.
En el caso del precio del petróleo, la situación se podría agudizar si las
naciones de Occidente no pueden negociar con otros suplidores de hidrocarburos
(Venezuela e Irán, por ejemplo).
Si se dieran mayores tasas
de interés en respuesta a una inflación más alta y prolongada de lo previsto
por los bancos centrales y organismos internacionales, ello tendría un efecto a
la baja sobre la producción y además elevaría el costo de la deuda del país y
podría incentivar la salida de capitales y presionar al alza tanto al tipo de
cambio como a la inflación doméstica.
Entre los principales
riesgos internos destacan que las presiones inflacionarias externas puedan
afectar más persistentemente las expectativas de inflación, la ausencia o
retraso en el ingreso de créditos externos multilaterales de apoyo
presupuestario, la demanda de divisas por parte de las operadoras de fondos de
pensiones y la evolución de la pandemia.
Los recientes incrementos
de la inflación podrían introducir inercia en la inflación misma y en las
expectativas, y con ello en los salarios y en los contratos de mayor plazo
(alquileres, educación y transporte, por ejemplo), y generar de esa forma
efectos de segunda ronda, con lo que el aumento en la inflación podría tornarse
más duradero.
Si bien se mantiene la
mejora sostenida de los resultados fiscales y se aprobó la Ley Marco de Empleo
Público, todavía queda pendiente la aprobación de algunos de los créditos de apoyo
presupuestario para afianzar el proceso hacia la sostenibilidad fiscal. En su
ausencia se podría comprometer la sostenibilidad de este proceso.
En ausencia de lo anterior,
aumentaría el riesgo país y con él las tasas de interés locales, lo que
afectaría la senda de recuperación de la inversión y consumo, con efectos
negativos sobre la actividad económica. Por otra parte, la incertidumbre sobre
la estabilidad macroeconómica del país, aunada a un incremento de las tasas de interés
internacionales, podría generar salidas de capitales, y con ello presiones al
alza en el tipo de cambio y en las expectativas de variación cambiaria. Esto
último se podría acentuar debido a una mayor demanda de divisas superior a la
contemplada en este ejercicio por parte del sector público no bancario para enfrentar
vencimientos de deuda, y de las operadoras de fondos de pensiones, que buscan diversificar
sus carteras de inversión. Particularmente, si la fuerte de demanda de divisas
por parte de los fondos de pensión resultare aún mayor a la prevista, podría
presionar al alza el tipo de cambio y a la baja las reservas.
En lo que respecta a la
pandemia del COVID-19, a pesar de que la cantidad de casos confirmados se
modera como resultado del avance en vacunación, la economía costarricense no
está exenta de que rebrotes o nuevas variantes del virus resten impulso al
ritmo de recuperación económica, situación que podría generar presiones a la
baja en la inflación.
Otro riesgo es el
relacionado con choques climáticos. Condiciones climáticas adversas podrían
afectar negativamente las proyecciones de crecimiento económico incluidas en
este informe e incrementar la inflación, en especial por su efecto sobre los
precios de los bienes de origen agrícola. El cambio climático acentúa este tipo
de riesgos.
Finalmente, recientemente
se conoció deque "hackers" vulneraron bases de datos de sistemas de los
ministerios de Hacienda, Ciencia, Innovación, Tecnología y Telecomunicaciones, Trabajo
y Seguridad Social, así como del Instituto Meteorológico Nacional y de la Caja Costarricense
de Seguro Social. Esta situación no se descarta que se presente en otros ministerios,
entidades públicas o empresas privadas. Por ahora, se desconoce si la
estrategia de los atacantes ha sido la de extraer información o de
"encriptarla" (ocultar el acceso a la información mediante una clave). El
problema de ciberseguridad en las plataformas tecnológicas ha sido
particularmente relevante para el Ministerio de Hacienda, que se ha visto obligado
a suspender sistemas de información de comercio exterior y de declaración de impuestos.
La magnitud y duración de esta problemática se desconoce y constituye un riesgo
para las proyecciones de producción (a la baja) e inflación (al alza) de este
ejercicio.
3.4. Acciones futuras de
política monetaria
La Junta Directiva del
Banco Central reafirma su compromiso con la estabilidad de precios, como pilar
fundamental de la estabilidad macroeconómica. Para lo que resta del 2022 y para
2023, reitera su meta de inflación de mediano plazo, definida en 3%, con un
margen de tolerancia de ± 1 p.p.
En línea con lo anterior,
debido a la mayor inflación proyectada por las fuertes presiones externas,
desde diciembre del 2021 la Junta Directiva del BCCR inició un proceso gradual de
normalización de la TPM, con lo cual a la fecha acumula un ajuste al alza de
325 p.b. en la TPM. De conformidad con lo acordado por la Junta Directiva,
mantendrá una senda de aumentos en la TPM y calibrará esos aumentos conforme
resulte necesario para acercar la TPM a una posición neutral, con el objetivo
de que la inflación proyectada (condicionada a las proyecciones de precios
externos, la brecha del producto y las expectativas de inflación, entre otros)
retorne en el mediano plazo al rango de tolerancia (3% ± 1 punto porcentual).
También con este fin,
gestionará la liquidez del sistema financiero de forma tal que la liquidez agregada
sea coherente con la postura de la política monetaria. Adicionalmente,
continuará mejorando la comunicación con el público para contribuir a la
formación de las expectativas y, por esta vía, lograr su objetivo de inflación.
En cuanto a la política
cambiaria, el Banco Central mantendrá su participación en el mercado cambiario
como agente del sector público no bancario, así como para evitar fluctuaciones violentas
en el tipo de cambio, sin alterar su tendencia, y asegurar un proceso ordenado
de formación de precios en ese mercado. Además, el Banco Central implementará
las medidas adoptadas el pasado 23 de febrero para mejorar el funcionamiento
del mercado cambiario.
Ficha articuloFecha de generación: 17/11/2025 23:31:47