BANCO CENTRAL DE COSTA RICA
JUNTA DIRECTIVA
La Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica, en el
artículo 4 del acta de la sesión 6159-2023, celebrada el 20 de diciembre del
2023, consideró que:
A. El artículo 2 de la Ley Orgánica del Banco Central de Costa Rica
dispone como parte de sus objetivos principales mantener la estabilidad interna
de la moneda nacional; esto es, procurar una inflación baja y estable.
La estabilidad de precios protege el poder adquisitivo de
la población, reduce los costos de transacción, de información y de
coordinación y, además, facilita el cálculo económico por parte de los hogares
y de las empresas.
Estas
condiciones favorecen la eficiente asignación de recursos en la economía y la
estabilidad macroeconómica; con ello se incide positivamente en el crecimiento
económico, en la generación de empleo y, en general, en el bienestar de la
población.
B. El Banco Central conduce su política
monetaria sobre la base de un esquema de metas de inflación. En este contexto,
la política monetaria tiene un carácter prospectivo y utiliza la Tasa de
Política Monetaria (TPM) como el principal instrumento para establecer su
postura de política.
Para decidir el nivel de la TPM, evalúa el comportamiento
reciente y la trayectoria de los pronósticos de la inflación y de sus
determinantes macroeconómicos. La decisión, además, considera el análisis de la
coyuntura económica, así como de los riesgos que identifica, sean internos o
externos, y cuya materialización podría desviar la inflación de su proyección
central.
C. En el ámbito internacional, si bien la
inflación continúa a la baja, los organismos multilaterales financieros y de
análisis económico estiman que sería hasta en el 2025 cuando, en general, la
inflación converja a la meta establecida por cada banco central.
En este contexto el tono restrictivo de la política
monetaria prevalece; no obstante, las decisiones han sido diferenciadas. Las
naciones avanzadas han pausado el incremento en sus tasas de interés de
referencia y, particularmente, la mayoría de los miembros del Comité Federal de
Mercado Abierto del Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos señaló su
intención de reducir el indicador en algún momento del 2024. Este anuncio
reforzó en días recientes la disminución en los rendimientos de los bonos del
Tesoro de Estados Unidos.
Por
su parte, las economías latinoamericanas, en general, han continuado con
reducciones graduales en su tasa de referencia.
D. En Costa Rica, la actividad económica
mantiene un crecimiento robusto. En octubre pasado el Índice Mensual de
Actividad Económica creció 6,6% en términos interanuales, para una tasa media
anual de 5,9% en los primeros diez meses del año. Al igual que en meses
previos, el impulso en la producción provino, en mayor medida, del régimen
definitivo, que interanualmente creció 5,5%. Si bien la producción de las
empresas amparadas a regímenes especiales de comercio aumentó 12,4%, como era
previsible, la tasa se ha moderado, si se le compara con el extraordinario
crecimiento que registró en el 2022.
Los indicadores del mercado laboral mejoran: el empleo
formal aumentó, las tasas de desempleo y subempleo disminuyeron y los salarios
reales han subido. Específicamente, en el trimestre móvil finalizado en
octubre, el desempleo y el subempleo fueron 7,7% y 4,5%, en ese orden; ambos
valores corresponden al mínimo registrado desde que se aplica la Encuesta
Continua de Empleo (julio 2010). Los salarios en términos reales, por su parte,
continúan su recuperación, pero sin alcanzar el nivel registrado previo a la
pandemia y con resultados diferenciados según sector institucional y nivel de
calificación.
E. En noviembre último, los indicadores
de inflación general y subyacente permanecieron por debajo del límite inferior
del rango de tolerancia alrededor de la meta (3,0% ± 1 punto porcentual). El
primero de ellos, por sexto mes consecutivo, registró una variación interanual
negativa, que en noviembre se ubicó en -1,6%, en tanto que el promedio de las
tasas interanuales de los indicadores de inflación subyacente se ubicó en 0,4%.
F. El comportamiento de los indicadores
de inflación durante los últimos meses es consecuente con la disipación de los
choques de oferta externos que impulsaron este macroprecio
en el 2022, donde destaca la reducción en los costos de transporte
internacional y de los precios de las materias primas. A esos factores se
agregan elementos de índole interno, como el efecto de las medidas restrictivas
de política monetaria y la apreciación del colón. No obstante, la información
más reciente refleja una persistencia mayor a la prevista de la variación
negativa de precios, explicada mayoritariamente por la reducción en los precios
de los alimentos.
La reversión de esos choques externos también quedó de
manifiesto en la evolución del Índice de Precios del Productor de la
Manufactura, cuya variación interanual en noviembre último fue de -5,7%. Ello
sugiere una menor presión por empuje de costos sobre los indicadores de
inflación al consumidor final.
G. Las expectativas inflacionarias continúan
dentro del rango de tolerancia alrededor de la meta. Las expectativas generadas
a partir de la encuesta que aplica el Banco Central se ubicaron en 2,0% y 3,0%
(mediana) a 12 y 24 meses, en ese orden, en tanto que las estimadas con base en
la negociación de títulos públicos en el mercado financiero costarricense (de
mercado) alcanzaron 2,6% para ambos horizontes. Las expectativas de inflación
de mercado a 3 y 5 años, con las cuales se evalúa el anclaje de esta variable,
desde enero pasado se posicionan, en promedio, en 2,9%.
H. Las proyecciones del Banco Central indican
que al término del 2023 la economía costarricense aún registraría deflación,
situación que se prolongaría durante el primer trimestre del 2024, pero con
valores cada vez menos negativos; se estima que la inflación retornará al rango
de tolerancia a inicios del segundo semestre del 2024.
I. Si bien con la
información disponible a la fecha existe espacio para reducir la TPM, persisten
riesgos de índole externo y local, cuya materialización podría desviar el
resultado de inflación de la senda antes proyectada. Estos riesgos obligan a
mantener la prudencia con respecto a los cambios en la TPM.
De los riesgos al alza destacan los asociados a choques
de oferta y a la fragmentación del comercio global, a su vez ligados con
fenómenos climatológicos y conflictos geopolíticos; estos últimos recientemente
exacerbados por los problemas de seguridad en el transporte marítimo de
mercancías en el mar Rojo. A lo interno, no se descarta una eventual
recomposición del portafolio de instrumentos financieros, cuya materialización
podría incrementar las expectativas de variación cambiaria y, por ende, las de
inflación, especialmente en un contexto de excesos de liquidez que hasta el
momento han sido gestionados en el mercado de dinero.
De igual forma existen riesgos a la baja, de los cuales
destaca un crecimiento económico de nuestros principales socios comerciales
menor al previsto en las estimaciones analizadas, en parte motivado por las
posibles implicaciones de algunos conflictos geopolíticos y la política
monetaria restrictiva que se ha prolongado más de lo esperado.
J. Con base en el análisis del
comportamiento reciente y esperado de la inflación y de sus determinantes
macroeconómicos, de la valoración de los riesgos y del rezago con que actúa la
política monetaria, la Junta Directiva buscará la neutralidad de la política
monetaria en el mediano plazo, cuando las circunstancias lo permitan.
K. Los cambios en la TPM han de ser
graduales y prudentes, para reaccionar oportunamente y en la dirección que
corresponda, si las condiciones macroeconómicas y la valoración de los riesgos
así lo requieren. dispuso por unanimidad
y en firme:
Reducir el nivel de la Tasa de Política Monetaria en 25
puntos base, para ubicarla en 6,00% anual a partir del 21 de diciembre del
2023.