BANCO CENTRAL DE
COSTA RICA
JUNTA DIRECTIVA
La Junta Directiva
del Banco Central de Costa Rica, en el artículo 4 del acta de la sesión
6235-2025, celebrada el 28 de enero del 2025,
dispuso en
firme:
aprobar el Informe de
Política Monetaria a enero del 2024, cuyo texto se inserta más adelante,
de conformidad con lo establecido en el literal b, artículo 14, de la Ley
Orgánica del Banco Central de Costa Rica, Ley 7558:
INFORME DE POLÍTICA
MONETARIA -ENERO 2025-
“El Banco Central de
Costa Rica, constituido en la forma dicha, será una institución autónoma
de derecho público”.
Artículo 2, Ley
Constitutiva del Banco Central de Costa Rica.
“El Banco Central de
Costa Rica es una institución autónoma de derecho público, con personalidad
jurídica y patrimonio propios, que forma parte del Sistema
Bancario Nacional”.
Artículo 1, Ley
Orgánica del Banco Central de Costa Rica. N°7558.
EL RÉGIMEN DE POLÍTICA MONETARIA DEL
BCCR
La política monetaria comprende el conjunto de acciones que toma un
banco central para influir sobre la cantidad de dinero disponible en la
economía y, por tanto, sobre las tasas de interés, con el fin de promover
la estabilidad de los precios.
En el caso de Costa Rica, las disposiciones en materia de política monetaria
se rigen por lo establecido en la Ley 7558, Ley Orgánica del Banco Central
de Costa Rica (BCCR). Específicamente, de acuerdo con su artículo 2, el
Banco Central orienta sus acciones al logro de una inflación baja y
estable como objetivo principal. En enero del 2018, el BCCR adoptó
oficialmente el esquema de metas explícitas de inflación para
la conducción de su política monetaria1; sin embargo, desde
años antes implementaba, de hecho, este esquema monetario.
1 Un mayor detalle del marco de
política monetaria del BCCR se presenta en el capítulo 2 del Informe de
Política Monetaria de abril del 2020.
Dicho marco se caracteriza por el anuncio público sobre el compromiso
del banco central de alcanzar un objetivo cuantitativo (por lo general con
un rango de tolerancia alrededor de la meta) para la inflación en un
determinado horizonte de tiempo, y se acompaña del reconocimiento de que
su principal objetivo es mantener la inflación baja y estable. Además,
manifiesta la importancia de la rendición de cuentas y la explicación de
las motivaciones en la toma de decisiones de la autoridad monetaria, para
el proceso de formación de expectativas inflacionarias.
De acuerdo con lo anterior, la Junta Directiva del Banco Central de Costa
Rica definió la meta explícita de inflación en 3%, con un margen de
tolerancia de ± 1 punto porcentual, en un horizonte de 24
meses.
Esto significa que la política monetaria del BCCR es prospectiva. Es
decir, dado que las medidas de política monetaria requieren tiempo para
transmitirse hacia otras variables económicas y tener el efecto esperado
sobre la inflación, éstas se fundamentan en la evolución proyectada de la
inflación y de sus determinantes. El principal instrumento para indicar el
tono de la política monetaria es la Tasa de Política Monetaria (TPM), la cual
se revisa de conformidad con un calendario aprobado por la Junta
Directiva, que se hace de conocimiento público con antelación2.
Así, la TPM y la política monetaria en general se ajustarán de forma tal
que la inflación proyectada se oriente a la meta de 3%.
2 A partir de marzo del
2024, el BCCR realiza una conferencia de prensa luego de cada decisión de
política monetaria, cuyo objetivo es comunicar su decisión y las razones
que la fundamentaron.
Los análisis efectuados por el BCCR para tomar sus decisiones de
política monetaria son informados a la sociedad por medio de comunicados y
documentos analíticos. Entre ellos está el Informe de Política Monetaria
el cual se publica cuatro veces al año, al término de enero, abril, julio
y octubre. Este informe analiza la coyuntura macroeconómica, detalla
las acciones de política monetaria aplicadas por el Banco Central y
presenta las proyecciones de esta entidad para la inflación y la
producción.
PRESENTACIÓN
En nombre de la Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica (BCCR),
presento el Informe de Política Monetaria (IPM) correspondiente a enero
del 2025. Este documento hace explícito el análisis del BCCR sobre la
coyuntura económica, nacional e internacional, revisa las proyecciones
para un conjunto de variables macroeconómicas y detalla las acciones
de política aplicadas y la orientación de las que ejecutaría para cumplir
con los objetivos establecidos en su Ley Orgánica.
En el 2024, la inflación global
mantuvo la tendencia a la baja; sin embargo, en el cuarto trimestre hubo
leves aumentos en algunos países, debido al incremento en los precios de
los servicios y a eventos climáticos adversos. Además, la producción
mundial creció a un ritmo moderado, con diferencias entre las principales
economías. Ante esta realidad, los bancos centrales mostraron cautela en
sus decisiones de política monetaria.
En el ámbito local, los principales
indicadores macroeconómicos presentaron un desempeño que en el 2024 se
puede caracterizar por un relativo alto crecimiento económico,
baja inflación, tendencia a mejorar de los indicadores laborales,
fortalecimiento de las cuentas externas y la continuación de los esfuerzos
por ubicar las finanzas públicas en la senda de
la sostenibilidad.
La inflación general mostró un
comportamiento al alza, aunque registró valores negativos interanuales, en
buena parte del año, en tanto que la inflación subyacente presentó
tasas positivas, pero bajas.
Particularmente, al término del año,
la inflación general se ubicó en 0,8% y la inflación subyacente en 0,9%,
ambos por debajo del límite inferior del rango que contiene la meta de
inflación (3,0% ± 1 p.p.). Prospectivamente, el Banco Central estima
que la probabilidad de que la inflación interanual retorne a valores
negativos es baja. ´
La actividad económica mantuvo una
tasa de crecimiento superior al 4,0% en el año, impulsada principalmente por la
demanda interna, en particular del consumo privado y la inversión. Su
crecimiento se estima en 4,3% para el año, superior en 0,2 puntos
porcentuales (p.p.) a lo previsto en el informe de octubre pasado y
también mayor al promedio histórico registrado en el periodo 2010-2019
(3,8%), previo a la pandemia, y al crecimiento de la producción de los
principales socios comerciales del país en el 2023 y el 2024 (estimado
en 2,8% y 2,5%, respectivamente).
En forma coherente con el
comportamiento de la actividad económica, los indicadores del mercado
laboral mostraron una mejora en el 2024. La tasa de desempleo disminuyó a lo
largo del año, si bien con altibajos, y se estabilizó en el trimestre
finalizado en noviembre en 7,3%, esto acompañado de una mayor ocupación y
participación de la fuerza de trabajo.
Con estos resultados, en la segunda
mitad del año el empleo alcanzó el nivel observado a principios del 2020,
previo a la pandemia, lo cual permite inferir que ha habido un
incremento significativo en la productividad del trabajo. Es de esperar
que esa mejora en la productividad incida favorablemente en la capacidad
de crecimiento de la economía en el largo plazo y en el ingreso de los
trabajadores.
El Gobierno Central generó
superávits primarios en el año, lo cual apoya los esfuerzos por lograr la
consolidación fiscal a mediano plazo y contribuyó a que la razón de su deuda
con respecto al PIB se ubicara por debajo del 60% al término del 2024,
según estimaciones del Ministerio de Hacienda.
Las operaciones del país con el
resto del mundo generaron un déficit de la cuenta corriente de la balanza
de pagos equivalente a 1,4% del PIB. El país recibió financiamiento
externo neto por un monto equivalente a 2,3% del PIB, suficiente para
financiar ese déficit y acumular activos de reserva.
Por último, el crédito al sector
privado creció acorde con la evolución de la actividad económica y se estima
que el comportamiento tendencial de los agregados monetarios no generará
presiones inflacionarias en los próximos 24 meses.
Dado el comportamiento de la
inflación, así como el análisis de la trayectoria de los pronósticos de
inflación, de sus determinantes macroeconómicos y de los riesgos que
condicionarían su proyección, entre enero del 2024 e igual mes del presente
año, la Junta Directiva del BCCR redujo el nivel de la Tasa de Política
Monetaria (TPM) por un acumulado de 200 p.b., que se unen a los 300 p.b.
aplicados en el 2023. Estas decisiones permitieron ubicar a la TPM en la zona
estimada de neutralidad de la política monetaria.
En este informe, se proyecta un
crecimiento promedio de la producción en el bienio 2025-2026 de 4,0, tasa que,
si bien significa una desaceleración con respecto al 2024, es relativamente
alta en comparación con el promedio del crecimiento estimado para los socios
comerciales (2,4% en el 2025). Al igual que en el 2024, la producción nacional
sería impulsada principalmente por la demanda interna.
El déficit de cuenta corriente de la
balanza de pagos se ubicaría, en promedio, en torno a 1,5% del PIB, durante ese
bienio. Al igual que en años previos, esta brecha sería más que cubierta con
ahorro externo de largo plazo, particularmente con inversión directa.
El BCCR prevé que tanto la inflación
general como la subyacente retornen en el tercer trimestre del 2025 al rango de
tolerancia alrededor de la meta. Sin embargo, la valoración de riesgos sobre la
trayectoria de esta variable en el horizonte de la programación está inclinada
a la baja.
Al igual que lo ha hecho hasta el
momento, el BCCR mantendrá una política monetaria prudente, basada en un
análisis prospectivo de la inflación y de sus determinantes, así como de los
riesgos, cuya materialización podrían desviar a la inflación de su trayectoria
central.
En el mercado de divisas,
participará para atender los requerimientos del sector público no bancario, lo
mismo que para mitigar fluctuaciones violentas en el tipo de cambio y, en la
medida de lo posible, fortalecer aún más el blindaje financiero del país, de
acuerdo con los criterios y parámetros establecidos por su Junta Directiva.
También, continuará con sus
esfuerzos por mejorar la comunicación con el público en general y los mercados
en particular, por medio, entre otros, de documentos como el que se presenta en
esta ocasión.
Por último, en este año en que el
BCCR celebra el 75 aniversario de su nacimiento a la vida jurídica, se invita a
la ciudadanía a reflexionar sobre la importancia de que esta entidad goce de
autonomía plena, garantizada constitucionalmente, tal como está planteado en el
proyecto de ley 24.480 (Adición de un Párrafo Final al Artículo 188 de la
Constitución Política para Otorgar Autonomía Administrativa y de
Gobierno al Banco Central de Costa Rica), sometido a consideración
de la Asamblea Legislativa.
En este sentido, es oportuno
recordar las palabras del señor Juan Trejos Quirós, diputado de la Asamblea
Constituyente de 1949, quien, en referencia a la futura existencia de un banco
central, en ese momento resaltó la necesidad de "el buen
funcionamiento de ese organismo, pues, constituye la principal garantía
económica que necesita el pueblo"3.
Róger Madrigal López

3 https://www.asamblea.go.cr/sd/actas_constituyentes/Actas%20Asamblea%20Nacional%20Constituyente%201949%20Tomo%20III.pdf
RESUMEN
Coyuntura
económica
En el entorno internacional, durante el 2024 la inflación mantuvo la
tendencia a la baja, debido a la reducción de los precios de las materias
primas y a la política monetaria restrictiva. No obstante, en el último
trimestre hubo leves aumentos en algunos países, asociados al incremento en los
precios de los servicios y a eventos climáticos adversos.
En línea con lo anterior, los bancos centrales de la mayoría de las
economías continuaron con el proceso de flexibilización de la política
monetaria, aunque algunas pausaron el proceso y otras incluso lo
reversaron debido a los repuntes en la inflación.
Bajo estas condiciones, la actividad económica de las principales
economías creció a un ritmo moderado en el 2024. Particularmente, en el
tercer trimestre del año el crecimiento económico en Estados Unidos fue de
2,7% y en la zona del euro mostró una mejora, pero continuó relativamente
bajo (0,9%). Por su parte, en China la actividad económica se aceleró en
el cuarto trimestre (5,4%), impulsada por las medidas de estímulo aplicadas a
finales de setiembre para mejorar la confianza de los consumidores e
inversores. Con base en lo anterior, el Fondo
Monetario Internacional estimó que la economía mundial habría crecido 3,2%
en el 2024 (3,3% en el 2023).
En Costa Rica, en el cuarto trimestre del 2024 la inflación general
interanual fue de 0,0% en promedio, similar a la del trimestre previo, en
tanto que la inflación subyacente se mantuvo en valores positivos, aunque
bajos.
El retorno de la inflación general a valores en torno a 0,0%, luego de
permanecer por varios meses con tasas negativas, se debió, mayormente, al
menor ritmo de disminución de los precios externos, al incremento en los
costos del transporte marítimo y a los efectos de la postura menos
restrictiva de la política monetaria. Destaca de forma particular los efectos
en la inflación de servicios.
Al término del año, la inflación general, medida con la variación
interanual del Índice de Precios al Consumidor, se ubicó en 0,8% y la
inflación subyacente en 0,9%. Estos niveles continúan por debajo del
límite inferior del rango alrededor de la meta de inflación (3,0% ± 1
p.p.).
La actividad económica mantuvo un buen desempeño en el cuarto trimestre,
con una variación interanual de 4,3%, impulsada por la demanda interna.
Con este resultado, se estima que en el 2024 el PIB habría crecido 4,3%,
tasa superior en 0,2 puntos porcentuales (p.p.) a lo previsto en el
informe de octubre pasado.
Ligado a la evolución de la actividad económica, la tasa de desempleo
permaneció relativamente estable en los últimos meses del 2024 (7,3% en el
trimestre finalizado en noviembre), en el que simultáneamente se observa
una tendencia creciente en la ocupación y participación en el mercado laboral.
Asimismo, el ingreso real moderó su ritmo de crecimiento y mostró
heterogeneidad tanto por el tipo de empleador (sector público y privado)
como por el nivel de calificación de los trabajadores.
En lo que respecta a las finanzas públicas, la generación de superávits
primarios a lo largo del contribuyó a que la razón de deuda del Gobierno
Central a PIB se ubicara por debajo del 60% al término del 2024, según
estimaciones del Ministerio de Hacienda. Este desempeño apoya la senda
hacia la consolidación fiscal a mediano plazo.
En las operaciones del país con el resto del mundo, en el cuarto
trimestre del 2024 el déficit de la cuenta corriente de la balanza de
pagos ascendió a 0,5% del PIB, con lo cual para el año se ubicó en 1,4%
del PIB, inferior en 0,3 p.p. a lo previsto en el informe de octubre. En
el año el país recibió financiamiento externo neto por un monto equivalente a
2,3% del PIB, suficiente para financiar el déficit de la cuenta corriente
e incrementar los activos de reserva en el equivalente a 1,0% del PIB.
Destacó la continuidad de los flujos de inversión directa (5,4% del PIB),
canalizados principalmente los regímenes especiales de comercio
exterior.
Por último, el crédito al sector privado creció acorde con la evolución
de la actividad económica y se estima que el comportamiento tendencial de
los agregados monetarios no generará presiones inflacionarias en los
próximos 24 meses.
Acciones de política del BCCR
En el 2024 la Junta Directiva del BCCR redujo la TPM en cinco ocasiones,
por un acumulado de 200 puntos base (p.b.), como parte del proceso,
gradual y ordenado, de flexibilización de su política monetaria, iniciado
el 15 de marzo del 2023. Entre esta última fecha y octubre del 2024, la
disminución acumulada de la TPM fue de 500 p.b., para ubicarla en 4,0%
anual.
Específicamente, en la reunión del 19 de diciembre del 2024, la Junta
Directiva, entre otras razones, consideró que, dada la incertidumbre en
torno a la evolución de la inflación y sus determinantes macroeconómicos,
era prudente hacer una pausa en el proceso de reducción de la TPM. Luego,
el 23 de enero de 2025, manifestó que, debido a los rezagos en
la transmisión de la política monetaria, era conveniente mantener el nivel
de la TPM; esto con el fin de dar espacio para que las tasas de interés
activas de algunas actividades terminen de incorporar las reducciones
recientes en ese indicador.
Con las reducciones aplicadas a la TPM y dado el comportamiento de las
expectativas inflacionarias, el Banco estima que este indicador se
encuentra contenido en la zona de neutralidad de la política
monetaria.
Las acciones de política monetaria consideran también las condiciones de
liquidez de corto plazo. En el 2024 el sistema financiero nacional mantuvo
una condición amplia de liquidez que, si bien continuó en enero del
presente año, ha disminuido. Esto debido, en buena medida, a la cancelación de
una parte significativa del crédito especial concedido por el BCCR a
los intermediarios financieros para atender los efectos económicos
adversos de la pandemia por el COVID-19.
Aunado a lo anterior, el comportamiento de la liquidez en el periodo en
comentario fue explicado, mayormente, por el efecto monetario resultante
de la compra neta de divisas del BCCR en el mercado cambiario, compras que
se han dado en una situación de abundancia relativa de
divisas.
La participación del BCCR como demandante neto en el Mercado de Monedas
Extranjeras (Monex) permitió atender los requerimientos del Sector Público
no Bancario (SPNB) y aumentar en USD 952 millones el saldo de las
reservas internacionales netas (RIN) del BCCR en el 2024, hasta ubicarlo
en USD 14.171 millones. Este saldo equivale a 14,9% del PIB y
a 147% del nivel mínimo adecuado definido por la Junta Directiva.
Pese a la activa
participación del BCCR en el mercado cambiario, sus
condiciones superavitarias propiciaron una apreciación nominal del colón
de 2,4% en el 2024.
Proyecciones y
acciones futuras de política monetaria
Los organismos financieros internacionales estiman que la economía
mundial crecerá a tasas modestas y similares a las del 2024.
Particularmente el Fondo Monetario Internacional considera que en el
bienio 2025-2026, la economía mundial crecería 3,3%, superior en 0,1 p.p.
al previsto para el 2024 y el 2025 en el IPM de octubre del 2024. Lo anterior
en un contexto de inflación decreciente y de flexibilización monetaria
gradual.
La economía nacional crecerá en promedio 4,0% durante el bienio
2025-2026, tasa que, si bien significa una desaceleración con respecto al
2024, es relativamente alta en comparación con el promedio del crecimiento
estimado para los socios comerciales (2,4% en el 2025). La producción
nacional sería impulsada principalmente por la demanda interna.
Se estima que tanto la inflación general como la subyacente retornarán
en el tercer trimestre del 2025 al rango de tolerancia alrededor de la
meta. Estas proyecciones incorporan una postura de política monetaria cuyo
objetivo es que en el mediano plazo la inflación converja a la meta
definida por la Junta Directiva del BCCR (3% ± 1 p.p.).
En lo que respecta al déficit de cuenta corriente de la balanza de
pagos, en el bienio se ubicaría en promedio en torno a 1,5% del PIB,
similar al del año anterior. Al igual que en años previos, esta brecha de la
cuenta corriente sería más que cubierta con ahorro externo de largo plazo,
particularmente con inversión directa y permitiría que la razón de activos
de reserva a PIB alcance un nivel promedio de 14,9% y el indicador de
reservas un valor medio cercano a 150,0%.
Información preliminar proporcionada por el Ministerio de Hacienda
indica que en el bienio en comentario se generarían superávits primarios
coherentes con el proceso de consolidación fiscal. Los resultados primario
y financiero, como proporción del PIB, se ubicarían en 1,5% y -3,1% en el
2025, en ese orden, y en 1,7% y -2,7% en el 2026 (1,3% y -3,5% en
el 2024). Con ello, la razón de deuda de Gobierno Central a PIB
continuaría por debajo de 60% (59,8% estimado por el Ministerio de
Hacienda para el 2024).
La revisión de las proyecciones de las principales variables
macroeconómicas presentada en este ejercicio incorpora la información
disponible a enero del 2025, pero está sujeta a riesgos al alza o la baja
que, de materializarse, podrían desviar la inflación del
escenario macroeconómico incorporado en este informe.
De los riesgos a la baja destaca la permanencia de tasas de interés
internacionales elevadas por más tiempo. Esta situación podría reducir el
crecimiento de los principales socios comerciales del país, por tanto,
afectar negativamente la demanda externa del país, con el consecuente
impacto a la baja en el crecimiento económico local y la inflación.
De los riesgos al alza sobresalen las posibles restricciones comerciales
ante las tensiones entre los países del G7 y China, así como un
escalamiento de los conflictos geopolíticos actuales. Esto generaría
disrupciones adicionales en las cadenas de suministro y aumentaría la
volatilidad de los precios de las materias primas, lo que presionaría al alza
los costos de producción. Adicionalmente, condiciones climáticas extremas
podrían no solo propiciar choques de oferta, sino también generar mayores
costos en las cadenas de suministro y, con ello, ampliar las presiones
inflacionarias.
En este contexto, la Junta Directiva del BCCR reafirma su compromiso con
la estabilidad de precios, condición que favorece la estabilidad
macroeconómica e incide positivamente en el crecimiento económico, en la
generación de empleo y en el bienestar de la población. Por ello mantiene
la meta de inflación en 3%± 1 p.p.
Con base en este análisis hará los ajustes requeridos en la TPM para
que, en el horizonte de la programación macroeconómica, la inflación
retorne a valores cercanos a dicha meta. También con este propósito,
gestionará la liquidez del sistema financiero para reducir los excesos
monetarios y evitar que su persistencia genere presiones inflacionarias
adicionales.
En materia cambiaria, acorde con lo dispuesto en su Ley Orgánica, el
BCCR participará en el mercado cambiario con el fin de atender los
requerimientos propios y del sector público no bancario, así como para
mitigar fluctuaciones violentas en el tipo de cambio. En la medida que las
condiciones del mercado cambiario lo permitan, procurará fortalecer aún más
el blindaje financiero del país, de acuerdo con los parámetros y
lineamientos definidos por sui Junta Directiva.
Por último, la mejora en la comunicación con el público continuará como
prioridad, en procura de facilitar un mejor entendimiento de la coyuntura
macroeconómica y de los elementos que sustentan las decisiones del BCCR en
materia monetaria, cambiaria y de temas relativos a la estabilidad y
eficiencia del sistema financiero.
“Si el sistema bancario
se pone en manos de una institución autónoma, responsable, integrada por
personas capacitadas y honestas, al margen completamente de los
vaivenes de la política, al cabo de algunos años el sistema bancario
nacional será tan fuerte y respetable, como lo es hoy el Banco de
Seguros”.
Rodrigo Facio,
Acta 130, p.85 del Tomo III de las Actas de la Asamblea Nacional Constituyente.
CAPÍTULO 1. COYUNTURA
ECONÓMICA
Seguidamente se presentan los principales hechos de la coyuntura
macroeconómica externa y nacional que determinan el marco en el cual el
Banco Central de Costa Rica aplica su política monetaria.
En el entorno externo, la inflación mundial siguió a la baja, aunque en
algunos países hubo leves aumentos durante el último trimestre del año,
impulsados por los elevados precios de los servicios y por eventos
climáticos adversos. Ello llevó a que las decisiones de flexibilización de
la política monetaria, tanto en economías avanzadas como emergentes, denotaran
prudencia.
La actividad económica de los principales países creció a un ritmo
moderado durante ese mismo período; sin embargo, más recientemente, la
posible implementación de políticas comerciales proteccionistas aumentó la
incertidumbre sobre el desempeño de la economía mundial, el proceso de
desinflación y la relajación de la política monetaria.
En Costa Rica, la inflación general interanual fue de 0,8% al término
del 2024 y de 0,0% en el cuarto trimestre del año (0,1% en el trimestre
previo), en tanto que la inflación subyacente se mantuvo en valores
positivos, aunque inferiores al 1,0%. Ambos indicadores continuaron por
debajo del límite inferior del rango de tolerancia alrededor de la meta
de inflación.
La producción nacional mostró una aceleración en el cuarto del trimestre
del 2024, con lo cual se estima que en el año el PIB habría crecido 4,3%,
superior en 0,2 p.p. a lo previsto en el informe de octubre
pasado.
El mercado laboral presentó un comportamiento consecuente con los
resultados de la actividad económica, que se manifestó, entre otros, en
una tasa de desempleo inferior al promedio histórico y tasas de ocupación
y participación al alza.
En el cuarto trimestre del 2024, el déficit de la cuenta corriente de la
balanza de pagos ascendió a 0,5% del PIB y ubicó la brecha anual en 1,4%,
inferior en 0,3 p.p. del PIB con respecto a lo estimado.
El BCCR considera que el comportamiento de los agregados monetarios y
crediticios en el 2024 no generó presiones inflacionarias que excedan la
meta de inflación en los próximos 24 meses.
1.1 Economía
internacional
En el 2024, la
inflación4 mundial continuó a la baja y reflejó en parte la caída de
los precios de las materias primas y los efectos rezagados de la política
monetaria restrictiva. Sin embargo, hacia finales del año el proceso
desinflacionario perdió fuerza en algunos países y en otros incluso se
revirtió (Gráfico 1).
4 Los datos incluidos en este
apartado se refieren a la inflación interanual.
En Estados Unidos5, en noviembre la inflación general6repuntó
por segundo mes consecutivo, hasta ubicarse en 2,4% (2,3% en octubre),
aunque la inflación subyacente se mantuvo en 2,8%. Este comportamiento
estuvo impulsado por la rigidez a la baja en los precios de los servicios,
los cuales han registrado tasas de variación altas en los
últimos meses.
5 En diciembre, de acuerdo con el
índice de precios al consumidor de Estados Unidos, la inflación
general aumentó a 2,9% (2,7% en noviembre), mientras que la subyacente
bajó a 3,2% (3,3% en el mes previo).
6 Medida por el Índice de precios
del gasto en consumo personal (PCE, por sus siglas en inglés).

En la zona del euro la inflación general aumentó en diciembre, por
tercer mes consecutivo, hasta 2,4% (2,2% en noviembre), el valor más elevado
desde julio pasado (2,6%), pero el indicador subyacente (2,7%) no varió.
Al igual que en Estados Unidos, el repunte de la inflación en la zona del
euro fue consecuencia, principalmente, de los precios de los servicios, los
cuales registraron en el mes en comentario una variación interanual de 4,0% y
explicaron el 74% de la inflación interanual.
En las economías emergentes y en
desarrollo, el comportamiento de la inflación fue diferenciado. Por
ejemplo, en China los precios del consumidor se mantuvieron en
niveles bajos y estables durante el 2024 y, en diciembre, la inflación
general se ubicó en 0,1% (0,2% en noviembre), mientras que la subyacente
fue de 0,4% (0,3% el mes anterior).
En algunos países latinoamericanos, la
inflación general mostró incrementos a lo largo del año explicados, en
algunos casos, por eventos climáticos adversos (inundaciones y sequías), que
presionaron al alza los precios de los alimentos, mientras que en otros
incidieron factores como aumentos en los precios de la energía7
y en los servicios (vivienda y otros). Particularmente, en diciembre la
inflación general desaceleró en Brasil y México8, pero creció
en Chile (a 4,5% desde 4,2% en el mes previo) y se mantuvo en Colombia.
7 En el caso de Chile
incidió en el aumento del precio de la energía la eliminación del congelamiento
de las tarifas eléctricas aplicadas a finales del 2019, que se prologaron hasta
mediados del 2024.
8 Para ubicarse en
4,8% y 4,2% respectivamente (4,9% y 4,6% en noviembre).
El precio del petróleo mostró una
tendencia a la baja desde principios del segundo trimestre del 2024,
explicada por las perspectivas de una menor demanda, en particular de China,
hasta alcanzar un mínimo el pasado 10 de setiembre (USD 65,7 por
barril de WTI).
Luego de una relativa estabilidad, estos
precios mostraron un comportamiento al alza a partir del 9 de diciembre,
entre otros influidos por la decisión de la Organización de Países
Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+) de postergar 3 meses más el
inicio del incremento en la producción de petróleo de sus países miembros9;
las políticas monetarias y fiscales implementadas por China para
estimular la demanda; la disminución de las reservas comerciales de crudo
en Estados Unidos10; las sanciones de Estados Unidos y Reino
Unido a la industria petrolera rusa; así como las mejores perspectivas
para la demanda mundial de petróleo en 202511. Más
recientemente, este comportamiento se revirtió y el precio mostró una
tendencia a la baja, determinada entre otros factores, por: el incremento de
las reservas comerciales de petróleo en Estados Unidos12, la
reanudación de las exportaciones en Libia y la posible imposición de
aranceles a las importaciones de Canadá y México por parte de Estados
Unidos.13
9 Con esta decisión, el aumento gradual de la
producción iniciaría en abril del 2025 y concluiría en octubre del 2026.
10 Debido al fuerte invierno en el hemisferio norte,
que impulsó la demanda de combustible para calefacción.
11 En enero del presente año, la Agencia
Internacional de la Energía (AIE) pronosticó una aceleración del consumo para
el 2025 y revisó al alza su previsión de demanda para el último trimestre del
2024. La OPEP+ mantuvo su pronóstico sobre el aumento del consumo mundial de
crudo en el 2025 (Oil Market Report – January 2025 y OPEC Monthly Market
Report, 15 de enero del 2025).
12 Según la Administración de Información de Energía,
en la semana que finalizó al 24 de enero, estas reservas crecieron 3,5 millones
de barriles (m.b.) y la expectativa estaba en aproximadamente 2,2 m.b.
13 Anunciada por el presidente de Estados Unidos en
la Reunión Anual del Foro Económico Mundial, de enero 2025
Al 29 de enero, la cotización promedio
por barril del petróleo WTI fue de USD 75,4 lo que significó un
incremento de 8,3% con respecto al precio promedio de diciembre del 2024 (USD
69,6) (Gráfico 2).

Los bancos centrales de
la mayoría de las economías avanzadas continuaron con el proceso de
relajación de la política monetaria. Un comportamiento similar se observó
en las economías emergentes, aunque algunas pausaron el proceso y otras lo
reversaron (Gráfico 3).
El Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos recortó su tasa de
interés de referencia en 25 puntos base (p.b.) en sus reuniones de
noviembre y diciembre del 2024, respectivamente, hasta ubicarla en un rango de
[4,25% - 4,50%]14. Además, en la última de estas reuniones
indicó que en el 2025 habría dos recortes en ese indicador, en lugar de
los cuatro que había previsto en septiembre del año pasado. Esta decisión
se sustentó en la fortaleza del mercado laboral, así como una inflación
más alta de lo previsto y una revisión al alza en el crecimiento económico
del 202515. Particularmente, en su reunión del 29 de enero del
2025, la Reserva Federal mantuvo las tasas de interés de referencia en el
rango indicado, como lo esperaba el mercado financiero16.
14 La disminución
acumulada de este indicador entre setiembre del 2024, cuando inició los
recortes, y diciembre de dicho año, fue de 100 p.b.
15 Minutas de la Reserva
Federal, diciembre 2024.
16 La decisión de la
Reserva Federal fue unánime. En la nota de prensa del 29 de enero del 2025,
señaló que la actividad económica crece a un ritmo sólido, las condiciones
del mercado laboral son robustas y la inflación continúa algo
elevada.
De igual forma, en su reunión de diciembre, el Banco Central Europeo
recortó su tipo de interés de referencia17 en 25 p.b. hasta
situarlo en 3,0%; esa fue la tercera reducción consecutiva de este
indicador durante el 2024.
17 A partir del 18 de
setiembre del 2024, el Banco Central Europeo utiliza la tasa de la facilidad de
depósito como guía para orientar su política monetaria.
Por el contrario, el Banco de Japón aumentó su tasa de interés oficial
en marzo del 2024, de -0,1% a un rango de entre 0 y 0,1%, el primer
incremento en muchos años18; en agosto de ese mismo año y en enero
del 2025 incrementó nuevamente esa referencia hasta ubicarla en 0,50%.
18 El Banco de Japón
mantuvo los tipos de interés en valores negativos por un periodo prolongado con
el fin de estimular la economía, caracterizada por un bajo crecimiento y
precios persistentemente a la baja. En marzo del 2024 aumentó la tasa de
interés en respuesta a inflaciones superiores al objetivo de 2,0% y a
previsiones de crecimiento económico al alza, ante la recuperación en la
demanda interna.
En las economías emergentes, el Banco Popular de China redujo en el 2024
su tipo de interés de referencia (tasa preferente para créditos a 1 año), en
dos oportunidades (10 p.b. en julio y 25 p.b. en octubre), con lo cual la
ubicó en 3,1%. Estos recortes formaron parte de los esfuerzos de las
autoridades de dicho país para impulsar la demanda de crédito, el
crecimiento del consumo y la inversión y la actividad económica.

En varias de las principales economías latinoamericanas, el proceso de
relajación de la política monetaria siguió, aunque en algunas la dirección
de la política cambió. México, Chile, Colombia, Perú y Costa Rica continuaron con
el recorte en sus tasas de política, con pausas temporales en el proceso
de ajuste.
Brasil, por el contrario, aumentó su tasa de referencia a partir de
setiembre del 2024, por un acumulado de 275 p.b., hasta ubicarla en
13,25%.19 El Banco Central de Brasil atribuyó estos incrementos a varios
factores, entre ellos el desanclaje de las expectativas de inflación,
el aumento de las proyecciones de inflación, un crecimiento económico
mayor al esperado y un incremento en la brecha del producto.
En igual sentido, el Banco Central de Uruguay aumentó en diciembre (por
primera vez en el 2024) su tasa de interés de referencia en 25 p.b., hasta
8,75%, debido a la incertidumbre sobre el contexto internacional y su
efecto sobre las expectativas inflacionarias. el contexto internacional y su
efecto sobre las expectativas inflacionarias.
Los mercados financieros internacionales mostraron un desempeño positivo
en el 2024, aunque recientemente la tendencia alcista se revirtió. Desde
mediados de año mostraron episodios de mayor volatilidad (Gráfico 4).
El comportamiento al alza se observó
en la mayor parte del 2024, pero fue atenuado en varias ocasiones debido a
hechos puntuales como la incertidumbre sobre la evolución de las acciones
tecnológicas; el inesperado aumento en la tasa de interés de política monetaria
en Japón, que afectó las operaciones de arbitraje de tasas; la intensificación
de las tensiones geopolíticas en Medio Oriente y las expectativas de un menor
ritmo de reducción de la tasa de referencia del Sistema de la Reserva Federal
de Estados Unidos.
En línea con la tendencia antes
mencionada, los principales índices accionarios de Estados Unidos terminaron el
2024 con tasas de crecimiento similares a las registradas un año atrás: el
Promedio Industrial Dow Jones aumentó 12,9%, el S&P 500 creció 23,3% y el
Nasdaq Composite 28,6%. En lo que transcurre de enero del presente año, los
índices accionarios mostraron una recuperación

El desempeño positivo de los
mercados financieros en la primera parte del 2024 se dio en un entorno de baja
volatilidad, que se manifestó en el índice VIX20. En el segundo
semestre ese indicador aumentó e incluso sobrepasó, de forma temporal, los 30
puntos (nivel asociado a una alta volatilidad), como resultado del aumento en
la tasa de referencia de Japón (el 5 de agosto) y las expectativas generadas
por la decisión del Sistema de la Reserva Federal de reducir los ajustes en su
tasa de referencia programados para el 2025 en comparación con lo proyectado en
setiembre del 2024 (el 18 de diciembre).
20 Indicador que mide la volatilidad esperada en los
mercados financieros en los próximos 30 días.
La actividad económica de las
principales economías mantuvo un ritmo de crecimiento moderado en el tercer
trimestre del 2024, con lo cual el Fondo Monetario Internacional (FMI)21
estima que la economía mundial habría crecido 3,2% en ese año, ligeramente por
debajo del 2023 (3,3%) (Gráfico 5).
21 Perspectivas de la Economía Mundial, enero del 2025.
El crecimiento económico de Estados Unidos
se moderó en el tercer trimestre del 2024, en relación con los dos trimestres
previos, pero mantuvo un buen ritmo por la solidez del consumo privado22,
la fortaleza del mercado laboral y la mejora en la confianza de los
consumidores.
22 Este rubro representa más de dos tercios del producto
interno bruto del país, Bureau of Economic Analysis,19 de diciembre del 2024.
En la zona del euro, el crecimiento
económico mostró una mejora en el tercer trimestre, pero continuó relativamente
bajo. Esto como consecuencia, entre otros factores, del poco dinamismo de la
industria manufacturera, la baja confianza empresarial y de los consumidores y
la persistencia del efecto del mayor precio de la energía23 sobre la
actividad económica, elementos que contribuyeron al enfriamiento de las dos
economías más grandes de la región (Alemania y Francia).
23 “Un ciclo concluye y otro empieza, en medio de una
creciente disparidad”, 17 de enero del 2025.

La actividad económica en China se aceleró
en el cuarto trimestre del 2024, impulsada por las medidas de estímulo
aplicadas a finales de setiembre para generar confianza en los consumidores e
inversores y, de esta forma, tratar de alcanzar un crecimiento anual en torno
al 5,0%24. Seguidamente se presenta una síntesis de esas medidas.
24 La economía de China aún en ese momento enfrentaba las
consecuencias de las restricciones sanitarias aplicadas en el periodo 2020-2022
(caída en la demanda interna y externa y presiones deflacionarias), y de la
prolongada crisis inmobiliaria.
Medidas
de estímulo aplicadas por China en el 2024

En las principales economías
latinoamericanas, la producción se aceleró en el tercer trimestre del 2024, con
excepción de México. Destacó el caso de Brasil, con un crecimiento de 4,0% en
ese periodo, explicado por el mayor consumo de los hogares25,
impulsado a su vez por programas gubernamentales y mejoras del mercado laboral,
así como el incremento de la inversión (mayor formación de bienes de capital).
25 Este rubro
representa más de dos terceras partes del PIB de Brasil, según el Instituto de
Geografía y Estadística.
Con estos resultados, el FMI estima
que en el 2024 el producto interno bruto (PIB) de Estados Unidos, de la zona
euro, de China y de Latinoamérica habría crecido 2,8%, 0,8%, 4,8% y 2,4% (3,7%
en Brasil), respectivamente.
La incertidumbre aumentó por el
posible impacto sobre el comercio mundial que tendrían eventuales medidas de la
nueva administración de los Estados Unidos.
El gobierno estadounidense entrante
anunció varias medidas relacionadas con la política comercial, fiscal y
migratoria26 de ese país. Adicionalmente, manifestó su interés de
tomar decisiones en temas como la ampliación territorial27, el
cambio climático28, el mercado de petróleo y gas29,
los conflictos bélicos y la inteligencia artificial30, entre
otros.
26 En materia
comercial, las medidas estarían enfocadas en la imposición de aranceles y
revisión de acuerdos
27 Recuperar el
control sobre el Canal de Panamá y aumentar su expansión territorial mediante
la compra de Groenlandia.
28 El 20 de enero
del 2025 se firmaron varios decretos, entre ellos: a) el retiro de Estados
Unidos del Acuerdo de Paris (2015) y, b) la declaración de emergencia
energética nacional y el aprovechamiento de Alaska como reservorio de energía.
29 Búsqueda de
nuevas zonas para la exploración de petróleo y gas.
30 El 23 de enero
del 2025 se firmó una orden ejecutiva sobre inteligencia artificial orientada a
impulsar el liderazgo mundial de Estados Unidos en esta actividad.
En particular, la eventual
imposición de aranceles llevó a un aumento significativo en la incertidumbre
global sobre el comercio internacional, evidenciada en el índice Trade Policy
Uncertainty Index (TPU), que en noviembre pasado alcanzó su nivel más alto
desde los conflictos comerciales del 2018 (Gráfico 6).

1.2 Economía local
1.2.1 Inflación
Al término del 2024, la inflación
(interanual) general se ubicó en 0,8%, con ello el promedio del cuarto
trimestre fue de 0,0% (0,1% en el trimestre previo). Por su parte,
la inflación subyacente31 se mantuvo en valores positivos
durante el último trimestre de ese año, aunque inferiores al 1,0%. Ambos
indicadores continuaron por debajo del límite inferior del rango definido
alrededor de la meta de inflación.
31 La inflación subyacente captura en mayor medida el efecto de
factores internos de demanda sobre las cuales tiene efecto la política
monetaria, esto es, aproxima, de mejor forma, el fenómeno inflacionario
entendido como cambio generalizado y sostenido en el nivel de precios
ocasionado por fenómenos monetarios. Para mayor detalle, ver la nota técnica
“Índices de inflación subyacente de Costa Rica (IIS2021)”.
Durante
el último trimestre del 2024, la inflación general, medida con la variación
interanual del Índice de Precios al Consumidor (IPC), mostró tasas
disímiles que van desde -0,8% en octubre hasta 0,8% en diciembre (Gráfico
7.A), para un promedio de 0,0% (0,1% en el trimestre anterior). Por su
parte, la inflación subyacente continuó en valores positivos y se ubicó al
término del año en 0,9% (0,6% en promedio en el cuarto trimestre). Con
estos resultados, la inflación continuó por debajo del límite inferior del
rango alrededor de la meta de inflación (3,0% ± 1 p.p.).
Al igual que en el trimestre previo32, en el cuarto
trimestre del 2024 la contribución promedio del subíndice de precios de
los servicios a la inflación interanual fue positiva (1,15 p.p.
en promedio) mientras que la del subíndice de precios de bienes resultó
negativa en igual magnitud33, por lo cual la variación para el
trimestre fue de 0,0%.
32 En el tercer
trimestre del 2024 el resultado ligeramente positivo de la inflación general
promedio (0,1%) fue determinado por la evolución del subíndice de precios
de servicios que contribuyó con 0,8 p.p., lo que compensó el aporte
negativo de 0,7 p.p. del subíndice de bienes.
33 La ponderación de
los bienes y servicios en la canasta del IPC es de 53% y 47% respectivamente
(base diciembre 2020). En el cuarto trimestre del 2024 las variaciones
interanuales promedio fueron de -2,2% y 2,6% en el orden indicado

Particularmente, en
diciembre el resultado interanual positivo (0,8%) fue determinado por
el subíndice de precios de servicios. Este subíndice aumentó 3,0% en
términos interanuales (el de bienes disminuyó 1,0%34) y, dada
su ponderación relativa en la canasta del IPC, su contribución positiva
más que compensó el aporte negativo de los bienes al resultado de la inflación
interanual de ese mes (Gráfico 7.B).
34 En los precios de
los bienes la variación interanual fue de -3,3% en octubre, -2,3% en noviembre
y -1,0% en diciembre del 2024. La menor tasa negativa en los dos últimos
meses es el resultado, en buena medida, de un choque de oferta por
incrementos significativos en el precio de algunos bienes agrícolas debido a
condiciones climáticas adversas. En efecto, las frutas mostraron tasas de
variación del 10%, 11,6% y 35% en el orden indicado, en tanto que el subgrupo
de vegetales, tubérculos y leguminosas de -5,4%, 6,9% y 12 % en el
mismo orden.
En los servicios, los
mayores aportes positivos provinieron de telefonía fija, electricidad
y alquiler de vivienda, con 0,3 p.p. cada uno, paquetes turísticos al
extranjero (0,2 p.p.) y boleto aéreo (0,1 p.p.), compensados parcialmente
por servicios de telecomunicaciones en paquetes (-0,2 p.p.). En los
bienes, destacaron las contribuciones negativas de combustibles (-0,6
p.p.), aceite (-0,2 p.p.), automóviles nuevos y carnes con -0,1 p.p. cada
uno, lo anterior compensado en mayor medida por los bienes agrícolas (0,7
p.p.).
Al desagregar el IPC
según sus componentes, regulado y no regulado, la variación interanual promedio
del primero en el cuarto trimestre del 2024 fue de -2,7% y de 0,5% en el
segundo (-1,2% y 0,3% en el trimestre previo, respectivamente). Dados sus
respectivos pesos en la canasta del IPC35, sus contribuciones
al promedio de la inflación interanual del trimestre en análisis se
compensaron.
35 La
ponderación del componente regulado y no regulado en la canasta del IPC es de
14% y 86% respectivamente (base diciembre 2020)
Específicamente, al
término del 2024 los bienes y servicios regulados alcanzaron una variación
interanual de -2,3% en tanto que la de los no regulados fue de 1,4%; el
aporte positivo de estos últimos más que compensó el negativo de los
regulados. En los regulados, el principal aporte negativo provino de los combustibles
(-0,6 p.p.) y el positivo de la electricidad (0,3 p.p.). En el componente
no regulado destacaron, con aportes positivos, la papa (0,4 p.p.),
telefonía móvil (0,3 p.p.), los paquetes turísticos al extranjero, el alquiler
de vivienda y la papaya con 0,2 p.p. cada uno, y los boletos aéreos (0,1
p.p.), compensados parcialmente por servicios de telecomunicaciones en
paquetes y aceite, con -0,2 p.p. cada uno y automóviles nuevos (-0,1
p.p.)
El retorno de la inflación general a
valores en torno a 0,0% a partir del segundo trimestre del 2024 se debió,
mayormente, al menor ritmo de disminución de los precios externos, al
incremento en los costos del transporte marítimo y a los efectos de la postura
menos restrictiva de la política monetaria.
El menor ritmo de
disminución de los precios externos se ha reflejado internamente en
el índice de precios de materias primas importadas, el cual registró
durante el 2024 una reducción promedio de 6,7%, inferior a la caída de
12,3% en el 2023 (Gráfico 8.A).
Sin embargo, es importante
mencionar que en el cuarto trimestre el índice de materias
primas importadas registró una disminución promedio interanual de 10,7%,
superior a la caída de los dos trimestres previos (3,2% y 9,0% en el
segundo y tercero, respectivamente), explicada por la disminución de 10,0%
del precio del crudo WTI en el último trimestre del año (-7,3% en el
trimestre previo). El impacto de dicha reducción sobre el índice fue compensado
en parte por el menor decrecimiento en el precio de los granos básicos36
y por el alto aumento en el precio mundial del transporte marítimo37.
36 Los granos
básicos en el cuarto trimestre cayeron 13,4% (-18,8% en el trimestre previo).
37 Si bien la
referencia del precio mundial de transporte de contenedores cayó 30,0%, en
promedio, entre el tercer y cuarto trimestre del 2024 (de USD 5.071 a USD 3.561), el incremento fue muy significativo en relación con
el precio medio del 2023 (USD 1.488),
para un aumento de 139%. Este comportamiento respondió, entre otros, a las
tensiones geopolíticas en el mar Rojo y a los efectos del cambio climático
sobre esta actividad.
El menor ritmo de disminución de los
precios externos y el aumento en el precio del transporte
marítimo han influido en el Índice de Precios del Productor de la Manufactura (IPP-MAN), indicador que, si bien mantiene
variaciones interanuales negativas desde abril del 2023, ha sido cada vez menos
negativo. Particularmente, en el cuarto trimestre del 2024 su variación
interanual promedio fue de -1,8% (-2,9% en el trimestre anterior)38
(Gráfico 8.B).
38 Al desagregarlo
por tipo de bien, el subíndice de precios de bienes de consumo final, que
podría tener mayor impacto en el corto plazo sobre el IPC, mostró en el cuarto
trimestre del 2024 una variación interanual promedio de 0,6% (-0,3% en promedio
en el trimestre previo); en diciembre fue de 1,3%.

Elementos de índole interno también
contribuyeron al retorno de la inflación a un valor en torno a cero en el cuarto
trimestre. Entre ellos destacan la política monetaria menos restrictiva39
aplicada a partir de marzo del 2023 y la menor apreciación de la moneda local
en el 2024.
39 Entre diciembre
del 2021 y octubre del 2022 la TPM aumentó en 825 p.b., lo que propició una
postura restrictiva de la política monetaria desde noviembre del 2022, que
contribuyó a moderar las presiones de demanda agregada y facilitó la contención
de los efectos inflacionarios de segunda ronda.
Las expectativas de inflación, tanto
las obtenidas de la encuesta que realiza el BCCR como las estimadas a partir de
la negociación de títulos públicos en el mercado financiero costarricense
(expectativas de mercado), permanecen dentro del rango de tolerancia definido
para la inflación; sin embargo, sus valores han tendido hacia el límite
inferior de dicho rango.
Al término del cuarto trimestre del
2024, la primera de estas mediciones ubicó la mediana de las expectativas de
inflación a 12 y 24 meses en 2,0% y 3,0% respectivamente, mientras que las
expectativas de mercado se situaron en 2,3% y 2,4% a esos plazos 40
(Gráfico 9).
40 Las expectativas
de mercado sobre la inflación interanual a 36 y 60 meses se estabilizaron en
torno a 2,3% durante el 2024.

La permanencia de la inflación
durante un periodo prolongado en valores por debajo del límite inferior
puede generar cuestionamientos válidos, sobre si es preciso reducir la
meta inflacionaria. Sin embargo, como se expone en el Recuadro 1, la
revisión de la meta de inflación no depende necesariamente del valor que
haya registrado dicha variable en un determinado periodo, sino que es un
proceso que realizan algunos bancos centrales con regímenes de meta de
inflación periódicamente como parte de sus funciones. Esa revisión
no siempre llevará a un cambio en la meta, pero es valiosa porque
contribuye a la rendición de cuentas y a la participación de la sociedad
en este importante tema.
Recuadro
1. Elementos por considerar en la determinación de la meta de inflación
El Banco Central de Costa Rica (BCCR)
adoptó oficialmente el esquema de meta explícita de inflación para la
conducción de su política monetaria en enero del 2018 41, aunque en
la práctica dicho marco de política se aplicó de forma gradual, con
reformas tangibles desde octubre del 2006.
41 Artículo 5 Sesión
5813-2018. Con la adopción de este esquema culminó el proceso de
transición iniciado en el 2005, cuando la Junta Directiva aprobó el
proyecto estratégico “Esquema de meta explícita de inflación para Costa
Rica” (artículo 11, sesión 5229 del 5 de enero del 2005), cuyo objetivo era
diseñar una estrategia orientada a preparar las condiciones para migrar a
un régimen de metas de inflación.
Este esquema se caracteriza por el
anuncio público sobre el compromiso del banco central de alcanzar un
objetivo cuantitativo para la inflación en un determinado horizonte de
tiempo y se acompaña del reconocimiento de que su principal objetivo es
mantener la inflación baja y estable. Además, manifiesta la importancia de
la rendición de cuentas y la explicación de las motivaciones en la toma de
decisiones de la autoridad monetaria para el proceso de formación de
expectativas inflacionarias.
En el proceso de transición hacia
este régimen, el BCCR tomó varias medidas42 con las características
citadas en el párrafo anterior. Entre ellas destacan: a) el compromiso con una
meta numérica para la inflación en el mediano plazo, b) la adopción de un
régimen cambiario más flexible, c) la definición de la Tasa de Política
Monetaria (TPM) como el principal instrumento de la política monetaria, d) la
creación de un mercado de liquidez en el que el precio de esta se vinculara con
el nivel de la TPM, e) el fortalecimiento de los canales de comunicación y la
transparencia con el público y f) la mejora de las herramientas para
pronosticar la inflación, todo ello acompañado de una reforma administrativa y
un reforzamiento del capital humano y sus capacidades con el fin de asumir las
nuevas tareas que el cambio de régimen monetario (y cambiario) demandaban.
42 Un mayor detalle
de estas medidas se presenta en el capítulo 3 del Informe de Inflación de
diciembre del 2017.
Este recuadro se enfoca en la
primera de las medidas mencionadas; esto es, el compromiso con una meta
numérica para la inflación. En particular, primero se discute la importancia
de dicho compromiso y los aspectos teóricos que han de ser considerados al
definir la meta. Posteriormente, se reseña el procedimiento seguido por
el BCCR cuando fijó la meta de inflación vigente y se presenta información
de algunos países que aplican este régimen de política
monetaria.
Importancia del compromiso con un objetivo de inflación
Los primeros países en implementar
un régimen de metas de inflación fueron Nueva Zelanda (1990), Canadá (1991),
Reino Unido (1992) y Suecia (1993). Según King (2024), más que desarrollar
una nueva teoría de la inflación, el interés de estos países al adoptar este
esquema era crear instituciones (conjunto de reglas) que moldearan la
forma en que se establecía la política monetaria en un mundo de creciente
liberalización financiera y ausencia de controles cambiarios. En línea con
ese propósito, en 1989 Nueva Zelanda incluyó en la Ley del Banco de
Reserva (banco central) el objetivo de asegurar la estabilidad de precios,
compromiso que fue asumido por otros bancos centrales que optaron por este
marco de política monetaria en años posteriores.
Lo anterior muestra que, desde sus inicios, el enfoque de metas de
inflación reconoció la importancia de que las acciones de política
monetaria se orientaran a lograr la estabilidad de precios. Una inflación
baja y estable contribuye a la eficiencia de los procesos productivos y al
bienestar de la población debido a que reduce los efectos redistributivos
adversos asociados a la inflación43. Además, promueve la
estabilidad de otros macroprecios (tasas de interés, tipo de cambio y
salarios), lo que permite que las decisiones de ahorro, inversión y
consumo se adopten en condiciones de menores costos de coordinación y
mayor certidumbre44. Lo anterior favorece la asignación
eficiente de los recursos productivos, con implicaciones positivas sobre
el crecimiento económico, el bienestar y el empleo.
43 Particularmente,
los grupos de ingresos bajos y fijos disponen de menos mecanismos para
protegerse de la inflación y, además, destinan una proporción mayor de sus
ingresos al consumo de bienes y servicios.
44 Variaciones
frecuentes en los precios dificultan la planeación a largo plazo de los hogares
y empresas, en el tanto estos cambios afectan los costos de insumos, las
tasas de interés, los salarios y el riesgo en los mercados financieros.
Si bien los bancos centrales podrían dirigir sus acciones de política al
logro de la estabilidad de precios sin comunicar al público el valor de
inflación que se desea alcanzar, en el enfoque de metas de inflación los
bancos centrales hacen explícito su compromiso con el objetivo de lograr
un nivel de inflación para el mediano plazo. Dicho anuncio contribuye a
la transparencia en las acciones de la política monetaria e incrementa la
credibilidad de los bancos centrales. Asimismo, permite orientar las
expectativas de los agentes económicos y, por consiguiente, ayuda a consolidar
la meta de inflación como el ancla de la economía para el proceso de formación
de los precios.
¿Cómo definir la meta de inflación?
Al establecer una meta para la inflación, lo primero, y quizás más
relevante, es definir qué es una inflación baja y estable. La estabilidad
de precios, en su expresión más rigurosa, significa que el nivel de
precios no varía; es decir, que la inflación es igual a cero. Sin embargo,
la literatura señala que un objetivo inflacionario de cero no es
óptimo.
En este sentido, Mishkin y Bernanke (1997) argumentan que existen
razones por las cuales dicho objetivo debe ser mayor que cero. Una de esas
razones es la tendencia que muestran las cifras de inflación oficiales
(medidas con el Índice de precios al consumidor, IPC) a exagerar la
verdadera inflación debido al sesgo de sustitución45 en los índices
de ponderación fija46 y a la falta de contabilización adecuada
del cambio de calidad en los artículos incluidos en la canasta de bienes y
servicios sobre la cual se calcula la inflación. Asimismo, indican que,
aunque se disponga de un indicador de inflación que corrija ese error de
medición, se deben considerar los riesgos relativos a un objetivo
inflacionario muy bajo. Uno de ellos es que habría una mayor probabilidad
de que la economía caiga en una deflación; otro es que no permitiría ajustar
los salarios reales para equilibrar el mercado laboral en caso de que
los salarios nominales fueran rígidos a la baja.
45 Este sesgo se
produce cuando un producto de la canasta usada en el cálculo de la inflación es
reemplazado por otro que tiene diferentes especificaciones o calidad y no se
realiza un ajuste adecuado a los precios por los cambios de calidad de los
productos.
46 Cabe señalar
que, en Costa Rica, el IPC se calcula con base en un índice de Laspeyres
tipo Lowe.
Sobre este mismo tema, Jongrim Ha, M. Ayhan Kose y Franziska Ohnsorge
(2019) plantearon que, si bien una inflación baja y estable tiene efectos
positivos para la economía, en términos de producción, empleo y
estabilidad financiera, una inflación extremadamente baja, como la que
prevaleció en muchas economías avanzadas después de la crisis financiera
del 2008, puede dificultar que los bancos centrales reduzcan lo suficiente las
tasas de interés reales de corto plazo para brindar el estímulo necesario
a la demanda, dado el valor cercano a cero de las tasas de interés
nominales. Por lo tanto, puede limitar el margen de acción de la política
monetaria convencional y llevar a los bancos centrales a utilizar medidas
no convencionales47, incluidas compras en gran escala de
activos financieros, para reducir las tasas de interés a largo plazo. Esas
dificultades para implementar una política monetaria expansiva, a su vez,
aumentan el riesgo de caer en un período de deflación que se retroalimenta
a sí mismo y eleva la carga de la deuda y deprime aún más la
actividad económica48. Además, coinciden en que una inflación
extremadamente baja también puede obstaculizar el ajuste de los salarios
reales absolutos y relativos, debido a la rigidez general a la baja de los
salarios nominales.
47 Esas medidas podrían tener mayores costos para los bancos
centrales y dificultan la comprensión por parte del público del mensaje que
desean enviar esos entes (en comparación con las modificaciones en el nivel de
la tasa de interés de referencia).
48 Un ejemplo de lo anterior es la deflación prolongada que
enfrentó Japón a partir de la segunda mitad de los noventa.
Dados los argumentos anteriores, la pregunta es ¿cuál es la tasa de
inflación óptima? Según los últimos autores citados, los modelos teóricos
ofrecen una amplia gama de tasas de inflación óptimas, negativas y
positivas, de conformidad con los supuestos que se utilicen. Los que
recomiendan metas de inflación iguales o inferiores a cero suelen
suponer flexibilidad de precios perfecta, mientras que los que suponen
precios rígidos sugieren una tasa de inflación óptima de cero. Por su
parte, en modelos que incorporan una mayor variedad de rigideces y
restricciones adicionales, como salarios rígidos, un límite inferior de cero
para las tasas de interés nominales y fricciones financieras e indexación
de precios, la tasa de inflación óptima es positiva.
Al igual que ocurre con los modelos teóricos, la literatura empírica
sugiere que las tasas de inflación óptimas se encuentran en un amplio
rango. La inflación “demasiado alta” y la deflación se asocian con
pérdidas de producción, mientras que una “demasiado baja” conlleva el riesgo de
caer en deflación y eventualmente en una recesión. La referencia
para considerar que la inflación es “demasiado alta” varía ampliamente
según las características del país, mientras que el valor mínimo para
juzgar que es “demasiado baja” depende de la magnitud y la frecuencia de
los choques adversos, la flexibilidad de la política fiscal y la eficacia
de la transmisión de la política monetaria.
Jongrim et al. (2018) indicaron que, en vista de los riesgos antes
mencionados, algunos economistas49 recomendaron elevar las
metas de inflación de los bancos centrales al 4%, el doble de la meta
media de los bancos centrales de economías avanzadas que aplican metas de
inflación, pero otros50 se mostraron en desacuerdo con esa
recomendación. Particularmente, para el caso de Estados Unidos de
América, Mishkin (2018) planteó, una vez evaluadas las razones a favor y
en contra de elevar la meta de inflación, que era preferible mantenerla en
2%. Entre otros argumentos, señaló que uno de los éxitos de los
bancos centrales en los últimos años fue el anclaje de las expectativas de
inflación en torno al 2%, por lo cual, si el objetivo inflacionario aumentara a
4%, se pondría en peligro el éxito conseguido de establecer un ancla
nominal fuerte.
49 Blanchard,
Dell’Arricia y Mauro (2010), Ball (2014), Krugman (2014), Kiley y Roberts
(2017) y Andrade et al. (2018).
50 Coibon y
Gorodnichenko (2012), Coibon, Gorodnichenko y Wieland (2012), Mishkin (2018)
Dorich et al. (2018), Schmitt-Grohe y Uribe (2010).
Por el contrario, Summers (2018), en referencia al caso específico de
Estados Unidos, argumentó que, si bien a mediados de los noventa, cuando el
Sistema de la Reserva Federal fijó la meta inflacionaria en 2%, dicho
objetivo podría haber sido apropiado, en el 2018 posiblemente ya no lo
fuera. Esto por cuanto con ese valor se buscaba equilibrar los costos de
la inflación con los beneficios de evitar la deflación; sin embargo, había
razones para creer que los riesgos de deflación habían aumentado, por lo
cual consideraba conveniente aumentar la meta. De igual modo, Wessel
(2018) sugirió que el objetivo del 2% ya no era adecuado porque la tasa de
interés real neutral51 era en ese momento más baja de lo que solía
ser, lo cual aumentaba el riesgo de que las tasas de interés nominales
estuvieran restringidas por el límite inferior cero52.
51 La tasa de
interés real neutral se define como la tasa de interés real de mediano plazo
que es coherente con una economía en pleno empleo de los factores de la
producción y una inflación que se aproxime a la meta.
52 El argumento de
fondo es que cuando los mercados financieros anticipan más inflación, las tasas
de interés nominales generalmente son más altas, lo cual da más margen para
recortarlas en momentos en que la economía se desacelera demasiado o se dirige
a una recesión.
En la práctica, la mayoría de los países avanzados con esquemas de metas
de inflación tienen una meta de 2% con un rango de tolerancia simétrico
(Cuadro 1.1) y han mantenido ese objetivo por un lapso extenso. Esa
estabilidad del objetivo puede deberse a los costos inherentes de cambiarlo,
en especial si se tratara de incrementarlo.

Canadá es un caso ilustrativo, donde cada cinco años (iniciado en 2001)
se aplica un proceso formal y transparente de revisión de la meta de
inflación. Este proceso ha permitido una mejora continua sobre la base de
la experiencia y el conocimiento acumulados, especialmente en los aspectos
operativos de la aplicación del régimen de metas de inflación. La revisión
no implica que el objetivo vaya a cambiar; de hecho, en las seis
revisiones efectuadas en este país, se ha mantenido el objetivo
inflacionario53.
53 John Murray
(2018), quien fue vicegobernador del Banco de Canadá del 2008 al 2014, explica
que la razón principal por la que el objetivo no ha cambiado es que la
economía parece haber tenido un desempeño excepcionalmente bueno con el
objetivo de inflación del 2%. Por otra parte, las revisiones periódicas, aunque
no modifiquen la meta, son parte fundamental de la rendición de cuentas del
banco central, disipan la incertidumbre y preocupaciones innecesarias de
los agentes económicos y es un mecanismo deliberado y transparente con el
que se involucra a las partes interesadas. Indica, además, que el Banco de
Canadá es muy cuidadoso al exponer los temas que propone abordar en cada
revisión, así como los cambios que podrían considerarse, y solicita
comentarios del público, el gobierno y los académicos. Concluye que, aunque
las características principales del marco se han mantenido sin cambios
después de seis revisiones, en cada ocasión se ha aprendido algo nuevo y valioso.
54 Según
información suministrada por el Banco Central de Chile, el esquema de metas de
inflación de mediano plazo se adoptó en el 2000, con una meta de 3% a dos años
plazo, con la intención de que la mayor parte del tiempo la inflación se
ubicara en un rango de 2% a 4%. En el 2020 se eliminó el rango de tolerancia,
aunque la meta se mantuvo en 3%.
55 Perú
implementó el régimen de metas de inflación por primera vez en el 2002 con un
rango de 1,5%-3,5%. Posteriormente, en el 2007 estableció el objetivo inflacionario
en 2% con un rango de tolerancia de ±1 p.p.
56 Dicho artículo
establece que el principal objetivo del BCCR es mantener la estabilidad interna
y externa de la moneda nacional y asegurar su conversión a otras monedas. La
estabilidad interna se interpreta como el logro de una inflación baja y
estable.
57 Álvarez y
León. “Inflación de socios comerciales como referencia para la meta de
inflación en Costa Rica”. Documento de Trabajo 022|2012, Departamento de
Investigación Económica. BCCR. La actualización de la inflación de socios
comerciales señaló lo siguiente: para los subperiodos 1992-2024, 2000-2024 y
2010-2024 el promedio fue de 3,50%, 2,86% y 2,72% respectivamente.
58 Para mayor
detalle ver el Recuadro 4 “La meta de inflación de largo plazo.” en el Programa
Macroeconómico 2016-2017.
Otra consideración importante al elegir el objetivo inflacionario es
decidir cuál indicador de inflación debe usarse, dado que existen
diferentes mediciones. Generalmente, se considera que el indicador
seleccionado debe ser preciso, conocido, oportuno y
fácilmente comprensible para el público. Sin embargo, también es crucial
que excluya los choques puntuales de precios que no afectan la tendencia
de la inflación, ya que la política monetaria busca influir en esta
última. Si bien el Índice de Precios al Consumidor (IPC) cumple con
las cuatro primeras condiciones, no satisface la última, por lo que se
requiere el uso de un indicador de inflación subyacente. Este tipo de
indicador, aunque más adecuado técnicamente para aproximar la tendencia
inflacionaria de largo plazo, es más difícil de explicar al público, razón
por la cual la mayoría de los países han optado por usar el IPC
para definir la meta inflacionaria (Cuadro 1).
Adicionalmente, se debe definir si la meta se expresará como un valor
puntual o como un rango. King (2024) señala que, en sus inicios, los
países que adoptaron el régimen de metas de inflación definieron el
objetivo en términos de estabilidad de precios, en lugar de un
valor específico para la inflación. La práctica común era establecer
rangos y declarar que la meta de la autoridad monetaria sería ubicarse en
la parte baja del rango dentro de un horizonte temporal definido. Este
enfoque se adoptó porque fijar una meta numérica precisa tras un período
de alta inflación y volatilidad podía ser ambicioso. Con el tiempo, el éxito en
reducir la inflación llevó a algunos países a optar por metas puntuales,
mientras que otros prefirieron establecer rangos simétricos alrededor de
un valor central.
Las metas puntuales son más claras para el público y facilitan la
evaluación de su cumplimiento. Sin embargo, el uso de rangos le da
flexibilidad a los bancos centrales para responder ante choques
transitorios que incidan en el nivel de precios, sin afectar su credibilidad
y generar un costo innecesario en términos de producción. Esa
flexibilidad también es apoyada por el hecho de que el objetivo
inflacionario se especifica para un periodo de mediano plazo (por lo
general de 2 años).
La literatura sobre la determinación del objetivo inflacionario suele
enfocarse en las economías avanzadas, pero es escasa para economías
emergentes como la costarricense. De la información recopilada para
algunas naciones latinoamericanas seleccionadas, se aprecia que los
criterios para la elección de la meta de inflación difieren. Por ejemplo, en el
Banco Central de Chile la meta de 3% derivó de un análisis de las ventajas
y desventajas de otros niveles
posibles de inflación, entre ellos, la necesidad de facilitar el ajuste de
precios relativos y mantener una distancia suficiente con el límite de
cero en la tasa de interés nominal54. En el Banco Central de
Reserva del Perú, la elección de la meta de inflación55 buscó anclar
las expectativas inflacionarias en un nivel similar al de las economías desarrolladas
y con ello establecer un compromiso permanente con la estabilidad de la
moneda. Por su parte, en Colombia, el Banco de la República anunció en el
2001 que la meta de largo plazo para la inflación sería del 3,0%, con el
argumento de que ello era concordante con el objetivo constitucional de
velar por mantener el poder adquisitivo de la moneda, en coordinación
con la política económica en general.
Procedimiento seguido por el BCCR en
la fijación de la meta de inflación vigente
De acuerdo con lo establecido en el
artículo 2 de su Ley Orgánica56, en la
programación macroeconómica de enero del 2008 el BCCR comunicó a la
sociedad costarricense, por primera vez, un valor central para la meta de
inflación con un margen de tolerancia de ± 1 p.p., medido con la variación
interanual del Índice de precios al consumidor (IPC).
Se inició con un valor central de
8%, pero en julio del 2009 la coyuntura internacional permitió revisar a la
baja este parámetro hasta 5%, valor en el que se mantuvo por los siguientes
cuatro años, hasta que en enero del 2014 se redujo en 1 p.p. y desde enero del
2016 se ubica en 3%.
Este último valor para la meta de
inflación no fue determinado de manera arbitraria. Dado que la economía
costarricense es pequeña, abierta e importadora de materias primas, en
particular de hidrocarburos, es razonable que se aspire a mantener un nivel de
inflación similar al de sus principales socios comerciales. Por lo tanto, en el
2012 el Banco Central estimó que la inflación de largo plazo de estos países se
ubicó en torno a 3%57. Con base en ello, en el Programa Macroeconómico
2016-2017 el Banco comunicó a la sociedad su intención de mantener la inflación
en 3% con un rango de tolerancia de ±1 p.p.58, objetivo que ha mantenido hasta la
fecha.
Luego de cuatro años de mantener el
objetivo inflacionario en 3%±1 p.p., en el Programa Macroeconómico 2020-2021 de
enero del 2020, la Junta Directiva del BCCR señaló que, durante ese año
iniciaría un proceso de análisis y consultas para explorar la conveniencia y
oportunidad de revisar la meta de inflación. Sin embargo, la pandemia del
COVID-19 obligó a pausar esa discusión.
El tema de la revisión de la meta de
inflación se retomó en el Plan Estratégico del BCCR 2025-203059.
Específicamente, el eje estratégico número uno denominado “Inflación baja
y estable” dispuso para el 2026, “evaluar los parámetros a partir de los
cuales se define la meta de inflación, de acuerdo con las características
de una economía pequeña y abierta como la costarricense, y la experiencia
internacional en esta materia”.
59 Aprobado por
la Junta Directiva en el artículo 11 del acta de la sesión 6200-2024, celebrada
el 23 de Julio del 2024.
Conforme a lo comentado previamente
y en línea con la literatura económica que trata sobre la determinación de
la meta inflacionaria, en el caso de la economía costarricense, la meta
de inflación vigente es un valor puntual con un rango simétrico alrededor
de ese valor. Por otra parte, dicho valor se fija a partir de la variación
interanual del IPC y no de un indicador de inflación
subyacente.
Comentarios finales
Este recuadro contribuye al inicio
de la discusión sobre las consideraciones críticas mínimas para revisar la
meta de inflación
vigente. En análisis futuros, será necesario profundizar en la
especificidad de las economías emergentes, con especial atención al caso de
Costa Rica.
Es importante señalar el caso
ilustrativo del Banco Central de Canadá, el cual desde el 2001 efectúa una
revisión cada 5 años y en todas ellas ha ratificado el nivel objetivo vigente
desde dicho año.
El proceso de revisión del objetivo
inflacionario es importante porque contribuye en especial a la rendición
de cuentas del banco central ante los ciudadanos. Con este fin, es
conveniente que en este proceso participen, además de los funcionarios del
BCCR, organizaciones y académicos externos a esta entidad.
Bibliografía
Banco Central de Costa Rica. Informe
de Inflación, diciembre 2017.
Banco Central de Costa Rica. Informe
de Política Monetaria, abril 2020.
Jongrim Ha, M. Ayhan Kose y Franziska Ohnsorge (2018).
Inflation in Emerging and Developing Countries. Evolution, Drivers, and
Policies. World Bank Group.
King, Mervyn (2024). Inflation
Targets: Practice ahead of theory.
Mishkin, Frederic y Bernanke, Ben (1997). Inflation
targeting: a new framework for monetary policy? NBER Working Papers
Series.
Mishkin, Frederic. Rethinking inflation target (2018).
Brookings Conference “Should the Fed Stick with the 2% Inflation Target
or Rethink it?
Murray, David y
Wessel, David (2018). Rethinking the Fed’s 2 percent inflation target. A
report from the Hutchins Center on Fiscal & Monetary Policy at
Brookings.
1.2.2 Actividad económica, mercado
laboral, balanza de pagos y finanzas públicas
La producción mostró una aceleración en el cuarto trimestre del 2024
que, si bien fue modesta, cambió el comportamiento a la baja registrado
desde la segunda mitad del 2023. Con ese resultado, se estima que en el
año el PIB habría crecido 4,3%, superior en 0,2 p.p. a lo previsto en el
informe de octubre pasado.
En el cuarto trimestre del 2024, el
PIB creció 4,3% en términos interanuales y su variación trimestral
anualizada fue de 4,5%, mayor al 4,3% registrado en el trimestre previo
(Gráfico 10.A). Este comportamiento estuvo influido, por el lado del
gasto, por la demanda interna, en particular del consumo privado y la inversión
(Gráfico 10.B). Por actividades, influyeron principalmente en ese resultado la
construcción, la manufactura y los servicios de transporte.

El consumo privado mostró una
moderación en el último trimestre del año, en contraste con la aceleración
en el crecimiento del consumo público y de la formación bruta de
capital (Gráfico 10.C).
En el cuarto trimestre del 2024, el consumo privado creció 3,3% (5,7% un
año atrás), lo cual es congruente con la reducción observada a lo largo
del año en su ritmo de crecimiento. Este comportamiento estuvo influido
por la moderación en el ingreso disponible real de los hogares, dada la
dinámica de la actividad económica.
Por tipo de bien y servicio, este resultado se corresponde con un mayor
consumo de prendas de vestir, calzado, servicios de enseñanza, servicios
de alquiler de vivienda, servicios financieros y seguros, servicios de
transporte, productos alimenticios y compra de vehículos, así como un menor
consumo de muebles, productos de papel y servicios de salud.
En contraste con la moderación del consumo privado, el público mostró
una aceleración en su ritmo de crecimiento a lo largo del año. Al cuarto
trimestre registró una tasa de variación interanual de 1,4%, desde un
valor de cero un año atrás. Dicho resultado se vincula con las mayores
compras de bienes y servicios por parte de la administración pública y salud60.
60 Las plazas
contratadas mostraron una tasa de variación cercana a cero debido al efecto
conjunto de un escaso aumento en la contratación de plazas en la administración
y enseñanza pública (dada la aplicación de la regla fiscal) y la reducción en
la contratación de nuevo personal en salud.
La formación bruta de capital continuó en ascenso y en el cuarto
trimestre del 2024 creció 8,2% (2,4% un año atrás). Este incremento se
explica por la mayor inversión en nuevas construcciones (tanto privadas
como públicas) así como en inversión en maquinaria y equipo por parte del
sector privado (equipo de transporte, partes y maquinaria de uso
especializado para la industria médica y equipo para cámaras de enfriamiento).
Las exportaciones de bienes y servicios
aumentaron 5,3% en el cuarto trimestre del 2024, mientras que las importaciones
crecieron 3,6% en ese lapso.
Las exportaciones de bienes aumentaron 11% en términos interanuales,
valor similar al registrado un año atrás (10,6%), impulsadas por las
ventas de las empresas del régimen especial (implementos médicos) y de
productos manufacturados del régimen definitivo (azúcar, carne, productos
lácteos, hilos conductores de cobre, y láminas de acero), principalmente.
El ritmo de crecimiento de las exportaciones de servicios se moderó a lo
largo del año, desde 3,0% en el primer trimestre a 0,6% en el cuarto
trimestre. Esto debido a una mayor demanda por servicios informáticos y
empresariales de las unidades productivas empresas del régimen especial,
que fue compensada por la desaceleración en el ingreso de turistas61.
En términos agregados, las exportaciones de bienes y servicios aumentaron
5,3% en el cuarto trimestre (6,6% en igual lapso del 2023).
61 En el cuarto trimestre del 2024 el ingreso de turistas
disminuyó 3,4% mientras que en igual lapso del 2023 había crecido 14,4%, ambos
en términos interanuales.
En forma congruente con el comportamiento de la demanda interna (consumo
e inversión), las importaciones de bienes crecieron 4,3% en el cuarto trimestre
del 2024 (0,9% un año atrás). El aumento de las importaciones fue
impulsado por la compra de vehículos, productos alimenticios, equipo de
transporte (de personas y mercancías), y equipo relacionado con la industria
médica y para cámaras de enfriamiento. Destacó, además, el crecimiento en
las compras de las empresas del régimen especial luego de cinco trimestres
de resultados negativos62.
62 Esta mejora se observó en las compras de insumos de la
industria metalúrgica, metalmecánica, química y farmacéutica, así como de
materiales de construcción.
Las importaciones de servicios aumentaron 8,6% debido, principalmente,
al mayor flujo de costarricenses hacia el resto del mundo63 y
el incremento en los servicios de transporte. En términos agregados, las
importaciones de bienes y servicios se incrementaron en 3,6%, lo cual
significó 1,0 p.p. menos con respecto al mismo periodo del 2023.
63 En el cuarto trimestre del 2024 el turismo emisor aumentó
8,9% (25,7% en igual lapso del 2023).
Por actividad económica (Gráfico
11), la agropecuaria y la de hoteles y restaurantes se desaceleraron en el
cuarto trimestre del año, ambas afectadas por las
condiciones climatológicas adversas.
La actividad agropecuaria registró un crecimiento de 0,8%, menor con
respecto a lo observado tanto el trimestre previo (2,0%) como un año atrás
(3,4%). Este incremento se relaciona con la mayor producción exportable de
piña y al impulso de la demanda interna sobre la extracción de carne,
pollo, leche y huevos, efectos parcialmente compensados por la contracción
en la producción de bienes como café, cebolla, plátano y hortalizas64.
64 La contracción señalada se debió a condiciones
climatológicas adversas que afectaron la productividad de los cultivos.
Las condiciones climatológicas también afectaron la producción de los
servicios de hotelería y restaurantes, debido a que obligó al cierre de
aeropuertos (por su efecto sobre la pista de aterrizaje), con la consecuente
reducción de vuelos al país. Sin embargo, se registró una constante
afluencia de turistas, principalmente en las zonas costeras y algunas zonas
de montaña, así como un aumento de la demanda interna por los servicios de
restaurantes65, el crecimiento de esta actividad en el cuarto
trimestre (1,0%) fue considerablemente inferior en comparación con un año
atrás (7,2%).
65 Cadenas de comida rápida, servicios de alimentos
especializados para grupos corporativos y eventos empresariales en
instalaciones hoteleras.
La manufactura y la construcción
aceleraron sus crecimientos, impulsados, respectivamente, por la producción de
empresas del régimen especial y obras con destino privado.
La manufactura creció 6,2% en el último trimestre, mayor a las tasas de
los trimestres anteriores. Lo anterior se relaciona con el continuo
impulso en la producción de las empresas del régimen especial66,
al incremento en la producción fabril de las empresas del
régimen definitivo, particularmente de productos alimenticios (pollo,
carne, productos de panadería, azúcar y productos lácteos), baterías, hilos
conductores de cobre y productos de limpieza.
66 En el cuarto trimestre del 2024 la producción del régimen
especial y definitivo aumentó 11,9% y 1,9% respectivamente (13,1% y 1,6% en
igual periodo del 2023).
La actividad de la construcción mostró poco dinamismo durante los
primeros tres trimestres del año, con tasas de crecimiento inferiores a
3,0%. Sin embargo, en el cuarto trimestre su variación (8,6%), aunque se modera con respecto a un año atrás,
mostró una mejora significativa, por el desempeño de la construcción con
destino privado y la recuperación de la construcción con destino público.
En el caso de las obras con destino
privado, destacó la mayor ejecución de proyectos de viviendas para ingresos
medios y altos, seguido del crecimiento en la construcción de edificios
residenciales y no residenciales (naves industriales, locales y plazas
comerciales).
Las obras con destino público acumularon
tres trimestres con resultados positivos y alcanzaron su valor más alto en el
cuarto trimestre. En ello influyó la mayor ejecución en obras de
infraestructura vial por parte del Consejo Nacional de Viabilidad (CONAVI) y
del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), así como los avances en
proyectos de generación eléctrica67 y en proyectos municipales.
67 Proyecto Geotérmico Borinquen en Guanacaste.

El comercio se moderó en concordancia
con la desaceleración de algunas actividades en tanto que el transporte se
aceleró.
La actividad de comercio registró un crecimiento menor con respecto a un
año atrás (2,4% desde 5,3%), en línea con la evolución de actividades como la
agropecuaria y hoteles, restaurantes, así como con la moderación del
crecimiento del ingreso de los hogares. Por tipo de bien, la moderación se
reflejó en las ventas de productos de ferretería, eléctricos, alimenticios y
combustibles, principalmente.
Asimismo, la actividad de transporte mostró una aceleración durante el
año y en el cuarto trimestre aumentó 8,5% (6,9% un año atrás). En particular,
destacó el aumento de las actividades de apoyo al transporte, los servicios de
transporte de taxis y de carga de mercancías.
Las actividades de información y
comunicación y servicios profesionales, así como la de servicios financieros,
presentaron mayor crecimiento en comparación con el año anterior.
La aceleración de la actividad de información y comunicaciones se explica
por la demanda externa por servicios de informática de las empresas del régimen
especial (específicamente, apoyo técnico, desarrollo de programas y consultoría
informática), servicios de salas cinematográficas, televisión por cable y
convencional, así como de servicios de telefonía móvil e internet.
El crecimiento de los servicios
profesionales respondió tanto a la demanda en actividades del régimen
definitivo (servicios de publicidad, arquitectura, ingeniería, alquiler de
vehículos y de vigilancia privada) como a la demanda externa por servicios de
apoyo de empresas del régimen especial. En contraste, hubo una menor demanda de
servicios de diseño técnico e investigación y desarrollo.
Finalmente, la actividad de
servicios financieros y de seguros aumentó 7,7% (3,3% un año atrás), explicada
por: a) el servicio de intermediación financiera, principalmente por el
crecimiento de los depósitos en cuenta corriente y ahorro a la vista; b) las
comisiones, en especial por el uso de tarjetas de crédito y débito y; c) los
ingresos por los servicios de seguros.
Dado el comportamiento de la
actividad económica en el cuarto trimestre del 2024, se estima que en el año el
PIB creció 4,3%, lo que significa una revisión al alza de 0,2 p.p. con respecto
a lo previsto en el informe de octubre pasado (Cuadro 1).
El crecimiento estimado para el 2024
es superior al promedio histórico registrado en el periodo 2010-2019 (3,8%),
previo a la pandemia, y al de los socios comerciales del país en el 2023 y el
2024 (estimado en 2,8% y 2,5%, respectivamente).
La revisión al alza con respecto al
informe de octubre considera una mayor demanda externa por productos
manufacturados, tanto del régimen definitivo como del especial, así como un
crecimiento ligeramente mayor en el gasto de consumo final. Por actividad
económica, la mejora señalada se concentró en las actividades de la
construcción y la manufactura. En el primer caso, vinculado con la ejecución en
el último trimestre del año de proyectos constructivos con destino privado, mientras
que, en la manufactura incidió el desempeño en las ventas externas de
implementos médicos y productos manufacturados del régimen definitivo.

Las perspectivas sobre el desempeño
de la economía, tanto de los consumidores como de los empresarios, denotan
optimismo.
En el cuarto trimestre del 2024, el
Índice de Confianza del Consumidor (ICC) elaborado por la Universidad de Costa
Rica se ubicó en 52,6, valor superior en 0,9 puntos al del trimestre previo, lo
cual evidencia una percepción optimista y relativamente estable en la confianza
de los consumidores (Gráfico 12).
El ICC se subdivide en dos
subíndices, que miden la percepción de los consumidores sobre el entorno
económico actual y futuro. En esta ocasión no se registró un cambio
significativo en cuanto a la opinión sobre el futuro, pero sí mejoró la
percepción relacionada con el entorno actual68.
68 De acuerdo con el Informe del ICC del cuarto trimestre del
2024, una mayor cantidad de personas indicaron que era buen momento para la
compra de bienes duraderos para el hogar. No hubo cambios significativos en la
opinión sobre la condición económica de los hogares con respecto a un año
atrás.
En
contraste, el Índice de Confianza del Agente Económico calculado por el BCCR69
se ubicó en 56,9 puntos (3,8 puntos menos que en el trimestre previo), lo
que interrumpe la tendencia de seis trimestres consecutivos al alza, aunque
continúa en la zona que se corresponde con percepciones optimistas.
69 Los encuestados son académicos vinculados al área
económica, analistas económicos y financieros, y empresarios.
Finalmente,
para el primer trimestre del 2025 el índice global de expectativas
empresariales de la UCR subió 3,1 puntos con respecto al trimestre previo y
acumuló 14 trimestres consecutivos con valores superiores a los 50 puntos, lo
cual refleja que el optimismo por parte de los empresarios se mantiene.

La
tasa de desempleo se mantuvo relativamente estable en los últimos meses del
2024, en un contexto de mayor ocupación y participación en el mercado laboral.
En
noviembre, la tasa de desempleo70 fue de 7,3%, superior en 0,3 p.p.
y 0,1 p.p. con respecto al mes previo y a un año atrás, respectivamente. A
pesar del incremento en esta variable, todavía es inferior al promedio histórico71.
La tasa de subempleo se ubicó en 3,4% y mantuvo el comportamiento a la baja
(Gráfico 13.A).
70 Este indicador relaciona la población desempleada con la
fuerza de trabajo. La población desempleada está compuesta por la fuerza de
trabajo que no tenía empleo en la semana de referencia, aunque estaba
disponible para participar en la producción de bienes y servicios, y buscó
empleo. La fuerza de trabajo es el conjunto de personas de 15 años o más que
durante el período de referencia participó en la producción de bienes y
servicios o estaba dispuesta a hacerlo; está conformada por la población
ocupada y la desocupada.
71 Entre 2010 y 2019 (año previo a la pandemia), la tasa de
desempleo promedio fue de 9,9%.
La
ocupación continuó al alza y alcanzó 2,2 millones de trabajadores, cifra
superior en 160 mil personas al nivel registrado en igual lapso del año previo,
lo que significó un aumento interanual de 7,8%. Con esto, el nivel de empleo
total fue prácticamente igual al registrado a principios del 2020. La tasa de
ocupación se ubicó en 52,6%, superior en 3,2 p.p. a la registrada el año
anterior (Gráfico 13.B).
El
empleo formal (Gráfico 13.C) mostró un mejor desempeño, con un aumento
interanual de 5,7%, que ubicó su nivel 15,4 p.p. por encima del registrado en
el periodo prepandémico. Por el contrario, el empleo informal continuó lejos
del nivel registrado en febrero del 2020 (17,9 p.p. menos), aunque su
crecimiento interanual se aceleró durante la segunda mitad del 2024 (11,2% en
noviembre). El empleo informal representó 39,0% del total (46,3% en el 2019).
Según
grado de calificación (Gráfico 13.D), el empleo de calificación alta fue 14,4
p.p. mayor al valor registrado en febrero del 2020, en tanto que el de
calificación media y baja también tendieron al alza, pero sin retornar al nivel
de dicho periodo (3,2 p.p. y 4,8 p.p. respectivamente).

La
participación laboral también mantuvo un comportamiento creciente en el 2024 y
a noviembre se situó en 56,7%, 3,5 p.p. más que en igual mes del año pasado. Este
comportamiento es congruente con la trayectoria de la actividad económica, que
podría haber influido en las expectativas de los trabajadores acerca de la
posibilidad de encontrar empleo en el corto plazo. Además, la recuperación de
salarios reales en meses recientes incentiva a una mayor participación en el
mercado laboral.
El
ingreso real del trabajo moderó su ritmo de crecimiento y mostró heterogeneidad
por el tipo de empleador (sector público y privado) y por nivel de calificación
de los trabajadores.
La
moderación en el ritmo de crecimiento de los ingresos se observó tanto en
términos reales como nominales y fue coherente con los resultados de la
actividad económica (Gráfico 14.A).
El
crecimiento de los ingresos continuó disímil entre los sectores empleadores
(Gráfico 14.B). Contrasta el aumento en el ingreso real del sector privado (10
p.p. superior al nivel prepandémico) con la caída en el del sector público
(alrededor de 11 p.p. menos que en el periodo previo a la pandemia). Esto
indica, por un lado, el buen desempeño de la economía, que permitió una
aceleración en el ritmo de crecimiento de los ingresos (por trabajo) del sector
privado y, por otro, los efectos de la contención del gasto sobre la dinámica
de las remuneraciones de los trabajadores del sector público.
También
hay diferencias en los ingresos en función del nivel de calificación. Los
ingresos de los trabajadores de calificación media y baja del sector privado
subieron (7,8 p.p. y 13,9 p.p. más que en febrero del 2020), en tanto que los
de los trabajadores de calificación alta de ese mismo sector si bien
registraron un incremento en sus ingresos reales, han tendido a moderarse).
Los
ingresos reales de los trabajadores de calificación media y baja del sector
público continuaron por debajo al nivel registrado antes de la pandemia, aunque
a partir del 2023 tienden a converger hacia ese nivel. En contraste, los
ingresos de los trabajadores de calificación alta del sector público se
estancaron en 15 p.p. por debajo de lo registrado en febrero del 2020.
La
evolución de los ingresos según calificación es congruente con lo observado en
crecimiento económico y el nivel de ocupación. La pandemia causó una reducción
en la oferta laboral (menor participación), que impactó en mayor medida los
trabajos informales. Este comportamiento se ha revertido gradualmente, aunque
no de manera completa.
El
empleo informal, cuya recuperación es menor, se asocia, en mayor medida, con
empleos de calificación baja y media, lo cual contrasta con una economía que, por
su ritmo de crecimiento, incrementa la demanda laboral. Como consecuencia, esta
dinámica posiblemente explica el mayor crecimiento de los salarios en estos
grupos.
En
resumen, el comportamiento reciente del mercado laboral es coherente con los
resultados comentados para la actividad económica y se refleja en tasas de
desempleo inferiores al promedio histórico (9,9% entre 2010 y 2019) y tasas de
ocupación y participación al alza. A su vez, los ingresos reales muestran una
recuperación, asociada tanto al crecimiento económico como a la contención del
choque inflacionario, aunque en el caso del sector público todavía se ubican
por debajo del nivel prepandémico.
Finalmente,
en el periodo transcurrido entre 2020 y 2024, el nivel de la producción aumentó
en forma acumulada más del 20%, mientras que el empleo luego de caer como
consecuencia de los efectos económicos de la pandemia alcanzó en la segunda
mitad del 2024 el nivel de principios del 2020. Esto permite inferir que ha
habido un incremento significativo en la productividad del trabajo72.
Ello incide favorablemente sobre la capacidad de crecimiento de la economía en
el largo plazo y mejora el ingreso de los trabajadores.
72 El promedio de horas efectivas trabajadas por semana en el
periodo 2010-2019 fue de 42,6, mientras que el lapso 2020-2024 fue de 40,6. Por lo tanto la mejora en la
productividad por hora trabajada aumentó.

En el
cuarto trimestre del 2024, el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos
ascendió a 0,5% del PIB, con lo cual al término del año alcanzó el equivalente
a 1,4% del PIB. Esto último significó una revisión a la baja de 0,3 p.p. del
PIB con respecto a lo estimado en octubre (Cuadro 2).
La
menor brecha de la cuenta corriente en relación con lo previsto en octubre
estuvo determinada, fundamentalmente, por el resultado en la cuenta
de bienes, cuyo déficit fue inferior al estimado en 0,7 p.p.
del PIB. Ese comportamiento combinó el efecto de un aumento de las
exportaciones y una reducción de las importaciones respecto a lo previsto de
0,5 p.p. y 0,2 p.p. del PIB, respectivamente.
Las
mayores exportaciones de bienes estuvieron determinadas, en mayor medida, por
el
desempeño de las ventas externas de las empresas del régimen especial,
en particular las de implementos médicos. Adicionalmente, las cifras preliminares
de exportaciones del régimen definitivo muestran un crecimiento
levemente superior al estimado, tanto de bienes agrícolas como de productos
manufacturados.
El
menor ritmo de crecimiento de las importaciones en relación con lo previsto
para el 2024 estuvo concentrado, primordialmente, en las compras de
materias primas y bienes de capital del régimen especial. En el régimen
definitivo, se observó un leve ajuste a la baja explicado por el rubro de
hidrocarburos, toda vez que en el resto de este régimen se registró un
incremento en las compras externas, impulsado en mayor medida, por la
adquisición de bienes destinados al consumo.

En
particular, el importe de la factura petrolera en el 2024 fue de USD 2.286,6
millones (USD 451,1 millones en el cuarto trimestre), 0,1 p.p. del PIB inferior
a lo previsto en octubre pasado. Esta diferencia combinó el efecto de un menor
precio medio para la mezcla de hidrocarburos (1,8%) y de una menor cantidad de
barriles importados (2,5%).
El
superávit en la cuenta de servicios en el 2024 se estima en USD 10.272,0
millones, equivalente a 10,8% del PIB (10,9% estimado en el informe previo).
Esa revisión a la baja fue resultado, principalmente, de los servicios de
manufactura (según cifras preliminares para el bimestre octubre-noviembre).
El
resultado de la cuenta de viajes estuvo acorde con lo proyectado, a pesar del
cierre temporal en noviembre del aeropuerto internacional Daniel Oduber Quirós
en Guanacaste debido a deterioros en la pista de aterrizaje.
Los
egresos netos por la retribución a los factores productivos (ingreso primario)
ascendieron a 8,6% del PIB en el 2024 (2,0% en el cuarto trimestre). Esta cifra
significó un ajuste al alza de 0,3 p.p. en relación con lo estimado en el
informe previo, debido al incremento en la renta de la inversión directa en el
cuarto trimestre, toda vez que los intereses de la deuda pública externa fueron
similares a los previstos.
A finales del 2024 el país requirió financiamiento externo
neto por un monto equivalente a
2,3% del PIB, razón inferior en 0,6 p.p. del PIB a lo estimado en octubre y
congruente con el menor déficit de la cuenta corriente. Estos
influjos permitieron financiar ese déficit y propiciar un
incremento de 1,0% del PIB en los activos de reserva.
El
menor acceso al ahorro externo con respecto a lo proyectado en el informe
anterior respondió, fundamentalmente, a la mayor salida neta de recursos del
resto del capital privado (que excluye inversión directa) y el menor
financiamiento recibido por los bancos públicos.La inversión directa fue
equivalente a 5,4% del PIB, mayor a la estimación de octubre pasado en 0,3 p.p.
y, como ha sido usual, en su mayoría fue canalizada a la industria
manufacturera, específicamente a empresas de implementos médicos y componentes
electrónicos (principalmente semiconductores).
El
ahorro externo permitió financiar la brecha negativa conjunta de las cuentas
corriente y de capital, acumular activos de reserva en torno a 1,0% del PIB y
alcanzar al término de diciembre un saldo de USD 14.177,3 millones,
equivalente a 14,9% del PIB (15,2% previsto en octubre). En este contexto, el
indicador de seguimiento de reservas internacionales netas (IR) se ubicó en
144,6% del nivel mínimo adecuado definido por la Junta Directiva del BCCR.
En
términos de otros indicadores, este monto de reservas equivale a 8,5 meses de
las importaciones de bienes del régimen definitivo y 2,2 veces el saldo de la
deuda externa total de corto plazo del país.
En el lapso enero-noviembre del 2024, las finanzas públicas
mantuvieron un comportamiento coherente con
el objetivo de consolidación fiscal a mediano plazo, a pesar del
deterioro registrado en los resultados financieros con respecto a igual periodo
del 2023.
Al
término de noviembre el Gobierno Central presentó un superávit primario
equivalente a 1,2% del PIB y un déficit financiero de 3,2% del PIB; si bien
estos resultados son menos favorables que los observados un año atrás (1,8% y -2,5%,
en el orden respectivo), continua con resultados primarios positivos, lo cual,
por sí mismo, es consecuente con la búsqueda de la sostenibilidad fiscal
(Gráficos 15.A).
Los
ingresos tributarios acumulados a noviembre crecieron 2,0% (2,6% un año atrás)
y representaron 11,9% del PIB73. Por un lado, los ingresos
provenientes de aduanas se recuperaron (crecieron 8,9% en contraste con la
caída de 7,5% doce meses atrás) y el impuesto único a los combustibles creció
8,9%; estos efectos fueron parcialmente compensados por:
73 El ingreso tributario en términos del PIB en igual lapso del
2022 y 2023 alcanzó 12,4% y 12,1%, en ese orden. El menor peso relativo en el
2024 podría asociarse, en parte, a la evolución diferenciada del crecimiento
económico según régimen de comercio. El esquema tributario introduce incentivos
fiscales (exoneración de algunos impuestos) para empresas amparadas a regímenes
especiales de comercio, cuya producción en el último quinquenio creció a una
tasa media de 13,2% (4,7% la del régimen definitivo); ello aumentó su aporte al
crecimiento económico (de 10,1% en 2019 a 13,6% en 2024). Dado este desempeño
diferenciado de la actividad económica, el tratamiento tributario desigual
introduce retos para los ingresos del Ministerio de Hacienda y, a mediano
plazo, riesgos para la sostenibilidad fiscal.
a.
La caída en la recaudación por
concepto del impuesto a los ingresos y utilidades, específicamente el
correspondiente a personas jurídicas del sector privado, que disminuyó
alrededor de 0,3 p.p. del PIB en el 2024 con respecto al año previo.
Según lo indicado por el Ministerio
de Hacienda (MH), dicho comportamiento respondió a la menor liquidación que
realizaron las empresas en marzo del 2024 correspondiente al periodo fiscal
2023, que se concentró en las unidades jurídicas privadas del sector
financiero, transporte y agrícola74.
74 En el sector financiero la afectación mayor se presentó en
tres bancos comerciales; en el sector transporte, en las empresas de apoyo al
transporte aéreo y de comercio marítimo, en particular de fletes y manipulación
de carga, y en el sector agrícola estuvo asociada a la liquidación por ventas
internas y exportaciones (particularmente de piña).
b.
La reducción en la recaudación del
impuesto a la propiedad, en particular del impuesto a la propiedad de
vehículos, que disminuyó en ¢37,8 mil millones (0,1% del PIB 2024) en
comparación con el mismo periodo del 2023.

El
gasto total y primario presentaron a noviembre del 2024 un crecimiento de 7,5%
y 8,2%, respectivamente, por encima del 2,7% y 0,3% de igual periodo del 2023
(Gráficos 15.B). Este comportamiento obedeció a:
a.
El gasto en remuneraciones, que
creció 6,5% (1,7% en el 2023), como resultado del compromiso asumido por el MH
de pagar el retroactivo correspondiente al aumento general a la base, pendiente
desde el 2020 (aproximadamente ₡92.000 millones).
b.
El aumento en las transferencias
corrientes y de capital, de 6,1% y 25%, respectivamente (-0,6% y -0,2% doce meses
atrás, en su orden), en especial, por los mayores recursos girados a la Caja
Costarricense del Seguro Social (CCSS), al Fondo Especial de Educación Superior
(FEES), al Banco Hipotecario de la Vivienda (Banhvi), a las Juntas de Educación
y a la Comisión Nacional de Emergencias (CNE).
c.
El pago de intereses de la deuda,
que ascendió a ₡2,2 billones (4,5% del PIB) y significó un incremento de
5,8% interanual, menor en comparación con igual periodo del 2023 y 2022 (9,6% y
9,4%, en ese orden).
La
generación de un superávit primario en el último trienio redujo los
requerimientos de financiamiento del Gobierno y permitió que la deuda creciera
a un ritmo menor que el PIB nominal y que a noviembre del 2024 la razón
deuda/PIB disminuyera en 1,8 p.p. en comparación con igual mes del año anterior
y se ubicara en 59,8%75 (Gráfico 16.A).
75 De acuerdo con datos preliminares suministrados por el MH,
al término del 2024 la relación deuda a PIB se ubicó en 59,76%, lo que
permitiría en el 2026 aplicar la regla fiscal sobre el gasto corriente y no
sobre el gasto total y, además, el porcentaje por aplicar sería de 75% del
promedio del crecimiento del PIB nominal. Sin embargo, dada la cercanía de este
resultado al 60%, existe el riesgo de que medidas que incidan negativamente
sobre el resultado primario en el 2025 o bien condiciones financieras adversas
atenten contra la sostenibilidad de la deuda en valores inferiores al 60% del
PIB.
El
saldo de la deuda creció 1,3%, tasa inferior al crecimiento de un año antes
(2,2%) y al promedio del quinquenio 2019-2023 (9,4%) (Gráfico 16.B).

La
consolidación fiscal contribuyó a mejorar la confianza de los agentes
económicos en la capacidad del Gobierno Central para atender sus obligaciones,
lo que se manifestó en una reducción de las tasas de interés asignadas en el
mercado primario de deuda durante el 202476 (Gráfico 17.A). En igual
sentido, la percepción sobre el riesgo soberano no solo bajó a lo largo del año
sino también es mejor que para el promedio latinoamericano y de algunas economías
de la región con calificaciones crediticias superiores, tal como se aprecia en
el indicador de bonos de mercados emergentes, EMBI por sus siglas en inglés
(Gráfico 17.B).
76 El ajuste a la baja en las tasas de interés fue de entre 26 y 105 p.b.
para todos los plazos en colones y entre 9 y 26 p.b. en moneda extranjera, si
se toman como referencia los rendimientos asignados entre diciembre del 2023 y
diciembre del 2024.
1.2.3 Condiciones monetarias
El Banco Central estima que el comportamiento de los
agregados monetarios al término de
diciembre del 2024 no generará presiones inflacionarias que excedan la meta de
inflación en los próximos 24 meses.
Al
término del 202477 la base monetaria aumentó 8,7%, expansión determinada,
principalmente, por el efecto monetario de la compra neta de dólares efectuada
por el BCCR en el mercado cambiario, el pago de intereses sobre los
instrumentos de captación en moneda nacional y la caída en el saldo de los
depósitos electrónicos a plazo. Esos movimientos fueron parcialmente
compensados por la colocación neta de bonos de estabilización monetaria y el
aumento tanto en el saldo del fondo general del Gobierno en colones como de los
depósitos en el Mercado Integrado de Liquidez (MIL).
77 Considera información del BCCR y de los intermediarios financieros
(preliminar) al 31 de diciembre del 2024. Las tasas de crecimiento de los
agregados monetarios y del crédito al sector privado excluyen el efecto de la
variación en el tipo de cambio.
El
ahorro financiero, aproximado por los agregados monetarios amplios, durante el
2024 mostró tasas de variación coherentes con el crecimiento de la actividad
económica y la meta de inflación, por lo cual se considera que su
comportamiento no incuba presiones inflacionarias por encima de dicha meta.
La
liquidez total y la riqueza financiera crecieron, en promedio, a una tasa
interanual al término del año en torno a 6,5%, en tanto que el medio circulante
(M1) amplio se aceleró, de 6,8% en diciembre del 2023 a 11,3% un año después,
lo cual puso de manifiesto la mayor preferencia de los ahorrantes por depósitos
altamente líquidos en colones (Gráfico 18.A). Este comportamiento guarda
relación con el menor costo de oportunidad de mantener instrumentos con bajo o
nulo rendimiento, dada la reducción de las tasas de interés pasivas en colones78
y los bajos niveles de inflación observados desde el segundo semestre del 2023.
78 Las reducciones de la TPM desde marzo del 2023 y hasta el 31 de diciembre
de 2024 (500 p.b.) se han trasladado principalmente a las tasas de interés
pasivas.
La
disminución de las tasas de interés pasivas en colones, unida al comportamiento
en las tasas pasivas en dólares y las expectativas de variación en el tipo de
cambio (según mercado), ubicó el premio por ahorrar en moneda nacional en
valores negativos a lo largo del año (Gráfico 18.B).
Los
valores negativos del premio por ahorrar en colones79 han incidido
en la dolarización del ahorro a plazo. Así, al término de diciembre del año
anterior la captación a plazo en moneda extranjera registró un crecimiento
anual de 5,6% mientras que en colones se contrajo en 2,0%; con ello la
participación relativa del componente en moneda extranjera de dichos depósitos
aumentó en 1,6 p.p. en el año80 y 0,4 p.p. en el último trimestre
del 2024 (Gráfico 18.C).
79 Principalmente por el comportamiento de las expectativas de variación
cambiaria, toda vez que en el 2024 las tasas de interés nominales en colones
fueron, en promedio, mayores a las correspondientes en dólares en cerca de 138
p.b.
80 En los agregados monetarios amplios no hay evidencia de un proceso de
dolarización. La participación del componente en moneda extranjera en la
liquidez total y en la riqueza financiera total disminuyó en torno a 0,6 p.p.
en el 2024.

El crédito al sector privado (CSP)
total evolucionó acorde con el nivel de transacciones en la economía y la meta
de inflación. Si bien la preferencia por operaciones en moneda extranjera fue
evidente, esta mostró una desaceleración en los últimos meses del año.
El
CSP mostró a finales del 2024 un crecimiento anual de 7,5% (6,4% en el 2023),
similar al crecimiento compuesto de la actividad económica y la meta de
inflación81. El crecimiento se observó tanto en moneda nacional como
extranjera, pero fue mayor en esta última (Gráfico 19.A). Sin embargo, el
financiamiento en moneda extranjera evidenció una desaceleración en su ritmo de
crecimiento desde setiembre.
81 El incremento gradual en la profundización financiera lleva a que el
agregado financiero tienda a crecer a un ritmo mayor que el crecimiento
del PIB nominal.
Si
se ignora el riesgo cambiario, la mayor demanda de crédito en dólares fue
incentivada por el encarecimiento relativo del financiamiento en colones. El
comportamiento de las tasas activas en colones y en dólares y la evolución de
las expectativas de variación cambiaria (mercado) llevó a que el costo en
exceso por endeudarse en colones fuera positivo y se ubicara en 163 p.b. como
promedio para el 2024.
Como
resultado del mayor dinamismo del crédito en moneda extranjera, su
participación relativa dentro del total ascendió a 32,5% al término del 2024,
0,7 p.p. por encima de lo observado un año atrás (Gráfico 19.B), lo cual aumenta
la exposición del sistema financiero al riesgo cambiario, especialmente si el
crédito se concede a personas con exposición cambiaria (CEC)82. En
este sentido, cabe mencionar que la proporción del crédito en moneda extranjera
otorgado a deudores con exposición cambiaria aumentó 8,3 p.p. en los doce meses
terminados en noviembre del 202483 (Gráfico 19.C).
82 Según el Reglamento sobre Administración Integral de Riesgos (Acuerdo
Sugef 2-10), a partir de enero del 2023 el deudor de un crédito en moneda
extranjera califica como “sin exposición a riesgo cambiario” si dispone de una
cobertura natural o financiera contra ese riesgo, que debe cubrir al menos el
100% del servicio del crédito. La cobertura natural ocurre cuando el deudor
tiene un flujo regular de ingresos en la misma moneda de la(s) operación(es),
en tanto que la financiera ocurre si dispone de un derivado financiero para
cubrirla.
83 Dicha proporción pasó de 58,4% en noviembre del 2023 a 66,6% en igual
mes del 2024.

Según
las fuentes y usos de recursos, en el 2024 el crédito en moneda extranjera fue
atendido con fondos provenientes de la captación del público y la reducción de
activos externos, en tanto que, en colones, si bien la principal fuente fue el
incremento en la captación, también contribuyó la reducción de la tenencia de
títulos fiscales por parte de los intermediarios financieros. Por actividad
económica, cerca de 86%84 del crédito se concentró en consumo,
vivienda, servicios y comercio, hecho que aumenta la exposición del sistema
financiero y limita el financiamiento a otras actividades.
84 En octubre del 2024, el crédito en colones se concentró en las
actividades de consumo (43,5%) y vivienda (28,8%), mientras que en dólares fue
en servicios (27,0%), vivienda (24,0%) y comercio (13,8%).
A
noviembre del 2024, la morosidad de la cartera crediticia del Sistema
Financiero Nacional aumentó en comparación con igual mes del año previo. El
indicador de morosidad mayor a 90 días y en cobro judicial se ubicó en 2,1%
(1,9% en noviembre del 2023). No obstante, el indicador de mora amplia del
Sistema Bancario Nacional (que incluye la mora regulatoria, los créditos
liquidados y los bienes recuperados) se mantuvo relativamente estable en el 2024,
para ubicarse en promedio en 11,5% (Gráfico 19.C)85.
85 El indicador de mora amplia se ubicó en febrero del 2020
(mes previo a la declaratoria de la pandemia en Costa Rica) en 11,3%.
“El buen funcionamiento de ese organismo, pues, constituye
la principal garantía económica que necesita el
pueblo. Por eso, el primer artículo de mi moción dice así: “Habrá un
organismo técnico encargado de la regulación del numerario con ajuste a la ley
de la moneda. Me parece que esta institución debe figurar separadamente en la
Carta”
Diputado Juan Trejos Quirós, página 3 del Acta 131.
CAPÍTULO 2. ACCIONES DE POLÍTICA DEL
BCCR
Entre
enero del 2024 y enero del presente año, la Junta Directiva del BCCR redujo el
nivel de la TPM en cinco ocasiones, por un acumulado de 200 p.b. para ubicarla
en 4,0% a partir del 18 de octubre pasado. Estas decisiones, que se sustentaron
en el análisis del comportamiento reciente de la inflación y de la trayectoria
de los pronósticos de inflación y de sus determinantes macroeconómicos, así como
de la valoración de los riesgos que condicionarían la proyección de inflación,
permitieron ubicar a la TPM en el rango de neutralidad de la política
monetaria.
En el 2024 y lo transcurrido del año en curso, el sistema
financiero nacional ha presentado una condición
holgada de liquidez. Esos excesos han estado contenidos en instrumentos del BCCR,
mayoritariamente en operaciones de muy corto plazo en el Mercado integrado
de liquidez
(MIL) y bajaron de manera significativa en lo transcurrido del presente año,
por la
cancelación prevista de buena parte del crédito, concedido por el BCCR al
sistema financiero,
para mitigar los efectos de la pandemia.
Esa liquidez se ha originado, en buena medida, en el efecto
expansivo asociado a la compra de divisas efectuada
por el BCCR, la cual se dio en un contexto de un mercado privado de cambios más
superavitario.
2.1. Tasa de política monetaria
El
Banco Central ejecuta su política monetaria sobre la base de un esquema de meta
de
inflación, en el que utiliza la TPM como el principal instrumento para
controlar la inflación.
Con
cambios en el nivel de la TPM establece su postura de política y procura
influir en el comportamiento de las expectativas de inflación, al tiempo que
busca controlar las presiones de demanda agregada.
Entre
el 18 de enero del 2024 y el 23 de enero del 202586, la Junta
Directiva redujo la TPM en cinco ocasiones, por un
acumulado de 200 p.b.: 25 en la reunión de política monetaria del 18
de enero del 2024, 50 en las reuniones del 21 de marzo y del 25 de abril, 50 en
la reunión del 19 de setiembre y 25 p.b. en la del 17 de octubre.
86 En este lapso hubo 9 reuniones de política monetaria.
Esas
reducciones formaron parte de un proceso, gradual y ordenado, de ajuste a la
baja en dicho indicador iniciado el 15 de marzo del 2023 y que ha
ubicado a la TPM en el rango de neutralidad de la política
monetaria. Entre esta última fecha y enero del 2025, la disminución acumulada
de la TPM fue de 500 p.b., con lo cual se ubicó en 4,0% anual.
En
las reuniones de diciembre pasado y enero del año en curso87, la
Junta Directiva del BCCR consideró que, dados los rezagos en
la transmisión de la política monetaria, era prudente dar espacio para que las
tasas de interés activas para algunas actividades terminen de incorporar las
reducciones recientes en la TPM, por lo cual decidió mantener sin cambio el
nivel de la TPM (4,0%). Estas decisiones se sustentaron en el análisis de
la coyuntura económica local e internacional y del comportamiento
prospectivo de la inflación y sus determinantes, así como el efecto sobre
estas variables del aumento en la incertidumbre.
87 Reuniones de política monetaria del 19 de diciembre del
2024 y del 23 de enero del 2025.
Particularmente,
de los argumentos que fundamentaron la última decisión destaca lo siguiente:
1.
Crecimiento económico mundial estimado para el bienio 2025-2026 (3,3% anual) similar
al del año anterior, acompañado de un proceso desinflacionario y de relajación de
la política monetaria más lento de lo previsto meses atrás, por lo cual las
tasas de interés internacionales permanecerían altas por más tiempo.
2.
Crecimiento alto de la actividad económica nacional (4,5% interanual según el
Índice Mensual de Actividad Económica de noviembre del 2024, y
promedio anual de 4,3%).
Consecuente
con lo anterior, el mercado laboral muestra tasas de desempleo inferiores al
promedio histórico, tasas de ocupación y participación al alza y crecimiento
real de los salarios.
3.
La inflación general en diciembre pasado (0,8%) fue la mayor tasa interanual en
los
últimos 19 meses, y es poco probable que la inflación general retorne a
valores negativos. Por otra parte, la inflación subyacente en ese mes
se ubicó en 0,9%, lo que señala la ausencia de presiones
inflacionarias de demanda agregada, inferiores a la meta.
4.
Las expectativas de inflación a 12 y 24 meses permanecen dentro del rango
definido alrededor de la meta de inflación y los modelos de proyección
del BCCR sugieren el ingreso de la inflación general y subyacente al rango de
tolerancia hacia el tercer trimestre del 2025.
Dada
la reducción de 500 p.b. en la TPM entre marzo del 2023 y octubre del 2024, así
como el comportamiento de las expectativas de inflación, se estima que la TPM
se ha ubicado en el rango de neutralidad de la política monetaria.
Lo
anterior, junto con los rezagos que existen en la transmisión de la política
monetaria, llevaron a la Junta Directiva a considerar que era prudente
dar el espacio necesario para que las tasas de interés activas para algunas
actividades terminen de incorporar las reducciones antes comentadas en la TPM.
Al respecto, cabe señalar que, según el estudio realizado por el BCCR en
Barquero-Romero, J. (2024)88, sobre la transmisión de los cambios en
la TPM a las tasas de interés del sistema financiero muestra que el traspaso es
incompleto y heterogéneo entre actividades económicas (Recuadro 2).
88 Barquero-Romero, J. (2024). La transmisión de la tasa de
política monetaria en Costa Rica, 2018 a 2024. Documento de Investigación Nota
Técnica 06-2014 Departamento de Investigación Económica, Banco Central de Costa
Rica.
A
partir del análisis prospectivo realizado, la Junta Directiva dispuso mantener
el nivel de la TPM en 4,0% anual y reiteró su compromiso con una inflación baja
y estable, de manera que realizará los cambios necesarios en la TPM, de forma
oportuna y en la dirección que corresponda, cuando las condiciones
macroeconómicas y la valoración de los riesgos lo requieran.
Por
último, es importante señalar que el BCCR considera relevante mantener una
comunicación permanente con la ciudadanía, con el fin de presentar su posición
sobre la evolución de la economía nacional y, especialmente, hacer del
conocimiento público la estrategia de política monetaria empleada para tratar
de ubicar la inflación en un nivel congruente con la meta. En esa línea, a lo
largo del 2024 y en lo transcurrido del presente año, el Banco ha realizado
conferencias de prensa para explicar sus decisiones de política monetaria y
para presentar el Informe de Política Monetaria. Además, ha participado en
forma activa en las redes sociales y recientemente habilitó un “podcast”
denominado Enfoque Central que se puede consultar en la plataforma “Spotify”.
Recuadro 2. Transmisión de la tasa de política monetaria a las tasas
activas en Costa Rica, 2018 -2024
En
el contexto del esquema de meta de inflación89, la Tasa de Política
Monetaria (TPM) es el principal instrumento que utiliza el Banco Central de
Costa Rica (BCCR) para conducir su política monetaria. Por tanto, es necesario
que las modificaciones en este indicador se transmitan al resto de tasas de
interés de la economía, que son las que inciden en las decisiones de consumo,
ahorro e inversión de los agentes económicos. Un aumento en la TPM reduciría la
demanda agregada y, en última instancia, disminuiría la inflación, variable
objetivo de esta política, en tanto que una disminución tendría el efecto
opuesto (estimula la demanda agregada lo que eventualmente presionaría la
inflación al alza).
89 Adoptado oficialmente en enero del 2018..
En
este recuadro se resumen y actualizan algunos de los resultados del análisis
realizado por el BCCR en el 2024 sobre la intensidad y velocidad con la cual
los cambios en la TPM se transmiten hacia las demás tasas de interés de la
economía90. Para la estimación se utilizaron modelos de vectores de
corrección de errores (VECM, por sus siglas en inglés) en los que cada tasa de
interés activa se explica solo como función de la TPM. Cuando dos o más
variables tienen una relación estable a largo plazo, el VECM permite estimar
dicha relación y analizar cómo las variables se ajustan a ella cuando se
desvían en el corto plazo. Adicionalmente, se utiliza este modelo para
aproximar el tiempo necesario para que el traspaso estimado se complete91.
90 Barquero (2024). La transmisión de la tasa de política
monetaria en Costa Rica, 2018-2024. Este estudio abarcó el periodo que va desde
la primera semana de enero de 2018 hasta la última de setiembre de 2024
91 Hendry, D. (1995) Dynamic Econometrics. Oxford University
Press, United Kingdom. pp. 211-217, 286-288.
Para
estimar el modelo se utilizaron datos semanales de las tasas de interés activas
en moneda local de mercado (aquellas efectivamente aplicadas a los créditos)
desde la primera semana del 201892 hasta la primera semana de
diciembre del 202493. Estas tasas las calcula el BCCR a partir de
datos proporcionados por las entidades financieras supervisadas por Sugef, y es
posible agruparlas tanto por actividad económica como por tipo de entidad:
cooperativas, financieras, mutuales y bancos ya sean públicos o privados, que
en conjunto conforman las Otras sociedades de depósito (OSD). En este recuadro,
se hará referencia al traspaso hacia las tasas activas de las OSD en general y
hacia la de los bancos (públicos o privados) en particular.
92 Los indicadores Tasa activa negociada y Tasa pasiva
negociada son calculados y publicados por el BCCR desde enero del 2018.
93 La metodología de cálculo de las
tasas activas negociadas consiste en un promedio ponderado de las tasas de
interés activas de todas las operaciones de crédito formalizadas durante la
semana, entre los deudores y los distintos grupos de intermediarios financieros
que conforman las otras sociedades de depósito (OSD, son las sociedades y cuasi
sociedades financieras residentes, excepto el Banco Central, cuya actividad
principal es la intermediación financiera). La ponderación se basa en el monto
de cada transacción según la actividad económica correspondiente.
Es
importante recalcar que el análisis se enmarca en un período en el que el BCCR
utilizó la TPM de forma muy activa. Desde finales del 2019 el BCCR inició un
proceso de relajamiento de la política monetaria que se profundizó durante el
2020, con el fin de contrarrestar los efectos negativos de la menor actividad
económica, hasta alcanzar el nivel histórico más bajo de la TPM.
Posteriormente, a partir de los últimos meses del 2021 y durante el 2022, el
BCCR incrementó la TPM de manera acelerada para contrarrestar el efecto de
choques inflacionarios asociados, entre otros, al rápido incremento de la
demanda posterior a la pandemia, a la guerra entre Rusia y Ucrania y el aumento
en los costos internacionales de transporte marítimo. Finalmente, a partir de
marzo del 2023 y hasta la actualidad, el BCCR ha movido su política monetaria
hacia condiciones cada vez menos restrictivas, dado que la inflación se ha
reducido y desde mayo de 2023 se ubica por debajo del rango de tolerancia alrededor
de la meta.
Los
estudios previos sobre la transmisión de la política monetaria para el caso de
Costa Rica94 encontraron que el traspaso no es unitario para la
mayoría de las tasas de interés, pero que la velocidad de dicho traspaso se ha
incrementado con el tiempo. Además, se determinó que existen diferencias en el
traspaso tanto en función de la naturaleza del banco (público o privado) como
en el tipo de tasa de interés (activa o pasiva).
94 Estos estudios abarcaron un periodo de flexibilidad cambiaria creciente;
es decir, la transición desde un régimen de banda cambiaria hasta flotación
administrada. En Barquero (2024) se presenta una recopilación de estas
investigaciones.
Resultados
El
cuadro 2.1 muestra el coeficiente de traspaso de la TPM hacia las tasas activas
de las OSD y hacia la tasa básica pasiva (TBP95). El coeficiente es
la medida, en puntos base (p.b.), en que una tasa de interés responde ante un
cambio de 100 p.b. en la TPM.
95 Se incluye la tasa básica pasiva (TBP) en el análisis, ya
que, a pesar de ser un indicador del costo de las captaciones, es utilizada
como referencia para un porcentaje importante de los créditos con tasa variable
en el sistema financiero (Barquero y Orane, 2015). Así, mientras la TBP captura
el efecto de movimientos de la TPM sobre la tasa de interés de los créditos
vigentes (aprobados en períodos previos), la tasa activa negociada (TAN)
refleja el comportamiento de las tasas de interés de los nuevos créditos.
De
los resultados mostrados se concluye que el rango del traspaso en las tasas
activas oscila entre 12 p.b. (actividades inmobiliarias) y 52 p.b.
(construcción) por cada 100 p.b. de variación en la TPM. Los coeficientes
estimados son estadísticamente significativos para la mayoría de las tasas
(TBP, agricultura, industria, construcción, actividades inmobiliarias,
comercio, transporte, servicios de turismo, otras actividades y activa
negociada).
En
el mismo cuadro se muestra el tiempo, en semanas, que tarda en completarse ese
traspaso. Por ejemplo, en el caso de la TBP el coeficiente estimado de traspaso
es de 40 p.b., por lo que el tiempo que se presenta corresponde al número de
semanas que tarda en completarse el cambio de 40 p.b. en la TBP. Este indicador
se conoce como la velocidad de traspaso. En este análisis se observa que el
tiempo de traspaso varía entre 13 semanas (aproximadamente 3 meses) para la TBP
y comercio, y hasta 26 semanas (6 meses) para la tasa de otras actividades.

En
el cuadro 2.2 se presentan las estimaciones por estructura de propiedad de los
bancos, públicos y privados. En la mayoría de las actividades el traspaso es
más fuerte en los bancos privados que en los públicos, con excepción de las
tasas de interés para construcción y para otras actividades.

Un
resultado adicional que surge de este análisis es que, al examinar los
coeficientes de traspaso hacia las tasas relacionadas con el consumo, con y sin
tarjeta de crédito, estos no son estadísticamente significativos. Por tanto, no
se puede afirmar que existe transmisión de la TPM hacia dichas tasas. Dado que
la cartera de consumo representa, en promedio, el 25% de la cartera total del
sistema bancario y 33% de la del sistema financiero, y en buena parte está
denominada en moneda nacional. Lo anterior limita la transmisión de la política
monetaria y, por tanto, constituye un desafío para su efectividad.
En
el cuadro 2.3 se presentan los coeficientes de traspaso de largo plazo de la
TPM hacia las tasas de interés de las diferentes actividades económicas para
dos intervalos de tiempo específicos.
El
primer intervalo corresponde al periodo entre diciembre del 2021 y febrero del
2023 en el cual, en respuesta al rápido incremento en el nivel de precios local
y las expectativas de inflación, la TPM se ajustó fuertemente al alza de forma
oportuna.
El
segundo período abarca de diciembre del 2022 a la primera semana de diciembre
del 2024, periodo en el que, debido a la reducción en los indicadores de
inflación, la política monetaria se tornó menos restrictiva, con disminuciones
paulatinas en la TPM. Esta división de períodos se basa en la dirección de los
cambios de la TPM y permite evaluar de forma sencilla si las tasas de interés
de mercado reaccionan diferente, en términos de la magnitud y velocidad del
traspaso, ante reducciones y ante aumentos en la TPM96.
96 Existe un período de pausa en los incrementos de la TPM
antes de las primeras reducciones entre diciembre 2022 y febrero 2023. Este
período se incluye en ambas muestras ya que en ese momento no era clara la
dirección de los cambios futuros. Adicionalmente, se realizan estimaciones con
diferentes muestras, ya sea que incluyan o excluyan ese período, y los
resultados no son estadísticamente diferentes.

Los
resultados muestran que, en general, la transmisión de la TPM hacia las tasas
activas del grupo de intermediarios que conforman las OSD es menor ante
reducciones en la TPM (periodo de 12/2022 a 12/2024) que ante incrementos
(periodo de 12/2021 a 02/2023), mientras que en el caso de la TBP ocurre lo
contrario97. Además, la velocidad de la transmisión es mayor ante
aumentos en la TPM que ante reducciones.
97 Por su parte la TAN y la tasa para consumo no muestran resultados
significativos.
Este
resultado coincide con lo evidenciado por estudios anteriores (Barquero-Romero,
Loaiza-Marín y Mendoza-Fernández, 2021), los cuales indican que, ante aumentos
en la TPM la transmisión es mayor hacia las tasas activas y ante reducciones en
ese indicador la transmisión es mayor hacia las tasas pasivas, movimientos que
tenderían a aumentar el margen de intermediación financiera.
Conclusiones
En
este recuadro se presentaron los resultados del traspaso de la TPM hacia las
tasas activas que ofrecen las Otras sociedades de depósito (OSD) en general, y
los bancos, públicos y privados, en particular. En este estudio, la principal
novedad es que se utilizaron datos semanales de las tasas de interés
efectivamente otorgadas por los intermediarios financieros a sus clientes, que
están disponibles desde enero del 2018.
En
general, se concluye que el traspaso de la TPM hacia las tasas de interés
activas de las OSD es incompleto y heterogéneo entre actividades económicas. En
promedio la transmisión ronda los 50 p.b. por cada 100 p.b. de cambio en la
TPM, y se alcanza transcurridas 16 semanas, aproximadamente 4 meses. Si se
compara con los resultados de estudios que utilizaron información previa al
2018 (Barquero y Cendra, 2020), la velocidad de la transmisión es ahora mayor98.
98 En este caso la información utilizada correspondía a tasas
anunciadas, con periodicidad mensual y agregadas según tipo de banco (públicos
o privados).
Además,
otra característica del proceso de transmisión de la TPM es la asimetría. En
periodos de ajustes al alza en la TPM, la transmisión de la señal de política
es mayor y se manifiesta con mayor velocidad que durante periodos de
reducciones en este indicador.
Cuando
se analiza este fenómeno por grupo de bancos, se observa que la transmisión de
la TPM hacia las tasas activas es mayor en los bancos privados que en los
bancos públicos.
Por
último, no se encontró evidencia estadísticamente significativa para afirmar
que cambios en la TPM se transmitan a las tasas de interés para el consumo (con
o sin tarjetas de crédito). Este resultado es importante para el BCCR, ya que
representa una limitación en la efectividad de la TPM (su principal instrumento
de política) para el control de la inflación, puesto que la señal que envía no
llega a un porcentaje elevado del mercado crediticio.
Los
resultados sobre el proceso de transmisión de la TPM a las tasas activas en
Costa Rica comentados anteriormente son reflejo de algunas de las características
de la organización industrial en el sistema financiero costarricense, que
limitan un proceso más competitivo de formación de precios, en este caso, tasas
de interés.
Referencias
Barquero-Romero,
J. (2024) la transmisión de la tasa de política monetaria en Costa Rica, 2018 a
2024. Documento de Investigación Nota Técnica 06-2024
Departamento de Investigación
Económica, Banco Central de Costa Rica.
Barquero-Romero, J. &
Cendra-Villalobos, L. (2020). Traspaso de la tasa de política monetaria en
Costa Rica de 2000 a 2018. Documento de Investigación DI-01-2020
Departamento de Investigación
Económica, Banco Central de Costa Rica.
Barquero-Romero, J., Loaiza-Marín,
K. & Mendoza-Fernández, L. (2021). Evidence of Incomplete Monetary Policy
Transmission in a Non-Competitive Banking Sector: The Case of Costa Rica.
Documento de Investigación DI-04-2021
Departamento de Investigación
Económica, Banco Central de Costa Rica.
Barquero-Romero, J. &
Orane-Hutchinson, A. (2015) El orden de propagación de cambios en la tasa de
política del Banco Central sobre las tasas de interés del sistema financiero en
Costa Rica. Documento de Investigación DI-03-2015
Departamento de Investigación
Económica, Banco Central de Costa Rica.
Hendry, D. (1995) Dynamic
Econometrics. Oxford University Press, United Kingdom. pp. 211-217, 286-288.
2.2 Gestión de la liquidez de la
economía
El
excedente promedio diario de liquidez en el sistema financiero, medido con base
en la captación neta del BCCR en el Mercado Integrado de Liquidez (MIL),
ascendió durante el 2024 a ₡1.079,0 miles de millones (₡720,8 miles
de millones un año atrás) y, particularmente en los primeros 22 días de enero
del presente año ese promedio fue de ₡699,0 miles de millones (Gráfico
20.A).
El
comportamiento de la liquidez en el 2024 y en lo que transcurre del 2025 fue
determinado mayormente, por el efecto monetario resultante de la compra neta de
divisas del BCCR (equivalente a ₡1.012,6 miles de millones) y del pago de
intereses sobre su deuda (alrededor de ₡300 mil millones99).
Estos efectos fueron esterilizados, en buena medida, mediante la colocación de
bonos de estabilización monetaria, cuyo saldo al 22 de enero último aumentó en ₡937,7
miles de millones con respecto al término del 2023 y, la cancelación de la
facilidad de crédito concedida por el BCCR en respuesta a los efectos
económicos de la pandemia100, concentrada en enero del año en curso.
99 De los cuales ¢248,0 miles de millones correspondieron a los
bonos de estabilización monetaria.
100 En setiembre del 2020 el BCCR autorizó una facilidad
especial y temporal de crédito para los intermediarios financieros, con el fin
de que estos canalizaran los recursos a mitigar los efectos económicos de la
pandemia sobre hogares y empresas. El crédito se otorgó a una tasa de 0,8% y a
plazos de 2 y 4 años (concentrada en este último plazo) y ascendió a ₡826.355
millones. Al término del 2024 su saldo fue de ₡528.272 millones y para
enero del 2025 los pagos contractuales son de ₡420.327 millones.
Las
tasas de interés del MIL a un día plazo se han ajustado a las disminuciones de
la TPM. Al 22 de enero del presente año, el indicador de tasas de interés que
incluye las operaciones del BCCR registró una brecha con respecto a la TPM de 3
p.b. mientras que la brecha asociada al indicador que las excluye fue de 12
p.b. (Gráfico 20.B). Esta última brecha se amplió a partir de la segunda
quincena de agosto debido, principalmente, a cambios en la posición neta de
algunos bancos públicos y privados que presionaron al alza las tasas de
interés; no obstante, en enero las mismas entidades contribuyeron a disminuir
nuevamente la brecha.

Adicionalmente,
en el comportamiento de la liquidez en el 2024 y lo transcurrido del presente
año, destaca lo siguiente:
1. El incremento en el saldo
promedio de depósitos del Gobierno en el BCCR (₡170,0 miles de millones
de finales del 2023 al 22 de enero último). Esta cuenta registra cambios
significativos ante movimientos de deuda, recaudación de impuestos y, más
recientemente, la implementación gradual de la Ley de Manejo Eficiente de la
Liquidez.
2. La disposición tomada por la
Junta Directiva del BCCR (artículo 8 del acuerdo 6121-2023 del 25 de mayo del
2023) que obliga a las entidades financieras sujetas al requerimiento de
reserva de liquidez a constituirlo en depósitos en el MIL a 28 días plazo o más101
(vigente a partir de enero del 2024) y que, además, establece que las
cooperativas de ahorro y crédito supervisadas deben cumplir con el requerimiento
de encaje mínimo legal102 (a partir de abril del 2024).
101 Según lo dispuesto en el artículo 117 de la Ley 7558, las
asociaciones solidaristas y las cooperativas de ahorro y crédito, que el BCCR
exima del encaje deben cumplir con una reserva de liquidez, en un porcentaje
igual al aplicado para el encaje y en las condiciones que defina la Junta
Directiva del BCCR.
102 El BCCR dispuso incrementar el porcentaje de EML
gradualmente; en abril de 2024 se aplicó un 1,5% de
EML y seis meses después el 3,0%.
Por lo anterior, de finales del 2023
al 22de enero del 2025 el saldo en depósitos en el MIL por concepto de reserva
de liquidez aumentó en ₡138.546 millones103 y el de las
cuentas de fondos de cooperativas en el BCCR en ₡55.640 millones.
103 De lo cual, 69,4% correspondió a asociaciones solidaristas
y el resto a cooperativas de ahorro y crédito.
3. De la segunda quincena de
noviembre del 2024 en adelante, la reducción del excedente de liquidez estuvo
influida, además de los movimientos en los depósitos de Gobierno, por el
incremento en la demanda de numerario por efecto estacional (en noviembre,
diciembre y enero)104 y por los vencimientos de la facilidad
especial de crédito.
Particularmente,
en los primeros 22 días de enero último el saldo de esa facilidad de crédito
bajó en ₡397.609 millones. Las operaciones vigentes vencerán en lo que
resta del primer trimestre de este año, lo cual implicará una contracción
adicional de liquidez por ₡130.664 millones.
El
9 de setiembre del 2024, el BCCR habilitó nuevamente las subastas en el MIL a 7
días plazo y a partir del 7 de octubre las de 14 días plazo. Al 22 de enero del
año en curso el saldo de estos dos instrumentos fue de ₡49.200 millones y
₡51.880 millones, a 7 y 14 días plazo respectivamente.
El
gráfico 21 muestra los montos diarios convocados y el porcentaje de asignación
(en promedio 41,7% a 7 días y 45,7% a 14 días). En general, estos instrumentos
han tenido buena aceptación por parte de las entidades financieras.
Finalmente,
tanto en el 2024 como en lo transcurrido del actual año el BCCR no participó en
los mercados de recompra de títulos administrados por la Bolsa Nacional de
Valores y en el mercado secundario compró títulos propios por USD 49
millones.

2.3.
Participación del BCCR en el mercado cambiario
En el
2024, el BCCR mantuvo una participación como demandante neto en el Mercado de
Monedas Extranjeras (Monex). Pese a ello, las condiciones del mercado
propiciaron una apreciación nominal del colón de 2,38%.
En
el 2024 el superávit de las operaciones del mercado privado de cambios
(conocido como “ventanillas”)105 fue de USD 6.887,3
millones106, menor en USD 475,4 millones al del año previo.
Este resultado permitió al BCCR realizar compras netas en Monex por USD 5.709
millones107, las cuales se emplearon para incrementar el blindaje
financiero del país en USD 2.305,3 millones (operaciones propias),
cubrir los requerimientos netos contemporáneos del Sector Público no Bancario
(SPNB) por USD 3.193,3 millones y USD 220,0 millones para atender
requerimientos futuros (para este fin había acumulado USD 160,0 millones
en el 2023). El BCCR también vendió USD 9,9 millones por estabilización.
105 Operaciones del público con los intermediarios cambiarios.
106 Según la información proporcionada por los intermediarios
cambiarios, en el lapso abril-diciembre 2024, los movimientos de divisas más
importantes, tanto de demanda como de oferta, fueron canalizados por las
unidades productoras del régimen definitivo con un 67,9% y 51,6% del total,
respectivamente. No obstante, quien explicó el 93,6% del superávit fue el
régimen especial (zona franca y perfeccionamiento activo). En la oferta de
divisas, por actividad económica, destacaron las actividades profesionales,
científicas, técnicas, administrativas y de apoyo en tanto que en la demanda
sobresalió el comercio, y la reparación de vehículos.
107 Durante el 2024 se realizaron negociaciones en Monex por un
monto de USD 9.579 millones. La
participación de demanda neta del BCCR representó un 60% del total transado en
dicho mercado.
Como
resultado de las condiciones del mercado, la moneda nacional registró una
apreciación nominal de 2,38%. Al término del año, el tipo de cambio
promedio ponderado de Monex fue de ₡ 511,27, menor al
observado a finales del 2023 (₡ 523,46). La mayor caída del tipo de cambio
ocurrió en el primer trimestre, efecto que se revirtió en parte, en el segundo
trimestre.
Posteriormente
dicho indicador retomó la tendencia a la baja, pero en forma más moderada que
a inicios del año (Gráfico 22).

La
participación del BCCR en el mercado cambiario, en conjunto con los ingresos por
intereses de los activos que constituyen las RIN (USD 526,5 millones) y el
incremento de depósitos de entidades financieras108 (USD 274,5
millones) explicaron, en su mayoría, el aumento de USD 952 millones en el saldo
de las reservas internacionales netas del BCCR
108 Incluye sociedades de depósito distintas de BCCR, puestos
de bolsa y otras entidades financieras con respecto al 2023.
Al
término de diciembre del 2024, el saldo de las reservas internacionales netas
ascendió a USD 14.171 millones, lo que representó 144,6% del nivel mínimo
adecuado definido por la Junta Directiva y un equivalente de 14,9% del PIB
estimado en el informe de octubre pasado. En términos de otros indicadores
estadísticos es equivalente a 8,5 meses de las importaciones de bienes del
régimen definitivo del 2024 y 1,5 veces la base monetaria en sentido amplio.
“En ningún caso recurrirá el Estado
a efectuar negociación alguna capaz de perturbar la
regulación del numerario y de
alterar el valor de la moneda establecido por la ley”.
Artículo propuesto por Juan Trejo
Quirós, página 4 del Acta 131.
CAPÍTULO 3. PROYECCIONES Y ACCIONES
DE POLÍTICA
A continuación,
se presentan las proyecciones macroeconómicas para el periodo 2025-2026109
y los riesgos, cuya materialización condicionaría su realización.
109 Este informe incorpora la
revisión de las proyecciones para el 2025 con respecto a lo previsto para ese
año en el informe de octubre pasado e incluye, por primera vez, estimaciones
para el 2026.
Los organismos financieros internacionales
estiman que en el bienio 2025-2026 la economía mundial
registraría un crecimiento moderado, prácticamente igual a lo previsto en el IPM de
octubre del 2024. Además, prevén que la inflación global continuaría la senda decreciente
y convergería a los objetivos fijados por los bancos centrales, en forma
más pronta
en las economías avanzadas.
La economía nacional crecería 4,0%,
en promedio, durante el bienio 2025-2026 (4,1% en el primero de estos años y 4,0% en el segundo). Si bien ello significa
una moderación con respecto al crecimiento estimado para el 2024 (4,3%), esas tasas son
altas en relación con las previstas para los principales socios comerciales del país. El
aumento en la producción sería impulsado principalmente por la demanda interna.
El déficit de la cuenta corriente se
ubicaría en el bienio 2025-2026, en promedio, en 1,5% del PIB, similar al resultado del 2024, pero particularmente para el
2025 sería menor en 0,2 p.p. a lo previsto en el informe de octubre pasado. Al igual que en
años previos, ese déficit sería más que cubierto con ahorro externo de largo plazo.
Las proyecciones fiscales para el
bienio 2025-2026 suponen mejores resultados (mayor superávit primario y menor déficit financiero) en comparación con el
2024, lo cual mantiene el compromiso de las autoridades fiscales con el objetivo de
lograr la sostenibilidad de la deuda del gobierno central.
Las proyecciones presentadas en este
informe están sujetas a riesgos que, de materializarse,
desviarían la inflación de la trayectoria central. En esta ocasión, los riesgos
están
sesgados a la baja.
3.1. Proyecciones para la economía
internacional
El crecimiento económico mundial
estimado para el 2025-2026, si bien similar al del año previo, es considerado
como modesto por parte de los organismos internacionales. Este crecimiento se
daría en un entorno de mayor incertidumbre y de un proceso de desinflación que
se ha desacelerado; por tanto, las previsiones contemplan tasas de interés
internacionales más altas de lo previsto en el IPM de octubre pasado.
En
sus publicaciones de enero del 2025, en términos generales, los organismos
internacionales mantuvieron su estimación de crecimiento económico para
el bienio 2025-2026 (Gráfico 23 y Cuadro 3) con respecto a lo publicado en sus
informes previos. El FMI proyectó un crecimiento medio para el bienio de 3,3%,
mientras que el Banco Mundial lo ubicó en torno a 2,7, en un contexto en el que
la inflación se acerca a las metas de los bancos centrales y la flexibilización
monetaria gradual apoya la actividad económica, tanto en las economías
avanzadas como en las emergentes y en desarrollo.
Para
los Estados Unidos, principal socio comercial de Costa Rica, los citados
organismos ajustaron al alza sus perspectivas de crecimiento para el 2025, dado
la evolución del gasto del consumidor y un mercado laboral más “fuerte” de lo
previsto en el 2024; para el 2026 la tasa se moderaría y ubicaría el nivel de
actividad económica en torno a su nivel potencial.
El
FMI prevé un crecimiento para ese país de 2,7% en el actual año y de 2,1% en el
próximo, mientras que para el Banco Mundial esas tasas se sitúan en 2,3% y 2,0%
en igual orden.
Estas
proyecciones si bien muestran un comportamiento similar a lo estimado por los
miembros del Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos, difieren en
magnitud; en su informe de diciembre último la Reserva Federal contempló un
crecimiento de 2,2% para el 2025 y de 2,0% para el siguiente año110.
110 Para el 2025, el valor corresponde al límite superior de la
tendencia central, mientras que para el 2026 es la mediana. Los valores
provienen de las estimaciones de cada participante del Comité Federal de
Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés).

Para
la zona del euro, ambos organismos ajustaron a la baja su estimación para el
2025 y esperan un crecimiento de 1,0%. Esta revisión a la baja es determinada
por una actividad más débil de lo previsto a finales del 2024, en especial en
el sector manufacturero, así como el aumento de la incertidumbre sobre el
panorama político y los efectos de una guerra arancelaria.
Para
el 2026 estiman una ligera aceleración que la justifican por una mayor
fortaleza de la demanda interna, a medida que se relajan las condiciones
financieras, mejora la confianza y se disipa la incertidumbre.
Por
el contrario, para China tanto el FMI como el Banco Mundial ajustaron al alza
sus previsiones para el 2025, a 4,6% y 4,5%, (desde 4,5% y 4,1%),
respectivamente. Esto debido al impulso que daría a la actividad económica las
recientes medidas de apoyo anunciadas por las autoridades, comentadas en el
capítulo 1 de este informe, y el alto crecimiento de las exportaciones a
finales del año pasado. No obstante, prevén que el consumo continúe débil dada
la fragilidad tanto del mercado laboral como de la confianza de los
consumidores, y la pérdida en la riqueza asociada a la caída en los precios
inmobiliarios.
Para
el 2026 esperan una ligera desaceleración. De los riesgos asociados a estas perspectivas
de crecimiento destacan los relativos a las relaciones comerciales con Estados
Unidos.
Para
América Latina y el Caribe, a pesar de la desaceleración prevista en las
principales economías de la región, ambos organismos estiman que el crecimiento
se aceleraría levemente a 2,5% en el 2025 y a 2,7% en el 2026, conforme mejore
el desempeño macroeconómico en Argentina (recuperación económica y reducción de
la inflación). Los precios de los productos básicos111 incentivarían
el esfuerzo exportador de la región.
111 Específicamente, el Banco Mundial, en su informe
"Perspectivas económicas mundiales", prevé que los precios de los
metales se mantendrán estables, en niveles muy por encima de los anteriores a
la pandemia, lo cual respaldaría las inversiones en particular de los metales
vinculados a la transición verde. Esto favorecería a países como Chile y Perú.
El repunte de la inversión sería menos favorable en los exportadores de energía.

En
cuanto a la inflación mundial, el FMI espera que continúe a la baja, apoyada
por el descenso en los precios de la energía y el efecto sobre la demanda del
enfriamiento gradual de los mercados laborales. Los precios al consumidor
pasarían de crecer 5,7% en el 2024 a 4,2% en el 2025 y 3,5% en el 2026 (Gráfico
24). Asimismo, prevé la convergencia de la inflación hacia la meta de los
bancos centrales más pronto en las economías avanzadas que en las emergentes y
en desarrollo.

En
cuanto al precio internacional de las materias primas, en este informe se
estima para el 2025 un incremento de 2,2% en el precio del barril del petróleo
y una caída de 1,3% en el precio de los granos básicos (Cuadro 4),
comportamiento que está de acuerdo con lo manifestado por la Organización de
Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y la Organización de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
La
primera entidad112 estima que en el año en comentario la demanda
neta de petróleo aumentaría en 300.000 barriles diarios con respecto al 2024113,
lo cual presionaría al alza su precio. De igual modo, para el 2026 proyecta un
aumento en la demanda neta, pero por un monto menor (200.000 barriles diarios).
112 "OPEC Monthly Oil Market Report", enero 2025.
113 Esto debido a una mayor demanda para transporte (viajes
aéreos y por carretera) y el impulso en las actividades industriales, agrícolas
y de construcción en los países no pertenecientes a la OCDE.
La
FAO114 redujo ligeramente su estimación de la producción mundial de
cereales para el periodo 2024/2025, debido a revisiones a la baja en maíz
(rendimientos inferiores a los previstos en los Estados Unidos y la Unión
Europea) y trigo (menor rendimiento en la Unión Europea ante condiciones
excesivamente húmedas). Sin embargo, esa sería la segunda producción más alta
de la historia y permitiría que la reducción de los precios registrada en el
2024 se prolongue durante el 2025.
114 Nota informativa de la FAO sobre la oferta y la demanda de
cereales, diciembre 2024.
Para
el 2026, la FAO estima un ligero incremento en el precio de los granos que
estaría explicado por la menor expansión de las superficies de siembra en el
periodo debido a la reducción de precios esperado para el 2025.
Los
principales supuestos del entorno externo se calculan con base en la
información disponible a enero del 2025 y, aunque toman en consideración la
elevada incertidumbre en torno a las medidas anunciadas por la nueva
administración del gobierno estadounidense, no incorporan ningún supuesto sobre
sus implicaciones específicas, o posibles cambios de estas, en las variables
incluidas.

La
proyección del 2025 fue mal consignada en el documento publicado el 30 de enero
del 2025; por tanto, el valor de 0,0%fue sustituido por 0,2%.
(Incorporado el párrafo anterior mediante Fe de erratas y
publicada en La Gaceta N° 31 del 17 de febrero del 2025, página N° 2)
3.2.
Proyecciones para la economía nacional
La economía nacional crecerá en promedio 4,0% durante el
bienio 2025-2026, impulsada principalmente por
la demanda interna.
Las
proyecciones económicas indican una moderación en el crecimiento del PIB en
comparación con el 2024; en el 2025 crecería 4,1% y en el siguiente 4,0%. A
pesar de la desaceleración, se espera que la economía continúe con tasas de
crecimiento relativamente altas, impulsadas por la fortaleza de la demanda
interna y el flujo continuo de inversión directa. Sin embargo, factores como
tensiones geopolíticas, disputas comerciales globales y fenómenos climáticos
extremos, podrían afectar estas proyecciones.
La
tasa de crecimiento estimada para el 2025 considera un aumento de 4,2% en la
demanda interna, ligeramente inferior a lo estimado para el 2024, pero superior
al 4,0% planteado en el informe de octubre del año anterior. Este incremento
obedece a una mayor expansión del consumo de los hogares y de la inversión
privada. Las exportaciones mantendrán un crecimiento significativo, aunque a un
ritmo más lento debido a la desaceleración económica de los principales socios
comerciales.
A
pesar de la moderación en algunos sectores, dentro de los países miembros de la
OCDE, Costa Rica se posicionaría con uno de los crecimientos económicos más
altos en el 2025.
Para
el 2026, se espera una leve desaceleración en la tasa de crecimiento del PIB,
con el gasto privado como principal motor de la actividad económica, seguido
por el incremento de la inversión.
Según los componentes del gasto, el consumo sería el
principal motor del crecimiento estimado
para el bienio. Además, influiría en dicho resultado la aceleración en la
formación bruta de capital fijo y el crecimiento moderado del consumo del
gobierno. La demanda externa y las importaciones se
desacelerarían en comparación con el 2024.
Según
componentes del gasto destaca lo siguiente (Cuadro 5):
1. Consumo. Se
estima un crecimiento de 3,9% en el 2025 y 4,0% en el 2026, impulsado por el
aumento del ingreso personal disponible real115. La mayor
contribución al crecimiento del consumo se espera en los servicios, seguidos
por los bienes no duraderos.
En el caso de los bienes duraderos,
como vehículos, se anticipa una contención, especialmente en el primer año,
debido a la demanda extraordinaria registrada durante el periodo 2023-2024.
115 En el bienio las proyecciones contemplan un crecimiento
promedio del ingreso personal disponible real en el bienio de 3,9%, explicado
por el crecimiento de la actividad económica y una ganancia promedio de 0,3% en
la relación de precios de intercambio.
2. Consumo del Gobierno. Crecería
0,8% en el 2025. Si bien las entidades públicas dedicadas a las actividades de
Administración y Enseñanza Pública continuarían sujetas a la política de
contención del gasto, tanto en las remuneraciones como en la compra de bienes y
servicios, de acuerdo con lo contemplado en el Presupuesto Nacional, habría una
mayor contratación en el Poder Judicial, el Tribunal Supremo de Elecciones y el
Ministerio de Seguridad, que contribuiría a la revisión al alza del gasto
público en 0,1% con respecto al informe anterior.
Para el 2026 se supone que todas las
entidades públicas aplicarán la directriz sobre la contención en las
remuneraciones y en la compra de bienes y servicios. En particular, se estima
una leve desaceleración en la contratación de nuevas plazas con respecto a lo
estimado para el 2025, que implicaría un crecimiento de 0,7% en esta variable.
3.
Formación bruta
de capital fijo. Se estima una aceleración en la tasa de crecimiento con respecto al 2024 (de 4,3% a 6,8% en el 2025 y a 7,0% en
el 2026), relacionada, principalmente, con el aumento de la inversión privada
en maquinaria y equipo de origen importado, orientado a actividades de
manufactura y servicios. Por otro lado, las nuevas construcciones privadas116
mostrarían un menor ritmo de crecimiento, pero las construcciones públicas117
mostrarían mayor impulso.
116 Según la evolución de los permisos de construcción, se
proyecta una tasa moderada en comparación con el año previo (3,5% en el 2024,
2,6% y 2,9% en los siguientes). Este comportamiento responde a un crecimiento
contenido en la edificación de viviendas para hogares de ingresos medios y
altos, ligeramente compensado por el aumento en la construcción del segmento no
residencial
117 La inversión en obra pública crecería 4,8% y 4,1% en el 2025
y 2026, respectivamente (2,2% en el 2024).
asociados
al Programa de Infraestructura Vial y Movilidad Urbana Conectividad Resiliente,
II Etapa Programa Red Vial Cantonal CCLIP, Programa de Infraestructura de
Transporte, el inicio del Proyecto de Abastecimiento de Agua para la Cuenca
Media del Río Tempisque y Comunidades Costeras, la continuación de obras de
generación eléctrica y proyectos municipales.
En
el 2025 estaría determinado por las obras del Programa de Emergencia para la
Reconstrucción Integral y Resiliente de Infraestructura, la continuación de la
Ampliación de la Ruta Nacional 32, obras de generación eléctrica (en particular
Borinquen, el proyecto de energía geotérmica en la Cordillera de Guanacaste) y
proyectos viales (Programa de Infraestructura Vial y Promoción de Asociaciones
Público-Privadas, II Etapa Programa Red Vial Cantonal CCLIP, Programa de
Infraestructura Vial y Movilidad Urbana Conectividad Resiliente).
La
menor tasa para el 2026 estaría influida por la conclusión de la Ampliación de
la Ruta Nacional 32 y del Programa de Integración Fronteriza, efecto
parcialmente compensado por la inversión en proyectos viales
4. Demanda externa. El
crecimiento de las exportaciones de bienes durante el bienio sería más moderado
que en el 2024, en línea con la desaceleración esperada de los principales
socios comerciales. Este comportamiento también estaría influido por el efecto
base de las ventas de las empresas del régimen especial, que registraron un
incremento cercano al 14,2% entre el 2022 y el 2024, así como por el destacado
desempeño de las exportaciones de piña, que alcanzaron en el 2024 un valor
medio exportado de USD 112 millones, superior al promedio de los cinco
años previos (USD 86,2 millones).
Para las exportaciones de servicios,
se efectuó una revisión a la baja en el crecimiento del 2025, debido a la
moderación en los servicios vinculados al turismo, y a los servicios
profesionales y de informática, en comparación con las estimaciones del informe
anterior. No obstante, el desempeño de este rubro durante el bienio superaría
lo estimado para el 2024, impulsado principalmente por los servicios
profesionales y de apoyo a empresas extranjeras.
5.
Importaciones. Para el bienio se proyecta una
aceleración en el crecimiento de las importaciones
de bienes, propiciada por la recuperación en las compras de materia prima,
mayor inversión en bienes de capital por parte de empresas del régimen especial
y el consumo. En cuanto a las importaciones de servicios, su crecimiento sería
inferior al del 2024 y estaría relacionado, principalmente, con la caída en la
importación de servicios profesionales, de apoyo e información en el 2025,
aunado al menor aumento del turismo emisor en ambos años.

Las
actividades que, debido a su importancia relativa, más aportarían al aumento
del PIB serían los servicios empresariales, manufactura, comercio, transporte y
hotelería y restaurantes.
Por
actividad económica (Cuadro 6) se tiene lo siguiente:
1. Servicios empresariales. Se estima un crecimiento promedio para el 2025-2026 de 5,6%,
favorecido por las actividades de consultoría en gestión financiera, de apoyo a empresas
que ofrecen servicios al mercado externo, así como servicios de publicidad y
servicios jurídicos de empresas del régimen definitivo que suplen la demanda interna.
2. Manufactura. En el bienio el crecimiento de esta actividad se moderaría
con respecto al 2024 en cerca de 1,3 p.p., mayormente por la evolución
esperada de la demanda externa por bienes manufacturados
del régimen especial y, en menor medida, en la demanda de empresas del
régimen definitivo que producen para el mercado interno.
3. Comercio. Se estima que en el bienio la actividad comercial crezca a
un nivel ligeramente inferior al del 2024, comportamiento que se
corresponde con la evolución prevista para la importación de
bienes de consumo118, así como con el desempeño en las
actividades agropecuarias, hoteles, restaurantes y la construcción.
118 Las compras de bienes de consumo importados, como vehículos,
productos alimenticios, farmacéuticos y textiles, registraron un incremento
cercano al 12,6% en el 2024. Para el bienio 2025-2026, se prevé un incremento
en torno al 8%.
4. Transporte. Para el bienio 2025-2026 se estima un crecimiento promedio
de 7,6%. Este desempeño es acorde con el crecimiento previsto para el
comercio exterior de mercancías, el transporte de carga, actividades de apoyo al
transporte que incluyen servicios de peaje, aeropuertos y
puertos. Además, se espera una estabilidad en el servicio de transporte
terrestre de personas, particularmente en los segmentos de taxis y
autobuses.
5. Hoteles y restaurantes. El crecimiento en el bienio estaría impulsado
especialmente por el crecimiento en los servicios de hotelería ubicados en
zonas costeras y algunas áreas de montaña, el desempeño
positivo de restaurantes en el Gran Área Metropolitana, especialmente en
cadenas de comida rápida, y el aumento en los servicios de alimentos
especializados para grupos corporativos.
6. Construcción. En el bienio crecería en promedio
2,9%. Como se comentó anteriormente, en adición a la desaceleración en el ritmo
de crecimiento de la construcción con destino privado, se espera un impulso
mayor de la inversión pública por la continuación de la construcción de carreteras,
caminos y puentes, así como obras para atender servicios básicos de
electricidad y agua.
7. Agropecuario. Se estima una tasa media para el bienio de 1,8%, que
supone un crecimiento moderado en la producción exportable de piña y
banano, además de vacuno. Esta última, sería beneficiada por la eliminación de
los aranceles a los productos lácteos para su ingreso al mercado de Estados
Unidos. A pesar de eso, se mantiene el riesgo de afectación
debido a posibles condiciones climáticas adversas producto del fenómeno
climático ENOS en su fase La Niña119, presentes desde la segunda
parte del 2024 y que podrían afectar el rendimiento por hectárea de actividades
con orientación al mercado local.
119 La fase neutra del ENOS sigue presente; de ocurrir el posible
establecimiento de la fase de La Niña, sería en el primer trimestre del 2025.
Además, el mar Caribe y Atlántico Norte continúan cálidos y esta condición se
mantendrá al menos hasta marzo del presente año. Pronóstico Estacional enero–marzo 2025, pág. 1, Instituto Meteorológico Nacional.

El
Gráfico 25 resume el crecimiento estimado para el PIB en este informe para los
años 2025 y 2026, tanto por componentes del gasto como por actividad económica.

Por régimen de comercio,
la desaceleración de la actividad económica se explica por el comportamiento del
régimen especial.
La
producción del régimen definitivo, que representa alrededor del 86% del PIB,
mostró un crecimiento relativamente estable en el lapso 2022-2024, cercano a
3,8%, que se estima se mantendrá en el bienio 2025-2026. Por su parte, la
actividad del régimen especial, que constituye el 14% restante, registró un
incremento de más de dos dígitos en el 2023 y luego se empezó a desacelerar,
por lo cual se estima que en el bienio registraría un aumento en torno a 5,4%
(Gráfico 26.A).
El
comportamiento previsto para el régimen especial explica la desaceleración
proyectada para el PIB en el bienio con respecto al 2024. Tal como se aprecia
en el Gráfico 26.B, en el bienio el aporte al crecimiento del régimen
definitivo es similar al del 2024 mientras que el del régimen especial es
menor.

En
el bienio 2025-2026, el déficit de la cuenta corriente se ubicaría en promedio en
1,5 del PIB, similar al resultado del 2024. Esta brecha sería más que cubierta
con ahorro externo de largo plazo, como ha sido característico en las últimas
dos décadas.
El
déficit de la cuenta de bienes alcanzaría en ese bienio una razón media con respecto
al PIB de 4,4%, levemente superior a la del 2024 (Cuadro 7). No obstante, las
estimaciones para el 2025 fueron revisadas a la baja en 0,6 p.p. en relación
con lo indicado en el informe previo, ante el comportamiento reciente de las
cifras de comercio exterior, que mostraron mayores exportaciones y menores
importaciones120.
120 Esta revisión incorpora el aumento en las perspectivas de
crecimiento de los principales socios comerciales del país (de 2,2% a 2,4% para
el 2025) así como la desaceleración prevista en el crecimiento de la economía
doméstica.
El
crecimiento de las exportaciones estaría liderado por las empresas adscritas a
los regímenes especiales, con una variación media en el bienio de 8,9%. Esta
tasa es moderada en comparación con lo observado en años previos,
caracterizados por el extraordinario incremento en las ventas de estas empresas
(19,5% en promedio para el periodo 2021-2024).
Las
exportaciones del régimen definitivo mostrarían tasas similares a las del 2024,
en promedio 5,0% en los bienes agrícolas y 4,0% en los manufacturados.

Aun
cuando el crecimiento de las importaciones fue revisado a la baja en relación
con lo indicado en octubre, esa tasa mantiene la aceleración con respecto al
2024, fundamentalmente, por el impulso en las compras de las empresas del
régimen especial de comercio, cuya tasa media anual (11,7%) contrasta con la
caída de 5,3% en el 2024.
En
lo que corresponde al régimen definitivo sin considerar hidrocarburos, se
supone un crecimiento medio anual de sus compras externas de 8,4% (10,7% en el
2024), determinado principalmente por bienes de consumo y de capital.
Específicamente,
para la compra de hidrocarburos se prevé que en el bienio continuaría la
contracción observada desde el 2023, luego del crecimiento excepcional que
mostrara en el 2022 ante el incremento en los precios internacionales del
producto. Este resultado combina el efecto de una reducción media en los
precios de la mezcla de producto terminado (2,2% en promedio para el bienio con
respecto al precio del 2023) y de la cantidad de barriles (1,0%).
El
superávit promedio anual de la cuenta de servicios ascendería a USD 11.196,6
millones (10,7% del PIB, similar a la relación del 2024). Como ha sido usual,
sobresalen la cuenta de viajes y los servicios de apoyo empresarial, de
telecomunicaciones, de informática y de información. Las estimaciones para este
bienio fueron ajustadas a la baja en relación con lo supuesto en octubre
pasado, particularmente en el rubro de ingreso de turistas121 y en
los servicios de manufactura.
121 Según los datos del Instituto Costarricense de Turismo
(ICT) disponibles en diciembre último.
La
retribución a los factores de producción propiedad de no residentes, se estima
crecerá a una tasa media de 3,8%, para ubicarse en 8,3% del PIB (8,6% en el
2024). Esta moderación está asociada con la disminución esperada en las tasas
de interés internacionales.
En el bienio 2025-2026 el ahorro externo neto alcanzaría, en
promedio, el equivalente a 2,3%
del PIB, cercano a lo observado en el 2024 y que permitiría mantener la razón
de activos de reserva a PIB en torno a 14,9%.
El
financiamiento externo estaría dirigido, en mayor medida, al sector privado,
que en promedio recibiría el equivalente a 1,9% del PIB, en tanto que para el sector
público el ingreso medio alcanzaría 0,4% del PIB, destinado principalmente al
Gobierno Central.
El
ahorro externo neto al sector privado es clasificado en este informe como
flujos de inversión directa (ID) y otros flujos financieros. En el primero de
los casos, se espera que se ubiquen, en promedio, en 5,1% del PIB, razón
similar a la media de los cinco años previos122.
122 Para el 2025 la proyección fue revisada al alza en
relación con lo previsto en el informe de octubre, dada la evolución reciente
de la ID y el crecimiento previsto para las exportaciones de las empresas
amparadas a los regímenes especiales.
Para
el resto de los flujos financieros la proyección contempla una salida de
recursos equivalente a 3,1% del PIB, en promedio, similar a lo observado en el
2024 y que en buena medida se asociaría a movimientos del sector financiero
costarricense.
El
financiamiento externo estimado para el bienio, en conjunto con las previsiones
para el déficit de la cuenta corriente, permitiría la acumulación de activos de
reserva hasta alcanzar un saldo promedio equivalente a 14,9% del PIB. En este
contexto el indicador de seguimiento de reservas presentaría un valor medio de
149,5% del nivel mínimo adecuado definido por la Junta Directiva del BCCR.
Las proyecciones fiscales para el bienio 2025-2026 suponen
mejores resultados (mayor superávit
primario y menor déficit financiero) en comparación con el 2024, por lo que se
mantiene el proceso de consolidación de mediano plazo.
Según
las estimaciones del MH123, los resultados primario y financiero
como proporción del PIB en el 2025 se ubicarían en 1,5% y -3,1%,
respectivamente y en 1,7% y -2,7% un año después (1,3% y -3,5% en el 2024)124.
Estos resultados permitirán continuar con la senda decreciente de la relación
deuda de Gobierno a PIB (Cuadro 8).
123 Corresponde a una revisión preliminar de las proyecciones
fiscales preparada por el MH en diciembre del pasado año y que se mantendrán
hasta que se disponga de los resultados completos del 2024. El MH está en proceso
de revisión de las proyecciones 2025-2030 para su Marco Fiscal de Mediano Plazo
que serán publicadas en marzo del año en curso.
124 Datos estimados por el MH en diciembre del 2024.
Las
proyecciones incorporan los siguientes supuestos:
a. Los ingresos totales y
tributarios crecerían a una tasa promedio de 5,5% y 6,7% en el 2025 y 2026125,
respectivamente, por encima del crecimiento promedio del PIB nominal. Dado lo
anterior, la carga tributaria promedio equivaldría a 13,2% del PIB (13,4% en el
2024)126.
125 Los rendimientos en ingresos previstos por la Ley 9.635 se
alcanzaron en su totalidad, por lo cual, a partir de estos años no se
contemplan recursos adicionales.
126 Los ajustes a la baja contemplados, especialmente para el
2025, se registran en el impuesto sobre ingresos y utilidades y, en menor
medida, en el impuesto al valor agregado.
b. El gasto total y el primario
aumentarían 3,7% y 4,2%, en promedio, durante el bienio, lo que ubicaría su
razón media con respecto al PIB en 17,7% y 13,2%127, en el orden mencionado;
esas tasas son menores a las previstas en el IPM de octubre pasado.
La contención del gasto se
manifestaría en las transferencias corrientes y de capital, y en el pago de
intereses de la deuda. Lo anterior, a pesar de que en el ejercicio económico
2025 se mantendrá el control sobre el gasto total mientras que en el 2026 el
control se aplicaría sobre el gasto corriente128, esto debido a que en el 2024
la deuda del gobierno central como proporción del PIB no superó 60%.
Las proyecciones de la evolución de
deuda del Gobierno Central con respecto al PIB prevén para el 2025 una relación
de 59,8% similar al estimado por el MH para el 2024, y una caída de 1,0 p.p. en
el 2026 (58,8%).
d.
El pago de intereses empezaría a
disminuir en el 2025. En el bienio registraría un crecimiento medio de 2,3% y
como proporción del PIB se ubicaría en 4,6% en el 2025 y 4,4% en el 2026. Esta
reducción parte de la generación de superávits primarios y tasas de interés
menores para la colocación de su deuda, dadas las mejoras en la calificación
crediticia.

De
acuerdo con el comportamiento fiscal proyectado, que contempla la generación de
superávit primarios y una menor carga de intereses, el requerimiento bruto de
financiamiento del Gobierno Central sería decreciente en términos del PIB (8,1%
en el 2025 y 7,6% en el 2026), lo que reducirá las presiones del MH sobre el
mercado local de fondos prestables. Al desagregar la deuda por su fuente de
financiamiento, el componente interno continuará como la fuente principal, en
especial mediante emisiones de títulos valores129.
129 No obstante, el MH prevé tanto para el 2025 como para el
2026 una nueva emisión de deuda en los mercados externos por USD 1.000 millones en cada año,
contemplada en el proyecto de ley 24.462 (Modificación de la Ley No. 10.332,
autorización para emitir títulos valores en el mercado internacional),
propuesta que está en discusión en la Asamblea Legislativa. Adicionalmente, el
MH prevé el ingreso de desembolsos de apoyo presupuestario por USD 843 y USD 503 millones en el 2025 y 2026, en ese orden. De no
cumplirse estos supuestos, deberá acudir al mercado doméstico, lo que podría
presionar al alza las tasas de interés locales.
Se estima que tanto la inflación general como la subyacente
retornarán al rango que contiene
la meta en el tercer trimestre del 2025.
En
este informe, el horizonte de pronóstico relevante para la política monetaria
comprende desde el primer trimestre del 2025 hasta el cuarto del 2026 y las
proyecciones incorporan una postura de política monetaria cuyo objetivo es que
en el mediano plazo la inflación converja a la meta definida por la Junta
Directiva del BCCR (3% ± 1 p.p.).
Los
modelos de proyección del Banco Central señalan que, en términos interanuales, tanto
la inflación general como la subyacente, mostrarán una aceleración
especialmente durante los primeros meses del 2025, para converger a valores
coherentes con el rango que contiene la meta en el tercer trimestre del 2025.
La
valoración de riesgos se mantiene inclinada a la baja; es decir, existe una
probabilidad mayor de que la inflación, general y subyacente, se ubiquen por
debajo del valor central proyectado130. No obstante, si se compara
con lo estimado en octubre pasado, esa probabilidad es ahora menor.
130 Las trayectorias son generadas a partir del modelo
macroeconómico del BCCR, con información a enero del 2025 de proyecciones de
precios internacionales de materias primas, tasas de interés, crecimiento e
inflación de los principales socios comerciales de Costa Rica, entre otras, y
toman en cuenta la respuesta de la TPM, modelada mediante una regla tipo
Taylor. El horizonte de 8 trimestres permite considerar los rezagos con que
opera la política monetaria.
La
inflación general en términos interanuales del cuarto trimestre del 2024
(-0,01% en promedio) resultó inferior a lo estimado en el IPM de octubre del
2024. En este resultado se compensaron dos efectos, una disminución en el
precio internacional de algunas materias primas, en especial el petróleo, y un
aumento en el precio de los alimentos, principalmente los agrícolas de
producción local, por factores climatológicos. En cuanto a la inflación
subyacente, el resultado observado en el cuarto trimestre del 2024 (0,7%)
resultó inferior a lo estimado en octubre pasado131.
131 En el Informe de Política Monetaria de octubre de 2024, se
estimó que en el cuarto trimestre del 2024 la inflación general se ubicaría en
promedio en 0,1%, y la subyacente en 1%.
Las
expectativas de inflación, uno de los determinantes macroeconómicos de la
inflación, tenderían a ubicarse en torno a 2,5% en promedio en el horizonte de
proyección. La brecha del producto, otra de las variables que explican la
inflación en el corto y mediano plazo, se mantendría en valores ligeramente
positivos, pero sin representar excesos de demanda agregada que desvíen la
inflación de su meta.
El
comportamiento comentado de los principales determinantes macroeconómicos de
inflación conduciría a que, en términos interanuales, tanto la inflación general
como la subyacente se ubiquen en 2,3% como promedio para todo el horizonte de
proyección. (Gráfico 27.A y 27.B).

El
ahorro financiero y el crédito al sector privado aumentarían de conformidad con
el crecimiento real previsto para la actividad económica y la meta de
inflación.
Dada
la meta de inflación, así como el comportamiento previsto para las cuentas de
producción, la liquidez total crecería a una tasa anual de 7,2% en el 2025 y
7,1% en el 2026, lo que permitiría un crecimiento anual del crédito al sector
privado de 7,0% y 7,1% en esos años, en su orden.
El
aumento del crédito ocurriría tanto en moneda nacional como extranjera; sin
embargo, se supone un menor crecimiento del crédito en dólares en el bienio
(6,5% y 6,0% en el 2025 y 2026, respectivamente) en comparación con el 2024
(9,9%), lo que desaceleraría el proceso de dolarización relativa del crédito
observado desde el 2023. Este menor crecimiento previsto en el crédito en
moneda extranjera sería el resultado de la reducción esperada en las tasas de
interés activas en colones del sistema financiero (comportamiento inducido por
las reducciones aplicadas en la TPM en el bienio previo), que llevaría a un
mayor crecimiento relativo del crédito en moneda nacional en comparación con la
dinámica de las operaciones en dólares.
El
Cuadro 9 presenta un resumen de las proyecciones de las principales variables
macroeconómicas incluidas en este informe.

3.3. Balance de riesgos del
pronóstico macroeconómico
La
actualización de las proyecciones de las principales variables macroeconómicas
para el horizonte de pronóstico se realizó con la información disponible a
enero del 2025. Como es habitual en toda proyección macroeconómica, existen
riesgos inherentes tanto al contexto externo como al interno que podrían
desviar el escenario macroeconómico central contemplado en este informe. De
materializarse estos riesgos, la inflación podría desviarse tanto a la baja
(riesgos a la baja) como al alza (riesgos al alza) con respecto al valor
central proyectado.
Riesgos a la baja
1. Un escenario en el que las tasas
de interés internacionales sean mayores por más tiempo podría llevar a un
crecimiento de la economía mundial inferior al proyectado en este ejercicio, en
particular de los principales socios comerciales del país, con el consiguiente
efecto negativo sobre la demanda externa. Esto desaceleraría el crecimiento
económico local y disminuiría las presiones inflacionarias.
2. Un traspaso menor y más lento de
las reducciones en la TPM a algunas de las tasas de interés activas del sistema
financiero, en comparación con lo observado históricamente en Costa Rica,
afectaría negativamente la actividad económica, lo que reduciría las presiones
de la demanda interna sobre los precios.
Riesgos al alza
1. Posibles restricciones
comerciales ante las tensiones entre los países del G7 y China o un
escalamiento de los conflictos geopolíticos actuales, podría aumentar la
fragmentación del comercio global. Esto generaría disrupciones adicionales en
las cadenas de suministro y aumentaría la volatilidad de los precios de las
materias primas, especialmente del petróleo y los alimentos, lo que, como en
otros episodios similares, se trasladaría a mayores costos de producción y
presiones inflacionarias.
2. Condiciones climáticas extremas,
como el desarrollo del fenómeno ENOS en su fase
La Niña entre febrero y abril del
2025 tendría un impacto negativo en la producción agrícola y en otras
actividades dependientes del clima, tanto a nivel local como internacional.
Esto no solo reduciría la oferta de ciertos productos básicos, lo que elevaría
sus precios, sino que también generaría mayores costos en la cadena de
suministro agrícola y energética, y con ello se amplificarían las presiones
inflacionarias.
3.4. Acciones futuras de política
monetaria y funcionamiento del mercado cambiario
La
Junta Directiva del BCCR reafirma su compromiso con la estabilidad de precios, condición que promueve la estabilidad
macroeconómica e incide positivamente en el
crecimiento económico y en la generación de empleo. Por ello mantiene la
meta de inflación en 3%± 1 p.p.
El
BCCR hará los ajustes requeridos en la TPM para que la inflación retorne a
valores coherentes con esa meta. Lo
anterior basado en la valoración del comportamiento reciente y la trayectoria de los pronósticos de
la inflación y de sus determinantes macroeconómicos (brecha del producto y expectativas de inflación), así como de los
riesgos asociados a la proyección de
inflación.
También,
gestionará la liquidez del sistema financiero con el fin de reducir los excesos monetarios para evitar que su
persistencia genere presiones inflacionarias adicionales. Cabe señalar que no se anticipan presiones
monetarias, dados los vencimientos de la facilidad de crédito concedida por el BCCR en respuesta a los efectos
económicos de la pandemia, ha logrado
reducir significativamente los excesos monetarios.
Además,
buscará mejorar la comunicación con el público, con el fin de facilitar un
mejor entendimiento de la coyuntura
macroeconómica y de los elementos que sustentan las decisiones del BCCR en materia monetaria, cambiaria y de temas
relativos a la estabilidad y eficiencia
del sistema financiero. Con ello se busca contribuir a un proceso informado de construcción de expectativas
económicas, que facilite la convergencia de la inflación a la meta definida por el BCCR.
En
materia cambiaria, acorde con lo dispuesto en su Ley Orgánica, el BCCR
participará en el mercado cambiario
con el fin de atender los requerimientos propios y del sector público no bancario, así como para mitigar
fluctuaciones violentas en el tipo de cambio. En la medida que las condiciones del mercado cambiario lo permitan, procurará
fortalecer aún más el blindaje
financiero del país. Además, similar a como lo hace en los mercados de deuda y liquidez, continuará con el análisis
de eventuales cambios operativos que procuren el mejor funcionamiento de ese mercado y con ello, contribuya a un proceso
ordenado de formación de precios.